Esta semana se han publicado las estadísticas de fracaso escolar de la ESO. Los datos son malos, ya que el 30,8% de los alumnos del curso 2005-06 no terminaron la educación secundaria obligatoria con el certificado correspondiente, más del doble que sus vecinos europeos, que están en el 14%.Ello evidencia que el sistema educativo español actual, la presión de la demanda de mano de obra poco cualificada y los valores de los jóvenes y sus familias, muchas de ellas, provenientes de la inmigración extracomunitaria han hecho un cóctel explosivo.
La apuesta de convertir nuestra sociedad en una sociedad del conocimiento en la que se invierte en la formación de la población, el aprendizaje a lo largo de la vida y en una actividad económica y cultural de valor añadido que tenga que ver con la innovación y la creatividad, se va a perder si no hay un esfuerzo radical y colectivo.
El Ministro de Educación y los Consejeros Autonómicos del ramo han mostrado preocupación por los datos y su predisposición a impulsar un acuerdo con las familias, los sindicatos para conseguir que 570.000 jóvenes de 18 a 24 años consigan la titulación mínima obligatoria con los programas de PCPI, adaptando los programas a las personas con dificultades de aprendizaje y mejorando la formación y motivación del profesorado.
Las palabras del nuevo ministro son esperanzadoras, sin embargo, se ha encontrado, de repente, que el Presidente del Gobierno, el señor Rodríguez Zapatero, para superar la prueba del debate de política general, iniciar la campaña de las elecciones europeas y levantar las bajas expectativas demoscópicas ha sacado algunos conejos en su chistera mágica.
Uno de los conejos espectaculares ha sido la promesa de regalar un ordenador portátil para cada alumno de quinto de primaria…. ¡420.000 portátiles para el curso que viene!
La idea de la incorporación y estimulo de las TAC -tecnologías del aprendizaje y la comunicación- hace años que la valoramos como necesaria.
Sin embargo, sin contar con el acuerdo de las Comunidades Autónomas que tienen la competencia en educación, sin una explicación de criterios de elección de porqué en quinto y no otro curso, sin un plan previo de formación del profesorado, sin tiempo de adaptación de las infraestructuras y materiales de los centros y de sus aulas, sin la asunción de los costes adicionales relacionados con el mayor consumo de la red, sin Internet en muchos hogares, Zapatero se ha tirado a la piscina de la digitalización educativa, con su plan Escuela 2.0.
Esperemos que le salga bien.
Yo lo dudo.
Enric Renau
Editor
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