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Bolonia, otra oportunidad perdida

Artículo de opinión


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Comisión de Prensa de la Asamblea de Estudiantes de la Universidad de Valencia
En el editorial de Educaweb del pasado 30 de Marzo, titulado con énfasis ¡Sí a Bolonia!, esta publicación web comentaba que los universitarios somos privilegiados. Nos parece muy correcto, pero también nos parece un uso excesivo de la demagogia. Se estaría presuponiendo que los estudiantes sólo estudiamos, pero muchos de nosotros trabajamos y otros muchos (cada vez más) somos gente mayor que cursa estudios tras su jubilación, o por haberse reducido su contrato, etc. Las situaciones son muy diversas, en ningún caso de la simplicidad que se propone.

También respecto a este punto querríamos añadir que si la Universidad y los universitarios somos unos privilegiados es porque nuestra sociedad -en un contexto global- también lo es. Así que, puestos a criticar, podríamos hacerlo de nuestra sociedad en general debido a los evidentes privilegios que tenemos respecto a muchísimos otros grupos humanos.

Respecto a lo que "la sociedad" considera sobre la Universidad, nosotros tenemos nuestras opiniones que no calificamos de absolutas. Además, la sociedad no ha votado ni ha sido preguntada si quiere financiar con sus impuestos tal o cuál plan de estudios. Recientemente, la voz de Galicia ha publicado un estudio "científico" -homologable a escala internacional- que dice que el 27% de los encuestados está EN CONTRA del plan mientras que un 13% está a favor y un 40% no considera tener ninguna o suficiente información.

Respecto a la homologación. En nuestra opinión, muchos desconocen los entresijos del plan y especialmente su aplicación en España. Por empezar por algún sitio, el Proceso de Bolonia -simplemente una puntualización- no tiene más de diez años y es una simple declaración de intenciones seguida de otras en 2000, 2001,... En muchos estados de la UE el proceso de Bolonia no se ha adaptado porque no acarrea ningún compromiso asociado. No es una norma, ni un decreto, ni una ley de la UE, sino que la aplica cada Estado miembro si así lo desea.

También creemos demagógica la asimilación falsa que suele hacerse entre adaptación a Bolonia y países más innovadores. Creer que la introducción de un plan que, supuestamente, impulsa la innovación en la Universidad va a cambiar un sistema socio-económico entero en el caso español es evidenciar un nulo conocimiento de la cultura de la innovación y la empresa española.

La creencia ciega en el incremento "real" de prácticas en el aula no puede serlo, pues aún no se han evaluado los cambios introducidos en las Universidades (principalmente privadas, qué casualidad) donde sí se ha introducido el plan. Las prácticas en los grados pasan a ser en muchos casos obligatorias, el único cambio que hay respecto a las licenciaturas y diplomaturas donde eran optativas. En muy pocos casos se observa "un incremento real de las prácticas", eso sí: en ningún caso se apuesta por defender los derechos de los becarios. Un fallo en la aplicación española de una declaración de Bolonia que en su retórica afirmaba el acercamiento a la sociedad de la universidad.

Sobre la voluntad del profesorado, creemos que puede ser cierta su reticencia a cambiar sus planteamientos. Pero creemos que la evaluación y la evidente reforma necesaria en muchos aspectos de la universidad (participación, nuevas tecnologías, nuevos conocimientos, reducción endogamia,..) no tienen necesariamente que leerse en la Declaración de Bolonia. Esta reforma puede ser otra, y que en todo caso debe contarse con la opinión de tan importante sector de la comunidad universitaria.

Acerca de la homologación de estudios.

Deberían conocerse mejor los entresijos de la adaptación española de la declaración de Bolonia. La homologación a nivel europeo se hace a partir de un suplemento al título (SET), que suponemos habrá que pagar religiosamente. El título por sí solo no sirve. En muchos países donde se ha adaptado la declaración de Bolonia, la carrera de Derecho ha quedado al margen ya que los conocimientos de derecho civil francés son más bien poco útiles en España (por ejemplo). También Arquitectura o Medicina han quedado al margen del proceso, por lo tanto no han participado de "los grandes y supuestos beneficios de Bolonia" ¿Por qué?

