Un menú diario de 10 € para un trabajador asciende a 2.760€ al año, es decir más del doble. Un gasto de gasolina de 30€ semanales significaría 1.440€ al año. 15 días de verano en la costa seguro que suman más de 3.000€ por familia.
Obviamente, no estoy diciendo que un ciudadano tenga que dejar de comer, veranear o desplazarse en coche, antes que invertir en la educación de sus hijos.
Simplemente señalo que nadie discute el coste del derecho a la movilidad, al ocio o a la alimentación y, en cambio, se pone en entredicho el esfuerzo en la formación.
El gasto en educación mencionado incluye la docencia obligatoria y complementaria, la manutención, las actividades extraescolares, excursiones y la ropa escolar de los niños y niñas y los jóvenes.
Si un país no es capaz de invertir lo suficiente en educación, como no lo es el estado español, si no fuese por el gasto privado los ratios aún serían más patéticos. La media de gasto público y privado de los países de la OCDE en educación primaria, secundaria y terciaria (universidad) es de 7.527$ por alumno. La de España, de 7.134$. Hay 17 países del mundo que invierten más. ¿Es esto apostar por el conocimiento y las competencias de las personas?
Enric Renau
Editor
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