En nuestros días, los debates relacionados con la educación de los niños y adolescentes españoles están de moda y no es para menos. En las últimas semanas, lamentablemente, los medios de comunicación vienen transmitiendo hechos relacionados con diferentes agresiones de padres y alumnos a docentes, con el incremento de las actuaciones delictivas realizadas por menores y con los comportamientos inadecuados relacionados con la salud y el ocio, los cuales ponen de manifiesto que la labor educativa de las familias y de los centros docentes precisa de una profunda reflexión.
Podrían encontrarse muchas razones para explicar los hechos anteriormente descritos, no obstante, una de las principales causas es la descoordinación existente entre la acción pedagógica familiar y escolar. Una buena estrategia para aproximar la educación en ambos contextos, con la finalidad de buscar una línea de acción compartida, puede ser la puesta en marcha de una Escuela de Padres.
En la sociedad actual, son numerosos los núcleos familiares en los que existen obstáculos que no contribuyen al logro de la conexión familia-escuela.
Algunas de las problemáticas más habituales con las que nos encontramos son las siguientes:
- El ritmo de vida actual, con numerosos compromisos profesionales y sociales, ofrece poco margen para pensar en los hijos.
- Un elevado porcentaje de padres no saben cómo afrontar la educación de sus hijos.
- Desde algunas familias, en ocasiones, se fomenta la rebeldía ante la autoridad de los docentes.
- Algunos padres presentan carencias o limitaciones para ejercer su acción educadora.
Por todo ello, desde la administración educativa competente se debe realizar un esfuerzo para aportar los recursos necesarios que ayuden a superar estas desavenencias, de modo que profesores y padres aproximen sus objetivos educativos y constituyan un marco de trabajo común en el que la colaboración recíproca contribuya a la mejora de la educación de los niños de hoy, que son los herederos de la sociedad futura. En este sentido, la Escuela de Padres puede actuar como un elemento catalizador que promueva dicha colaboración.
Escuela de Padres
Este recurso puede definirse como aquella actividad formativa en la que participan padres y madres preocupados por la educación de sus hijos o bien que requieran mejorar su actitud educativa. En el primer caso, esta inquietud suele estar justificada por un deseo de mejora de su acción educativa o simplemente por prevención. En segundo lugar, por la necesidad de afrontar problemas concretos que están afectando a la dinámica familiar.
Ser padres conlleva una gran responsabilidad y las familias, frecuentemente, se sienten desorientadas a la hora de abordar los cambios conductuales que experimentan sus hijos. Por ello, son conscientes de la importancia que tiene contar con la ayuda de profesionales que les orienten para actuar de un modo consecuente.
Por otro lado, existe un factor esencial que determinará el éxito o el fracaso de una Escuela de Padres, me refiero al grado de interés de los progenitores en participar en esta actividad. Por desgracia, en demasiados núcleos familiares, que actúan como primer agente socializador de los niños, se transmiten de una forma explícita e implícita valores y pautas de actuación que suponen una confrontación con la labor educativa realizada por los maestros y profesores en las aulas, la cual se desvirtúa, estableciendo una mayor ponderación de la función socializadora realizada por el entorno familiar.
Por ello, los progenitores menos preocupados por la educación de sus hijos deberían ser los primeros en asistir a las escuelas de padres ya que son los más necesitados en recibir el asesoramiento que les permita realizar una labor educativa coherente y que vaya en la misma dirección que la ofrecida por los docentes en los centros educativos.
Dificultades para su puesta en marcha
Los principales obstáculos que encuentra el recurso de la Escuela de Padres para llevarse a cabo son los siguientes:
- Falta de tiempo libre en los progenitores.
Generalmente, la mayoría de los padres, debido a sus compromisos profesionales y sociales, cuentan con poco tiempo para dedicarlo a la educación de sus hijos. En la Educación Primaria son otros miembros de la familia, principalmente los abuelos, quienes están ejerciendo un rol importante como sustitutos de la figura materna y paterna durante buena parte del día.
- Necesidad de un compromiso educativo.
No todos los padres son conscientes de que están transmitiendo valores y actitudes que perjudican a sus hijos. Formar una familia implica una gran responsabilidad que se prolonga durante toda la vida.
- Desmotivación.
No es una tarea fácil despertar la motivación de los padres para participar en estas acciones formativas.
- Confrontación de valores familia-escuela.
En ocasiones, los padres no comparten los criterios educativos que se establecen desde de la Administración Educativa y poseen formas de entender la vida alejadas de los patrones compartidos por la mayoría de los miembros de la sociedad.
- Carencia de medios.
Es imprescindible contar con un apoyo institucional que facilite los recursos materiales y humanos para afrontar una formación que responda a las exigencias del momento.
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Consideraciones generales
Para que una Escuela de Padres cumpla sus objetivos requiere:
- Un proyecto docente de calidad.
- Un equipo de profesionales cualificados.
- Un compromiso familiar.
- Un apoyo institucional.
- Un reconocimiento social.
- Funcionalidad para aproximar su temática a la realidad.
- Gratuidad para los asistentes.
- Un espacio habilitado para el desarrollo de las reuniones.
Asimismo, pueden observarse, a continuación, algunos de los aspectos referenciales que deberían de abordarse en una Escuela de Padres:
- La socialización en el niño y el adolescente.
- El rol de padres: normas y limitaciones.
- La escucha activa.
- La aproximación al desarrollo psicoevolutivo.
- Las relaciones interpersonales.
- El apoyo en el estudio para evitar el fracaso escolar.
- La salud: prevención, deporte, ocio y tiempo libre.
- La actitud positiva hacia la escuela.
- La educación vial.
Aspectos metodológicos
Este tipo de reuniones se debe desarrollar en pequeños grupos siendo el criterio fundamental que predominará en la configuración de los mismos la edad común de los hijos.
Las distintas sesiones de trabajo que se desarrollen y las propuestas de actividades deberán estar basadas en la transmisión de información, el diálogo y la reflexión entre sus integrantes. Asimismo, es fundamental que exista una componente práctica que permita a los padres reconocer fácilmente la funcionalidad de sus aprendizajes.
La evaluación debe permitir a los docentes que asumen la responsabilidad de llevar a cabo esta acción educativa:
1. Conocer los aprendizajes adquiridos por los asistentes a cada sesión.
2. Recoger las aportaciones, ideas y sugerencias que los padres quieran compartir con los organizadores.
Esta doble perspectiva permite, a los responsables de la Escuela de Padres, obtener la retroalimentación necesaria para mejorar la calidad del trabajo realizado y afrontar la responsabilidad de mejora que conlleva toda práctica docente.
Finalmente, destacaré que la Escuela de Padres puede ser un referente importante en la mejora de la calidad educativa y servir como nexo de unión entre dos ámbitos de socialización tradicionalmente distanciados. Sin embargo, presenta a su vez diferentes dificultades que deben ser superadas para llevarse a cabo con garantías de éxito.
Bibliografía
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