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"En España no es que no haya predisposición a la movilidad, sino que se prefiere vivir donde uno tiene sus redes sociales (familia y amigos) e invertir mucho tiempo en transporte, antes que mudarse"

Entrevista


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Entrevista a Gerardo Meil. Profesor de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador del informe "Movilidad laboral y familia en Europa" elaborado para la Comisión Europea
¿Qué tipos de modalidad laboral existen? ¿Cuáles son las más frecuentes en nuestro país?

Por movilidad se ha entendido tradicionalmente sólo las mudanzas por motivos laborales, esto es, la emigración. Pero con la espectacular mejora de la infraestructura y de los medios de transporte, así como de las telecomunicaciones, se han vuelto más frecuentes y posibles otras formas de "movilidad recurrente". Estas son formas alternativas a la migración e implican, bien largos desplazamientos hasta el trabajo (más de 2 horas en ir y volver todos los días, denominados en inglés Long Distance Commuters) o pernoctar con mucha frecuencia fuera de casa, bien según una pauta fija (4 días a la semana, dos semanas continuas fuera de casa y una en casa, tres meses fuera y 9 en la residencia habitual, etc.), bien de forma más o menos aleatoria, según el tipo y condiciones de trabajo. Ejemplos de casos que hemos entrevistado: De Long Distance Commuters (LDC), profesores que viven en Valladolid y trabajan en Madrid; funcionarios de la Junta de Extramadura que viven en Cáceres y trabajan en Mérida. De Overnighter o pernoctadores: viven en San Sebastián y trabajan 5 días en Logroño por recolocación de la empresa; profesor que trabaja en la Universidad de Castilla – La Mancha y vive en Málaga; conductor de una máquina muy especial de construcción del AVE que trabaja 2 semanas en Turquía y tiene una semana libre de descanso para vivir con su familia en Granada; comerciales que viajan por España vendiendo productos. Hay quien combina varias formas: un directivo que viaja mucho (Ov), vive en la zona metropolitana de Madrid y trabaja en el centro (LDC) o ha tenido que mudarse por motivos de trabajo y viaja mucho.

Las formas más frecuentes en todos los países son las de movilidad recurrente, teniendo especial incidencia en España quienes invierten mucho tiempo en ir y volver al trabajo (comparativamente más que en otros países, salvo Bélgica). En este sentido, en España no es que no haya predisposición a la movilidad, sino que se prefiere vivir donde uno tiene sus redes sociales (familia y amigos) e invertir mucho tiempo en transporte, antes que mudarse.

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Entendemos por móviles a personas que o bien son Long Distance Commuters (necesitan 120 o más minutos al día para ir y volver al trabajo, al menos tres días a la semana), o son Pernoctadores (duermen fuera al menos 60 noches al año –equivalente a 3 meses de trabajo- por motivos de trabajo) o se han mudado al menos a 50 kms de distancia por motivos laborales (fundamentalmente) entre 2004 y 2007. Multimóviles son los que combinan más de una forma de movilidad.
Entre los no móviles en el momento de la entrevista (julio de 2007) se encuentran los que lo fueron antes de 2007, los que recibieron una oferta de empleo o un puesto que implicaba movilidad y la rechazaron y el resto que nunca se ha visto confrontado ni con demandas de movilidad y ni con movilidad laboral efectiva.

Fuente: N. Schneider y G. Meil (eds) (2008): Mobile Living across Europe, Barbara Budrich Pulishers, Opladen, Alemania


Según la consultoría de recursos humanos Randstad, el perfil de persona dispuesta a desplazarse por trabajo es un hombre, en paro, inmigrante, joven y con un bajo nivel formativo. ¿Está de acuerdo con este perfil?

