Algunas motivaciones son compartidas con otras profesiones. Otras, tienen una prevalencia superior en el sector educativo, como señala José Luís López Cantero. Interrelación constante con otras personas, exigencia de roles diferentes, actitudes conflictivas en las aulas, diversidad de alumnos, rutina, tensión, aislamiento y baja valoración social, ruido, etc.
La prevención de riesgos laborales es la mejor estrategia para evitar situaciones de riesgo y mejorar ante situaciones problemáticas. Y además, viene apoyada por una legislación de 1995.
Dicho eso, y siendo consciente de la gravedad de algunos casos, creo que convendría avanzar algo y no sólo tener una actitud defensiva o que busca la solución desde el exterior de uno mismo.
Obviamente los problemas existen, como otros retos tienen las enfermeras o los médicos, los informáticos, las bibliotecarias o las personas dedicadas a la actividad comercial.
Los males de los otros no son excusa para no solucionar o prevenir los propios, pero seguramente un mayor componente de autogestión, de motivación, de trabajo en equipo y de flexibilidad en el trabajo puede ayudar a esquivar algunos aspectos y a paliar otros.
La sociedad moderna, que ha progresado en muchos ámbitos, también se ha vuelto más introspectiva, menos dispuesta a aceptar el dolor, la incomodidad o el sacrificio. Incluso, algunos estudios señalan que somos menos felices. Ante el malestar, estamos menos preparados y tenemos mayor predisposición a visitar el médico o al psicólogo especialista. O a leer libros de autoayuda. Especialmente si no tenemos tiempo o trabajamos en el sector público y tenemos una plaza laboral asegurada, de por vida.
Enric Renau
Editor
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