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Buen trabajo desde la OCDE

Editorial

Los estudios de la OCDE Educación son útiles y comprensibles. Sin caer en el espectáculo periodístico o político, desmontan algunos tópicos y ponen muchos deberes a las autoridades políticas y a todos los actores del sistema educativo. España sale mal parado, pero mejora, aunque otros lo hacen más.


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Esta pasada semana he tenido la oportunidad de realizar unas sesiones de trabajo en la sede de la OCDE en París, con los expertos de su directorado de educación y su Centro para la Investigación e Innovación en Educación, invitado por la Fundació ICCIC.

La OCDE nació en 1961, cuando el mundo se empezaba a recuperar de la Segunda Guerra Mundial y bajo el impulso de Marshall. La educación ha sido y es una de sus prioridades porque, como dice su secretario general, "todas las sociedades deben invertir en su mayor activo: su gente. La educación tiene un papel crítico en el desarrollo económico de los países y en la construcción de sociedades fuertes y sanas”.

Por esta razón la OCDE contrata investigadores "top”, sobre todo de las ciencias económicas y sociales e invierte muchos recursos económicos en consolidar una base de datos internacional y por lo tanto, comparativa entre países y a lo largo del tiempo con los indicadores clave. También trabaja en la innovación con expertos mundiales. La OCDE no tiene función inspectora ni sancionadora, sino que funciona como consultora de las administraciones públicas, aportando directrices y recomendaciones.

En el campo de la educación, por ejemplo, la OCDE realiza cada tres años el informe PISA que evalúa las competencias de comprensión lectora, de matemáticas y las científico-técnicas de los jóvenes de 15 años. Un informe más famoso que leído, pero muy útil para comparar, para comprender, los factores que influyen en el rendimiento académico y para analizar las desigualdades internas de cada país.

En este sentido, debo recordar la mala posición del sistema educativo español, muy igualitarista, pero por la parte inferior. En cambio, Finlandia, que está arriba en el ranking de estados, destaca por tener centros excelentes y no tener centros pésimos.

Algunas conclusiones ya empiezan a estar claras. Por ejemplo, que la autonomía de los centros y el liderazgo de su equipo directivo, ayudan a mejorar los resultados PISA. Una buena selección del profesorado también es clave, más que el sueldo. El origen social y el nivel formativo de los progenitores afectan negativamente. Aquí España está pagando los años de retraso económico que se perdieron durante la dictadura franquista.

La OCDE Educación también impulsa desde 2008 la evaluación de las condiciones de trabajo y del entorno de aprendizaje del profesorado y dirección de secundaria con el estudio TALIS. La educación universitaria también es observada con el programa AHELO en el que se evalúa la adquisición de las competencias necesaria por parte de los estudiantes universitarios. No se escapan de la observación la educación primaria y la formación continua.

Vale la pena leerse los informes de la OCDE educación y no caer en la trampa del espectáculo periodístico y político. Son estudios útiles y comprensibles.

Enric Renau
Editor
editor@educaweb.com





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