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¿Estudios más demandados por el mercado laboral o cualificaciones más demandadas?
Artículo de opinión
Con frecuencia se tiende a dar una importancia destacada a los aspectos educativos de base, los motivacionales o vocacionales de la persona que va a desarrollar una determinada profesión, sin tener en cuenta cuáles son las necesidades reales existentes en el mercado laboral.
En otras ocasiones, se presta más atención a lo que las empresas están demandando del mercado laboral, sobre todo a muy corto plazo, sin otorgar la suficiente importancia a las aptitudes y competencias que posee el candidato y su capacidad para realizar con niveles de éxito y vocación un determinado trabajo.
Definir un equilibrio entre estas dos variables no es fácil. La práctica cotidiana de la orientación profesional y educativa arroja un gran número de situaciones de extraordinaria complejidad que, no obstante, deben ser tenidas muy en cuenta para desarrollar un servicio eficaz.
Tal vez por ello, se tiende a confundir, por ejemplo, la información contenida en el "catálogo de ocupaciones de difícil cobertura" como un indicador adecuado de orientación laboral, sin tener en cuenta que estos datos hacen referencia a una situación pasada que, previsiblemente, ya se está corrigiendo con el paso del tiempo en el momento preciso en que se ofrecen los datos.
En los últimos años, se ha observado cómo la distribución de los estudiantes, tanto en la nueva formación profesional, como en los niveles universitarios, experimenta cambios muy destacados en respuesta a las demandas del mercado laboral, y para ello, tan sólo asomarse a la oferta de los nuevos grados o masters de Bolonia o los ciclos de grado superior elaborados con las nuevas cualificaciones del Catálogo, para comprobar que el sistema educativo, al menos en su conjunto, ha hecho los deberes.
¿Qué hacer entonces? Lo que es necesario realizar en este momento es apostar por el futuro sobre la base de la información disponible, la que se elabora por los organismos especializados en prospectiva que merecen todo nuestro respeto.
Un estudio reciente del CEDEFOP, Centro Europeo de Formación Profesional, organismo dependiente de la Unión Europea en esta materia, titulado "Skills needs en Europa" con el horizonte en 2020, permite obtener una serie de recomendaciones fundamentales para quienes vayan a elegir una profesión en la actualidad y quieran acertar en el futuro muy próximo.
El estudio destaca, en primer lugar, que en la Unión Europea se producirá una intensa creación de empleo en las actividades del sector servicios, en tanto que la industria y la construcción apenas verán modificadas sus cifras actuales y la agricultura continuará perdiendo puestos de trabajo, dentro de su tendencia secular. Dentro de las actividades de servicios, se destacan por su fuerte tirón de empleo la "distribución y los transportes", los denominados "servicios no orientados al mercado", y de manera espectacular, se duplicará la ocupación en "actividades empresariales y servicios orientados a las empresas".
Del intenso aumento del empleo, unos 105 millones de puestos, de los cuáles 20 se corresponden a nuevo empleo y 85 a reemplazo de los trabajadores que se retiran o dejan el mercado laboral, más del 30% exigirán niveles altos de cualificación y otro 50% solicitará nivel medio de cualificación. La demanda de empleo de baja cualificación se limitará a un 18% del total.
Para tener en cuenta lo que estos cambios significan en términos cuantitativos, destacar que 41 millones de los empleos creados van a exigir un alto nivel de cualificación. Gerentes públicos y directivos de empresas, profesionales en sentido amplio, técnicos y profesionales de nivel intermedio, empleados administrativos, trabajadores de los servicios en la distribución comercial son, en líneas generales, las ocupaciones que, con diferencia, van a registrar un aumento más destacado en las cualificaciones de nivel elevado.
A partir de estas tendencias, no cabe duda que la actual estructura del empleo por niveles de cualificación tendrá que cambiar en respuesta a las demandas del tejido productivo. La formación continua, la adquisición de nuevas competencias y conocimientos aplicados al puesto o los puestos desempeñados, debe convertirse en una tarea primordial de los europeos en la próxima década.
Aprender a aprender es la mejor, y posiblemente, la única recomendación que los orientadores profesionales y laborales deben dar a sus candidatos durante los procesos individuales o grupales. El reto de los sistemas de formación y aprendizaje es orientarse de forma eficaz hacia este nuevo modelo que ya se encuentra entre nosotros, y del que no podemos apartarnos para no quedar atrás en el nuevo sistema de la globalización de la economía mundial.
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