En el monográfico 203 sobre estrategias de aprendizaje y técnicas de estudio hemos querido profundizar en la importancia de estas habilidades dentro de las acciones para evitar el fracaso académico, no sólo en la etapa de educación primaria o secundaria, sino también y especialmente, en los estudios universitarios.
El fracaso escolar
Desde hace un tiempo muchos medios de comunicación y expertos en educación se hacen eco de las cifras de fracaso escolar que hay en España, entendido éste como el abandono de los estudios obligatorios o postobligatorios. Según el estudio Panorama de la Educación 2009, llevado a cabo por la OCDE, un 29% de la población española de 25 a 64 años posee titulación superior, el 22% posee estudios secundarios no obligatorios y el 49% sólo ha finalizado los estudios obligatorios.
El porcentaje de españoles con educación superior es más elevado que el que corresponde a la media de la OCDE (27%) o de la Unión Europea (24%). Sin embargo, sólo un 22% de ciudadanos españoles han completado la Educación Secundaria Postobligatoria (ESO), frente al 42% de OCDE. Es en esta etapa donde, a pesar de los avances de los últimos años, las diferencias con OCDE son todavía notables.
La finalidad de este reportaje no es analizar las políticas educativas, los recursos materiales y humanos con los que cuentan los centros o en las causas sociales que favorecen esta situación, nuestro interés es constatar qué influencia tienen las estrategias de aprendizaje y las técnicas de estudio en la prevención del fracaso escolar. Aunque, primero, es necesario puntualizar que nos centraremos en el fracaso que viene generado por unas malas calificaciones al final del curso y la falta de motivación o los trastornos de aprendizaje, que a la larga puede suponer un abandono de los estudios en cualquier etapa educativa (ESO, estudios postobligatorios, universidad).
Los expertos coinciden en afirmar que existen muchas causas que pueden originar el fracaso escolar, como ya hemos dicho, la desmotivación, la falta de concentración, la desorganización, la ansiedad ante un examen, los problemas de memoria, la falta de autoestima, los deficientes hábitos de estudio… Además, hay que tener en cuenta los trastornos de aprendizaje (como por ejemplo la dislexia) y los problemas emocionales no diagnosticados.
¿Cómo pueden ayudarnos las estrategias de aprendizaje?
La finalidad de las estrategias de aprendizaje y las técnicas de estudio es simplificar y optimizar el aprendizaje. A menudo, el esfuerzo que dedica un alumno al estudio no se corresponde a los resultados obtenidos y el secreto no es estudiar más, sino buscar la actitud adecuada ante el aprendizaje, aprovechar al máximo los recursos y aplicar estrategias que faciliten un aprendizaje más metódico y personalizado.
Consecuencias de no aplicar estrategias adecuadas
Si el alumnado no trabaja con unas estrategias o técnicas de estudio adecuadas para él puede ir avanzando en las etapas educativas con dificultad y con problemas para interiorizar los contenidos, a la larga, la falta de estrategias puede dificultar el estudio de una carrera universitaria o ciclo superior de Formación Profesional. Por eso, un buen aprendizaje pasa por tener un buen equipo de habilidades de estudio y saber cuándo usarlas.
Tal y como afirma en su artículo Eulàlia Arderiu, responsable del centro Kumon de Premià de Mar, cuantas más personas, herramientas y estrategias se utilicen, mejor se podrá evitar el fracaso escolar y se conseguirá un buen funcionamiento en el ámbito social. Estas estrategias funcionan de forma muy diferente según el individuo, dependiendo especialmente de la aptitud y actitud de cada uno. El estudiante es el protagonista del estudio, un procesador de información que valora y critica, amplía, cuestiona, compara y reconstruye la información.
Los expertos consultados señalan que es importante incluir procesos como enseñar a pensar y enseñar a aprender dentro del proceso formativo, a la vez que se favorecen los mecanismos que permiten un mejor conocimiento de uno mismo.
Para Ana Benito, Asistente de Investigación, Texas A&M University-Kingsville (EEUU), hay que formar individuos con capacidad para aprender. Para ello, debemos proporcionarles las herramientas necesarias y enseñarles cómo y cuándo usarlas para mejorar el aprendizaje. El papel del profesor es de vital importancia para conseguir este objetivo. De hecho, los dos ingredientes con más influencia en la mejora del aprendizaje, son la calidad docente y la necesidad de que los alumnos adquieran competencia en la gestión de su propio aprendizaje.
Beneficios a largo plazo de las estrategias de aprendizaje
Finalmente, es importante tener en cuenta que las estrategias de aprendizaje no sólo sirven para evitar el fracaso escolar en primaria, secundaria y la educación superior, sino que favorecen una mejor organización en temas laborales, cotidianos y formativos que puede aplicarse a lo largo de toda la vida: cuando las estrategias han sido interiorizadas, la persona puede adaptarlas a cada momento y en relación a los contenidos que quiere aprender.