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Pero, ¿cuál es la situación real de los centros educativos? ¿Qué aspectos dificultan la convivencia en las aulas? ¿Qué mecanismos, herramientas y recursos utilizan para prevenir y solucionar los conflictos? El monográfico 193 sobre mediación escolar de Educaweb.com se centra en una de las estrategias más actuales para la resolución de conflictos en el contexto escolar: la mediación.
La mediación en el ámbito educativo
La mediación es una estrategia para resolver conflictos entre varias personas, con la ayuda de un tercero, el mediador/a, que actúa de forma imparcial entre los implicados.
En los centros escolares, la mediación está ganando peso frente a otras formas de intervención, como alternativa a las medidas disciplinarias y como forma de prevención de agresiones. En este contexto el mediador puede ser un alumno, un profesor, el director, un padre o una madre, en función del tipo de conflicto y de las personas implicadas en él.
Uno de los aspectos fundamentales de la mediación es que se basa en el diálogo y que es imprescindible que las personas implicadas acepten voluntariamente la intervención del mediador/a.
El mediador no tiene autoridad para decidir y no actúa de juez entre las dos partes; su finalidad es promover la solución a un conflicto, aumentar la capacidad de toma de decisiones de los implicados, contribuir a una mejora en la autoestima y la responsabilidad ante los conflictos y favorecer la convivencia en el centro educativo.
Cómo actúa el equipo mediador ante un conflicto
Existen muchos proyectos educativos basados en la mediación, así como muchas metodologías y formas de actuar ante un conflicto pero, es fundamental que a la hora de resolver el conflicto ninguna de las dos partes sea perjudicada en la medida de lo posible.
En este sentido, el equipo de mejora de la convivencia del Instituto de Educación Secundaria "Ramiro II" de La Robla, en la Provincia de León muestran en su blog cómo actúa el equipo mediador ante un conflicto:
- Reúne a las partes en conflicto.
- Escucha las distintas opiniones.
- Facilita el diálogo entre las personas que han generado el conflicto.
- Invita a buscar soluciones.
Por último, es importante destacar que la mediación es una herramienta que se suele utilizar cuando ya se ha desencadenado un conflicto. En este sentido, los centros educativos implicados en la mediación son conscientes de la necesidad de la prevención de situaciones agresivas y de la importancia de fomentar un buen clima de convivencia escolar.
¿Quién interviene en la mediación de conflictos?
Como hemos dicho anteriormente, el equipo mediador puede estar formado por profesores, alumnos, familias y personal no docente del centro, que hayan recibido una formación adecuada para desempeñar estas funciones.
Beatriz Mediavilla y Diego Palacios muestran en su artículo que la figura del mediador puede variar en función de las personas en conflicto:
- Si el conflicto surge entre dos alumnos, el mediador es el docente encargado de ese grupo de alumnos, el tutor del aula.
- Si el conflicto surge entre un alumno y un docente, ya que el estudiante no está conforme con lo que se resuelve, es la figura del director del centro el que asume la figura de mediador.
- Si el conflicto surge entre el profesorado, el mediador recae en el director o bien en el Inspector.
- Si el conflicto surge entre un padre/madre y un docente, la figura de mediador cae en el director o directora del centro.
- Si el conflicto surge entre un padre/madre y la dirección del centro, la figura de mediador cae en el inspector del centro.
Las funciones de mediador implican una serie de conocimientos y habilidades, por eso, para poder realizar la mediación de forma efectiva, es necesario que el personal docente y los responsables del centro educativo conozcan la forma de gestionar conflictos para poder enseñarla al alumnado.
La formación de los mediadores
Los expertos coinciden en reclamar que la formación es fundamental para realizar un proyecto de mediación adecuado. Conocer cuál es el papel del mediador; cuáles son las fases del proceso, desarrollar competencias comunicativas y dialogantes, etc. es imprescindible para intervenir adecuadamente.
Como dice Rosario Ortega en su entrevista, un mediador no se improvisa. La formación es necesaria para que las herramientas utilizadas (capacidad de comunicación, empatía, etc.) formen parte de sus competencias y dominio social de la situación.
El mediador debería ser alguien con ciertos conocimientos sólidos en psicología social, psicopatología de las relaciones interpersonales, dominio de la dinámica de grupos, etc. Rosario Ortega recomienda que la mediación debe dejarse en manos de personas con titulaciones psicológicas o psicopedagógicas.
Además, tal y como explican Juana Galán y Juan Fernández, la formación puede conseguir que mejore la motivación de las personas implicadas (alumnado y profesorado), ya que conlleva el descubrimiento de herramientas personales y aptitudes individuales que se pueden aplicar a la vida diaria y contribuyen al desarrollo como personas.