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De cómo salir airoso en el aprendizaje y enseñanza de lenguas
Artículo de opinión
Los idiomas extranjeros y el trabajo
Desde los años 80 existe en España la casi obligatoriedad de hablar una lengua extranjera, generalmente el inglés, para encontrar un trabajo, sólo hay que mirar las ofertas de empleo para ver que la tendencia continúa hasta hoy. Hablando con amigos y amigas que se dejaron la piel y mucho dinero estudiando inglés, con clases particulares, métodos por correspondencia y cursos en el extranjero, llegamos a la conclusión de que el uso que hicieron del inglés en su vida laboral fue prácticamente nulo; en su vida personal, es otra historia. El requisito de hablar una lengua extranjera para encontrar un trabajo y luego no hacer uso de esa lengua ha sido usado muchas veces como arma discriminatoria para quitarse candidatos de encima por parte de las empresas. Sin embargo, hoy en día, para trabajar en una empresa internacional o con sedes en el extranjero, hablar lenguas es un requisito indispensable y cuantas más, mejor. Saber una segunda lengua y usarla en el trabajo, no es un privilegio, es un instrumento más que te acerca al mercado de trabajo y te valora.
¿Cómo aprender y enseñar lenguas?
Antes nos referíamos a amigos/as que dejaron la piel y el dinero aprendiendo una lengua que profesionalmente no les sirvió de estímulo. En nuestros propios cuerpos hemos sufrido muchas veces los castigos de una mala educación. Un ejemplo sería el caso de uno de los autores de este artículo, que encontrándose en tercer curso de filología inglesa y harto de que todas las clases fueran en español, osó preguntar a uno de los profesores por qué no se impartían las clases en inglés, y la respuesta fue: ”si quieres aprender inglés, vete a Inglaterra”.
Estamos seguros de que los tiempos han cambiado y los programas han mejorado mucho, pero como profesores de español como lengua extranjera, hemos notado las siguientes incongruencias que podrían aplicarse a la enseñanza de cualquier lengua:
El hecho de que hables una lengua, no hace de ti un profesor/a.
El profesorado no siempre está en consonancia con los requisitos del trabajo para enseñar bien una lengua. Muchas veces se improvisa a la hora de contratar a profesores de lenguas extranjeras empleando a personas que la hablan pero que profesionalmente pertenecen a otro ámbito laboral. Hemos notado que este fenómeno suele ocurrir en las contrataciones de profesores de lenguas extranjeras pero no en asignaturas como matemáticas, ciencias, etc. donde se espera que el profesor sepa enseñar su materia.
Como no tienes experiencia, tú te encargas del grupo de principiantes.
Craso error que se lleva a cabo en todo el mundo. Al contrario, el curso de principiantes debe darlo un profesor/a experimentado para poder enseñar correctamente la lengua, sin titubeos, para no matar el interés de los estudiantes por esa lengua ni desesperarlos. Si no, sería la historia del ciego que guía a otro ciego.
Las lenguas extranjeras ante la crisis.
Hemos sido testigos, en nuestra vida profesional, de que en tiempos de crisis las instituciones educativas privadas lo primero que cortan es el número de lenguas que se enseñan en el centro, creyendo que por ahorrarse un sueldo la institución no va a notar la crisis. De nuevo, otro error, pues en época de crisis lo que las instituciones privadas deberían hacer es tratar de competir por los mejores estudiantes y eso sólo se logra con programas de estudios innovadores que sean un reto para los alumnos, empleando a profesores capacitados, y en ese sentido, enseñar varias lenguas en un centro puede ser la clave del éxito.
Motivación/desmotivación del alumno.
Afortunadamente hemos tenido la suerte de trabajar en colegios donde la mayoría de los estudiantes estaban altamente motivados por aprender una lengua extranjera, porque eran conscientes de que, por alguna razón, aprender esa lengua les iba a ser de utilidad y si era una utilidad inmediata, mejor que mejor. Para aprender una lengua hay que estar motivado. Hemos tenido estudiantes que han aprendido español, y bien, porque les gustaba la música latinoamericana, porque su amigo/a hablaba español, porque algún día querían visitar España y hacer la ruta de don Quijote, porque buscaban en una nueva lengua resarcirse de las malas experiencias que habían tenido aprendiendo otras lenguas, etc. Si el alumno no está motivado, es difícil encontrar algo que lo mueva, aunque no imposible. La presión del grupo, alabar aquello que hace bien, involucrarlo siempre en las actividades de la clase, son elementos clave para que el aprendizaje sea un éxito. Creemos que aprender una lengua porque el día de mañana va a servir en el trabajo, es un motivo importante, pero quizá haya que ir más al interés personal, familiar y a la inmediatez.
