Para equipararse a la Unión Europea en ratio de ingenieros por población activa deberían atacarse dos líneas básicas:
- Fomentar el aumento de estudiantes de bachillerato y ciclos formativos que opten por las opciones técnicas
- Reducir el abandono de los estudios de ingeniería y formación profesional técnica
Por lo que se refiere al primer aspecto parece que hay una crisis "vocacional”. Por un lado, por los cambios en los valores y comportamientos de los jóvenes. Una parte de éstos perciben que los estudios de ciencias y tecnología son complicados y conllevan un esfuerzo importante invertido en el proceso de formación. Estos jóvenes correlacionan el grado de dificultad asociado los estudios con una sensación de una remuneración salarial poco destacable y unas tareas profesionales más dirigidas a la actividad comercial que no a la función técnica.
Ante esta percepción sería deseable la realización y publicación de estudios sociológicos que pongan en evidencia la situación laboral de los titulados en ingenierías y carreras técnicas, sus condiciones laborales y su posición privilegiada -creo- en el mercado de trabajo.
El otro aspecto a estudiar y corregir tiene que ver con el abandono de los estudios técnicos. Creo, sinceramente, que aquí falla el sistema educativo obligatorio y postobligatorio y que ha pesado demasiado la actitud corporativista de los colegios profesionales del sector.
En cuanto al sistema educativo, señalo algunos aspectos. El proceso de selección y captación de docentes en los ámbitos técnicos, su formación en metodologías y estrategias pedagógicas, su remuneración, la falta de referentes de prestigio "mediáticos” y la reducida valoración social de la actividad docente no han fomentado una pasión por este tipo de estudios. Tampoco ha ayudado la falta de una política de información y orientación académica y profesional.
En cuanto a los colegios profesionales, creo que durante años ha primado más la defensa de los derechos y condiciones laborales de los que ya eran ingenieros que no la visión más amplia de fomento de una cultura y una vocación técnica entre los que podrían serlo. Nunca había interesado mucho el aumento del colectivo, sino la protección del que ya formaba parte del grupo. Ni en relación con la Formación profesional, ni en relación con la movilidad europea. Pienso, también que, últimamente, se está cambiando la visión y que ha crecido la implicación de los colegios profesionales en el estímulo de la elección de los estudios técnicos entre los jóvenes.
Enric Renau
Editor
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