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La formación en el sector del tiempo libre educativo y sociocultural

Editorial

La tarea de los educadores en el tiempo libre es tan relevante que merece la pena consensuar una oferta formativa profesional y continua adecuada para consolidar un yacimiento laboral y responder a una demanda ciudadana. Apelo al liderazgo de las organizaciones más dinámicas.


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Enric Renau. Editor
Los cambios demográficos, económicos, sociales y en los valores y estilos de vida del que llamamos mundo occidental han modificado las necesidades y los empleos relacionados con el apoyo y los servicios dirigidos a las personas. El envejecimiento de la población, la incorporación plena de la mujer al mercado laboral y las nuevas formas familiares han comportado nuevas demandas sociales relacionadas con la atención y el cuidado de las personas que no son plenamente autónomas, ya sea por razón de edad (gente mayor o niños), por enfermedad o por nuevos intereses (valores, formación, etc.).

Por esta razón y algunas otras más, el sector del tiempo libre educativo y sociocultural ha experimentado un crecimiento y se ha consolidado como yacimiento laboral porque ocupa a personas en un tipo de tareas que antes no existían desde el punto de vista profesional.

En el momento que el tiempo libre pasa de ser un ámbito de monopolio familiar o de la comunidad más próxima (amistades, barrio, pueblo, etc.) a ser un sector laboral más, donde concurren organizaciones privadas con o sin ánimo de lucro, administraciones públicas y personas que se dedican a ello (de forma voluntaria o profesional) es lógico que se exija una definición estratégica más clara -hacia donde se quiere llegar-, una estructuración del sector -convenio colectivo, debate voluntariado / laboral, ayudas - y se reflexione sobre aspectos como las desigualdades que se puedan producir por el hecho de poder disfrutar de las actividades de tiempo libre o no, evaluar la calidad del servicio prestado o el rendimiento de los esfuerzos dedicados a la educación en el tiempo libre.

Una de las piezas clave de la reflexión tiene que ver con la formación necesaria para ejercer la actividad de animador sociocultural, educador en el tiempo libre o educador social. No hay estrictamente un acuerdo sobre cómo clasificar el sector, lo que dificulta estructurar más sólidamente la oferta formativa.

Una forma de plantearlo tiene que ver con la modalidad de intervención, que puede ser cultural, educativa o social.

Otra opción, tiene que ver con criterios pedagógicos: tiempo libre educativo o tiempo libre infantil y juvenil

El tercer criterio de clasificación tiene que ver con el espacio temporal en el que se ejerce la intervención: guarda y custodia en el transporte escolar, así como las actividades de custodia previas y posteriores al horario lectivo, actividades de mediodía que incluyen comedores escolares y mediodía o de patio, actividades extraescolares, colonias escolares y salidas medioambientales, campamentos, campos de trabajo, estancias deportivas, granjas escuela, actividades de fin de semana organizadas por centros sin ánimo de lucro

Queda claro que hay mucho por hacer y animo al liderazgo consensuado de las entidades más dinámicas para consolidar el sector y una oferta formativa de carácter profesional y continuo que consolide la buena tarea realizada hasta ahora.

Enric Renau
Editor
editor@educaweb.com





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