Depende del tipo de movilidad del que estemos hablando. Si ampliamos el concepto de movilidad desde la migración hasta incluir la movilidad recurrente, el perfil es más heterogéneo. Predominan los jóvenes y los varones, pero es más heterogéneo, tienen mayor peso relativo los universitarios (porque la movilidad es una estrategia de promoción) y los inmigrantes son una minoría. Así, el 32% de los trabajadores con elevada movilidad laboral tienen estudios universitarios, frente al 22% del conjunto de la población ocupada; el 52% tiene de 25 a 34 años, frente al 35% de los no móviles, pero el 48% tiene más de 34 y 2/3 (63%) son varones.
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Teniendo en cuenta estos datos. ¿Cuáles son los motivos o factores que favorecen la movilidad laboral? ¿Y los que la dificultan?

La movilidad laboral en el sentido amplio en que lo hemos definido se utiliza sobre todo como una estrategia de promoción profesional (78% en los 6 países analizados,89% en España), más que como una estrategia de supervivencia. Esto es, está asociado con oportunidades para hacer carrera profesional (permite obtener mayores ingresos y/o un trabajo más atractivo), habiendo otras posibilidades que se descartan (no es la única forma de tener trabajo) y tendiendo a estar satisfecho con los ingresos que se obtienen del trabajo. Las oportunidades de hacer carrera son, por tanto, los factores que más tienden a promover la movilidad laboral.

Los factores que más dificultan la movilidad son los vínculos familiares y las posibilidades de conciliar movilidad, trabajo y vida familiar. Por eso hay tan pocas mujeres móviles. Y esto es común a todos los países.

¿La coyuntura económica actual favorece una mayor movilidad de los trabajadores?

No sabría decirlo, puesto que hay factores que la favorecen como los desequilibrios en las oportunidades de empleo entre regiones, pero hay también factores que la dificultan: para trabajos inseguros y relativamente mal remunerados puede no merecer la pena los costes que implican la elevada movilidad. En el pasado, en períodos de crisis siempre han disminuido las migraciones, pero éstas no son la forma predominante de movilidad laboral.

Según los datos publicados en el informe "Movilidad laboral y familia en Europa", ¿cuál es la predisposición a la movilidad del trabajador español, respecto al resto de países europeos?

La predisposición a la movilidad depende del tipo de movilidad. En términos generales hay menos predisposición a mudarse (y menos al extranjero que a otra región) que a adoptar una forma de movilidad recurrente y se prefiere el Long Distance Commuting antes que pernoctar frecuentemente fuera de casa. En España también es así, pero en España hay menos predisposición a mudarse que en otros países e incluso a pernoctar fuera de casa, pero no a invertir mucho tiempo en transporte. En cualquier caso, la distancia que hay entre la predisposición a la movilidad y la movilidad realizada es muy grande.

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¿Qué repercusión tiene la movilidad laboral en la conciliación de la vida familiar y profesional?


Tiene muchas y depende del género. En el caso de los hombres, la movilidad está asociada con un retraso en la paternidad de alrededor de 3 años cuando se es móvil antes de tener hijos, pero no si la movilidad tiene lugar tras el nacimiento de los hijos. Pero no con un mayor riesgo de no tener hijos o de tener menos hijos que quienes no son móviles. En el caso de las mujeres, la movilidad no sólo implica un retraso en la maternidad, sino un mayor riesgo de no tener hijos por motivos de trabajo y un tamaño de familia más pequeño. De hecho la movilidad de las mujeres desciende sistemáticamente y con intensidad con la edad, lo que significa que abandonan la movilidad, no el mercado de trabajo, para poder realizar su proyecto familiar, lo que no sucede tan claramente en el caso de los hombres.

La movilidad de los hombres no implica que las mujeres tengan que dejar el trabajo remunerado o cambiar a trabajos a tiempo parcial, pero sí que tienen que asumir más trabajo doméstico e invertir más tiempo en el cuidado de los niños. Es decir, la movilidad de los hombres comporta una tradicionalización del reparto de responsabilidades domésticas y familiares. En el caso de que la mujer sea móvil, se produce el efecto contrario, esto es, un reparto más igualitario.
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