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Las Escuelas de Padres y Madres, un espacio para la implicación en la educación de los hijos
Artículo de opinión
Algunas de estas iniciativas son las Escuelas de padres y madres: cursos, talleres, charlas y coloquios que buscan fomentar la participación de los padres y profesorado, ofrecer conocimientos aplicados, poner en común las dudas y cuestiones y favorecer la interacción entre todos los agentes implicados en la formación de los niños y adolescentes.
En el monográfico 199 sobre Escuelas de Padres y Madres se puede encontrar información sobre experiencias realizadas con éxito, así como opiniones de expertos que muestran que la implicación de las familias es fundamental para la educación.
Origen y finalidad de las Escuelas de Padres y Madres
Las Escuelas de Padres y Madres empezaron a funcionar en España gracias a la acción de Asociaciones de Padres y Madres, centros educativos, instituciones educativas, organismos públicos, etc. Originariamente, su finalidad era propiciar un espacio de intercambio para que las familias pudieran compartir sus experiencias.
Actualmente, el objetivo general de las escuelas de padres y madres es facilitar información y apoyo psicosocial y pedagógico para que las familias mejoren sus recursos relacionados con la educación de sus hijos. Pero no sólo eso, también son un punto de encuentro de personas con las mismas problemáticas, junto con profesionales de la educación, que pueden poner en común sus estrategias para garantizar el bienestar de niños y adolescentes.
Por eso, los temas tratados en las escuelas de padres y madres son diversos y obedecen a las necesidades más inmediatas de las familias, los centros educativos y las instituciones organizadoras. Además, el perfil de usuario también ha evolucionado; hoy en día acuden a los talleres psicólogos, pedagogos, gestores educativos, expertos y personas en general interesadas en la educación de niños y adolescentes.
Los expertos destacan que la necesidad de estas Escuelas recae en el hecho que las familias son los primeros responsables de la educación de los hijos y los conocimientos educativos no son innatos. Existen muchas formas de adquirir estos conocimientos (conferencias, libros y revistas, videos y películas, etc.), pero las Escuelas de Padres y Madres ofrecen la posibilidad de compartir la propia experiencia con otras familias y participar en actividades dirigidas exclusivamente a la franja de edad de los hijos.
Otra finalidad muy importante de las Escuelas de Padres y Madres es fomentar y reforzar la relación entre las familias y los centros educativos. Los expertos se encuentran a menudo con una descoordinación entre la acción pedagógica familiar y la escolar.
Las Escuelas de Padres y Madres son una buena estrategia para aproximar el contexto educativo y familiar y encontrar puntos en común para establecer una línea de acción compartida. Tal y como afirma Mª Gádor Sánchez en su artículo, la colaboración de los padres con los centros educativos donde estudian sus hijos es fundamental para contribuir a un adecuado desarrollo del alumnado.
La importancia de la implicación de las familias en las acciones educativas
No estamos descubriendo nada nuevo cuando afirmamos que la implicación de los padres en la educación y el contexto escolar de los hijos es fundamental para su formación y desarrollo.
Como hemos dicho anteriormente, la familia y la escuela deben trabajar de forma coordinada desarrollando habilidades, destrezas básicas de aprendizaje, transmisión de normas y responsabilidades, enseñanza de valores, normas y costumbres.
Los expertos coinciden en señalar que la participación activa de los padres y madres en el entorno educativo favorece una mayor autoestima de los niños y jóvenes, un mejor rendimiento escolar, mejores relaciones entre progenitores e hijos y sobre todo, una actitud más positivas de los padres hacia la escuela.
Según muestra Verónica Ortega Galvín en su artículo, a través de la intervención de la familia se adquieren los primeros esquemas y modelos en torno a los cuales se estructuran las relaciones sociales y se desarrollan las expectativas básicas sobre lo que se puede esperar de uno mismo y de los demás, esquemas que tienen una gran influencia en el resto de las relaciones que se establecen. Por eso, es tan importante la coordinación entre la escuela y las familias para establecer pautas similares o por lo menos, que no resulten ser mensajes contradictorios para el alumnado.
El problema es que la implicación de las familias en el entorno educativo de sus hijos es diferente según la etapa educativa. En la Educación Infantil y Primaria, las familias suelen participar en el Consejo escolar o la Asociación de Padres y Madres y asisten a reuniones más o menos periódicas con el tutor.
A medida que los hijos van creciendo, la implicación disminuye y delegan la responsabilidad de la educación al centro educativo, siendo menor el número de padres y madres que acuden a las tutorías o que buscan información personalizada en los tutores u orientadores.
En este contexto, las Escuelas de Padres y Madres se convierten en el catalizador que favorezca esta colaboración y el intercambio de información. Así pues, resulta evidente que el grado de interés de los padres es un factor determinante para el éxito o fracaso de este tipo de formación. Los progenitores menos preocupados por la educación de sus hijos son los que deberían asistir a las Escuelas de Padres y Madres, ya que a menudo, los que acuden no son los más necesitados de asesoramiento educativo.
Por su parte, el profesorado, los centros y la administración educativa competente deben realizar un esfuerzo para aportar los recursos necesarios que favorezcan la creación de objetivos comunes por parte de docentes y familias y constituir un marco de trabajo común basado en la colaboración recíproca.
Laia Mestres i Salud. Redacción de Educaweb.com
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