¿Y cómo homologar estudios que aquí van a durar cuatro años con una mayoría de países europeos donde los grados van a durar tres? ¿Qué tipo de movilidad es esa? Un artículo de dos catedráticos de la UJI ponía esta situación en evidencia. Tus créditos se transferirán, es decir, constarán en tu currículum académico "homologado", pero no necesariamente serán equivalentes a los que haya en un grado de una universidad distinta ni se podrán computar como tales.

Nos parece interesante introducir también las competencias lingüísticas. Con los nuevos grados, desaparece la formación integrada de lenguas extranjeras así como el mecanismo de la Libre elección para poder reconocer como formación aquello que se curse en escuelas oficiales de Idiomas. La única opción son los cursos en academias (privadas) o en las saturadas EOI (que en el caso de Valencia hace tiempo que no admiten nuevos alumnos en los cursos medios de inglés, por ejemplo). Es decir, el que pueda pagar la academia tendrá formación acreditada en idiomas. Un requisito por otra parte indispensable para cursar másters como el posgrado de Educación. Un máster que en el caso de Valencia pasa de 300 a unos 900 euros, y que necesita una acreditación de nivel B1 en lengua extranjera para poder acceder.

La imposibilidad de compaginar estudios con trabajo sí tiene relación con Bolonia, pues es ahora la Universidad -y no el alumno- quien fija las horas que habrá de trabajar cada alumno en su casa, así como evaluar (como parte de la nota y no sólo el examen) la asistencia obligatoria a clase, restringiendo la libertad del alumno y limitando las situaciones personales y laborales de cada uno.

Respecto a las becas y al coste para la sociedad. "los países más innovadores", no bajan del 0,2% del PIB para becas; España tiene aproximadamente un 0,08% del PIB. Con ese presupuesto no hay espacio para un cambio de modelo y para fomentar la igualdad de oportunidades en el estudio, especialmente no hay igualdad en fomentar la movilidad. Una movilidad que será casi exclusivamente de quien pueda pagarla en el momento o mediante créditos. Ésos son los costes. Pero la culpa es de los antibolonia, por supuesto. Y de ahí viene la represión indiscriminada.

Los errores universitarios creemos que deberían ser suficiente aliciente como para paralizar y modificar el decreto Ley que aplica Bolonia en España. Un decreto ley, por cierto muy muy diferente al de otros países y que por lo tanto dificulta aún más la homologación de estudios. Además, desaparece el catálogo oficial de títulos y se crea un registro, por lo que nadie "protege" la desaparición paulatina de títulos si una universidad así lo cree necesario. Y, además, cada universidad puede fijar los contenidos más apropiados a partir del curso básico de materias (que tampoco es igual en todos los países). La mayoría de grados/Bachelors son en otros países europeos de 3 años, en España son de 4. "Pura homologación". El proceso también incorpora otros países que no son de la UE, hasta 46, a los que se les presiona para incorporar asignaturas como"historia de la formación de Europa en el s.V al s.X...

Pedimos también que -ante el evidente desconocimiento general- los medios de comunicación sean mucho más respetuosos con las formas de protesta de las asambleas de estudiantes. Cada grupo tiene sus formas de reivindicación, cada cuál elige como quiere protestar. Limitar su apreciación a romper cristales y tirar pintura, parece más propio de una viñeta humorística que de una editorial que se pretende seria. Los métodos de reivindicación de las asambleas de estudiantes no necesitan ser innovadores, y aún así se han hecho cosas "diferentes" a no dejar dar clase. Organización asamblearia, debates, análisis de documentos, charlas informativas, masters populares, foros, redes sociales, etc. Habría que ir más allá de los prejuicios.


No sólo los estudiantes, lo que insinuaba su artículo, están en contra. Aún así entre este colectivo el rechazo es más que abrumador, como se demostró en los referéndum de Barcelona, Lledia o Girona, con un 93% a favor de la paralización. En unos comicios que además tuvieron en muchos casos mayor participación que en las elecciones normales, donde se deja entrever el escaso interés de los estudiantes en la marcha de la Universidad debido principalmente a la poca participación que tenemos asignada por estatutos. Una No-democracia donde se vota por estamentos, como en las cortes absolutistas.

También pueden encontrarse en la Web y en la Prensa manifiestos de profesorado de Baleares, Valencia, Cataluña y Madrid (con Fernando Savater por ejemplo). Así como manifiestos del PAS catalán y el reciente manifiesto de la Coordinadora de Asambleas de PAS y PDI realizada en Madrid.
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