La formación para el empleo comprende un bloque coherente de iniciativas, cuya primordial finalidad es mejorar la cualificación de los trabajadores (valor de uso) y, en paralelo, abrirles paso a la posibilidad de acreditar sus competencias profesionales (valor de cambio).
Pero el éxito del modelo dependerá en buena medida del impacto de su divulgación efectiva entre los beneficiarios de la formación: trabajadores y empresas. Divulgación que ha de articularse en una doble línea: difusión y orientación
Se trata pues, en primer término, de difundir información general sobre los recursos y oportunidades brindados por el sistema: diversidad de la oferta formativa, medios de garantizar su gratuidad, soluciones formativas para las empresas, fórmulas para acreditar la cualificación de los trabajadores, entre otras.
En segundo término, se debe orientar de manera individualizada y precisa acerca de las prestaciones y recursos del sistema de formación para el empleo, asesorando sobre fórmulas para aprovecharlos, y compaginando así las pretensiones individuales con los fines sociales pretendidos.
Por otro lado, pretender caracterizar los dispositivos previstos para la difusión y orientación excede con mucho del objeto de este escrito. Nos limitaremos a puntualizar los aspectos que, a nuestro juicio, deberían focalizar el interés.
Utilidad de la formación profesional para el empleo.
Importante transmitir el para qué. En este punto, cabe establecer diferentes perspectivas:
- Para los trabajadores, participar en iniciativas de formación para el empleo es la mejor manera de sistematizar los aprendizajes adquiridos durante la etapa adulta, así como de capitalizarlos en provecho de su desarrollo personal y sociolaboral.
- Para las empresas, contar con trabajadores bien preparados es un factor positivo de productividad que siempre representa una mejora competitiva.
- Para un desarrollo socio-económico adecuado, que nos permita seguir siendo una sociedad moderna y emprendedora, es básico contar con una población activa habituada a adquirir o actualizar sus competencias profesionales.
Sus características más significativas son:
- Está dirigida a trabajadores -tanto ocupados como desempleados- con interés en formarse o re-cualificarse fuera del ámbito educativo. También dirigida a empresas con necesidad de proporcionar formación a sus empleados.
- Gratuidad plena para los trabajadores, al financiarse con fondos públicos procedentes de las aportaciones de empresas y trabajadores, de los presupuestos de los Servicios Públicos de Empleo, aportaciones del Fondo Social Europeo, y, en ciertos casos, cofinanciada por las empresas participantes.
- Formación ofertada por entidades promotoras de planes de formación, dirigida prioritariamente a trabajadores ocupados. Con ella se pretende proporcionar fundamentalmente formación continua, es decir, completar o actualizar las competencias profesionales.
- Acciones formativas ofertadas por los Servicios Públicos de Empleo, dirigida prioritariamente a trabajadores desempleados. Con ella se pretende mejorar la empleabilidad de los trabajadores.
- Acciones formativas en las empresas. Promovidas por las propias empresas, van dirigidas a sus empleados. Pretenden una formación acorde a sus necesidades, pudiendo ser genérica (transferible a cualquier empresa similar) o específica (válida únicamente para cada empresa).
La "competencia profesional" puede definirse como el conjunto de conocimientos y capacidades que permiten el desempeño conforme a las exigencias de la producción.
Consiste, pues, en un "saber hacer" y "saber actuar"; no en un mero "saber".
Las competencias profesionales pueden adquirirse en el sistema educativo (formación profesional inicial). Posteriormente, a través de la experiencia laboral, de manera más o menos informal, sistemática o intencionada. Y por último mediante la formación para el empleo.
Pero una cosa es poseer competencias y otra muy distinta tenerlas reconocidas mediante una acreditación oficial (título profesional, certificado de profesionalidad).
Acreditación de la cualificación profesional: valor de cambio.
Cumplidos ciertos requisitos, los trabajadores pueden aspirar al reconocimiento oficial de sus conocimientos profesionales mediante la obtención de un certificado de profesionalidad. Los certificados de profesionalidad representan titulaciones oficiales que acreditan la cualificación obtenida al haber participado en acciones formativas, así como la adquirida a través de la experiencia laboral.
Si la formación se ajusta a un Certificado de Profesionalidad, la cualificación obtenida será directamente acreditable. En tanto que la formación no complete todo un Certificado, sino que haya supuesto la superación de alguno de sus módulos, la acreditación estará referida a dicho módulo.
Por otro lado, si la formación recibida no se ajusta pero está relacionada con el programa formativo de un Certificado de Profesionalidad, el trabajador podrá aspirar a que le sean acreditadas sus competencias por la vía prevista para su reconocimiento y evaluación.
La acumulación de acreditaciones parciales (módulos superados) obtenidas por cualquier vía, hasta el punto de completar las competencias de una Cualificación, dará lugar a la acreditación de ésta mediante la obtención del correspondiente Certificado de Profesionalidad.