Nos encantaría comentar una anécdota de lo que es un verdadero estudiante de lenguas. Estábamos trabajando en el Colegio del Mundo Unido del Atlántico, en Gales, y llamémosle Pete, de nacionalidad holandesa, era nuestro alumno de español a nivel superior. Pete hablaba holandés, nacionalidad del padre, alemán, nacionalidad de la madre, francés porque sus padres tuvieron el acierto de llevarlo a un colegio francés cuando era pequeño, inglés, porque por razones del padre, que era diplomático, el chico tuvo que estudiar en escuelas internacionales, rumano, porque al padre lo destinaron a Rumanía y estudió el rumano durante dos años y español porque pasó un año en Cuba, donde trabajó su padre. El muchacho hablaba y escribía seis lenguas sin darse ninguna importancia. Usaba sus conocimientos y estrategias para aprender otras lenguas. Para él, el proceso de aprendizaje era natural, inmersión total en las lenguas, como debe ser.
No sabemos qué habrá sido de Pete, pero con una formación así se puede ir a cualquier parte, y es esa actitud, motivación y talante que hay que tener para afrontar el aprendizaje de una lengua. Este ejemplo ilustra también aquello de que cuantas más lenguas se saben, más fácil es aprender otras. Se debe pues animar a los padres a exponer a sus hijos al aprendizaje de lenguas desde edad temprana y que este enriquecimiento continúe en sus otras etapas escolares.
¿Cómo se mantiene la motivación en una clase de lengua extranjera?
Creemos que para que el estudio de una lengua sea exitoso y no mate el interés del alumno, es necesario que se lleven a cabo varias medidas:
Buenos profesores, profesionales de la enseñanza de la lengua con buena formación. Enseñar una lengua es enseñar algo vivo, no hay reglas definidas, por lo que entregarse en cuerpo y alma a un único libro de texto es una actitud errónea. El alumno debe ser el centro de la atención para aprender cómo aprende el alumno, el proceso de aprendizaje es fundamental. Un chino no aprende español de la misma manera que un indio, o un japonés no aprende inglés igual que un alemán. Dentro de la clase, cada grupo es diferente a otro, su dinámica de aprendizaje es distinta por lo que hay que amoldarse a sus necesidades sin tener miedo a correr riesgos de salirse del libro, del programa, a romper en pedazos la unidad didáctica.
Desde el principio se debe acostumbrar al estudiante a que la comunicación se haga en la lengua de aprendizaje. La tarea no es fácil, pero si se es perseverante, los resultados son extraordinarios.
La India, país donde estamos ahora trabajando es un claro ejemplo de cómo no se deben enseñar lenguas extranjeras. Los estudiantes desde que empiezan la escuela primaria reciben instrucción en la lengua del estado en el que viven, luego aprenden hindi e inglés durante seis o siete años. Hay también escuelas llamadas "English Medium” donde toda la enseñanza es en inglés. En todas las instituciones el estudio de las lenguas se hace a base de traducciones, memorización y práctica nula. El resultado es que poseen una lectura básica, algo de escritura y comprensión, pero son incapaces de comunicar oralmente porque no se les da esa práctica.
Seguramente en España como en la India las clases son muy numerosas y no se crean suficientes actividades que lleven a la comunicación efectiva, sin embargo, hemos conocido a muchos estudiantes españoles con un buen nivel de inglés que obviamente no se han limitado a aprender sólo gramática.
Para aprender una lengua no es necesario ir al país donde esa lengua se habla, en la clase es posible crear un ambiente de ensoñación y de preparación hasta que un día el alumno se decida a viajar y a poner en práctica lo que aprendió.
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