Bien es sabido que la escuela es un reflejo de lo que vivimos en nuestras sociedades. La diversidad se hace presente en las aulas con un auge cada vez mayor.En nuestro día a día interactuamos con gente de diferentes procedencias, que habla diferentes lenguas, que construye su identidad de manera diversa.
Pues esta misma situación es la que viven miles de niños y niñas en los centros escolares. Es más que evidente que los centros escolares trabajan por una mejor gestión de la diversidad cultural. El desarrollo de un currículo intercultural se convierte en algo necesario mejorar dicha gestión.
Pero, ¿hasta qué punto somos conscientes que la diversidad religiosa también es una manifestación de la diversidad? Muy a menudo trabajamos la diversidad desde una perspectiva cultural, lingüística y geográfica, olvidando la diversidad religiosa. Ésta necesita ser conocida y reconocida para potenciar así los valores del conocimiento y reconocimiento de las distintas creencias, del respeto hacia el otro y sin olvidar que este conocimiento mutuo también promueve el fortalecimiento de la cohesión social. Actualmente, los movimientos migratorios han hecho que las tradiciones religiosas no estén únicamente adscritas a un contexto geográfico sino que se convierten en algo presente en todas partes.
¿Cómo incorporar la perspectiva religiosa en un currículo intercultural?
Entendemos que la educación intercultural es aquella que promueve la autonomía personal, desarrolla el espíritu crítico, aumenta el sentimiento de pertenencia y fomenta el respeto por la diferencia. Esta educación no puede excluir la diversidad religiosa, quizá debemos hablar también de educación interreligiosa, aquella que promueve el conocimiento y la relación entre personas de diferentes tradiciones religiosas y de convicciones no religiosas.
¿Cómo hacer efectiva la introducción de esta perspectiva interreligiosa en la educación?
No son necesarios grandes discursos, ni grandes investigaciones, ni proyectos de gran envergadura. La introducción de la perspectiva interreligiosa deviene necesaria a partir de la propia necesidad del centro, de las distintas identidades culturales y religiosas que deben ser reconocidas.
Un trabajo muy útil en la incorporación de la dimensión religiosa en el currículo intercultural es el uso del calendario interreligioso en el centro. Todavía hoy el calendario escolar está muy ligado a las fiestas de tradición cristiana, separar el calendario escolar del religioso favorece el reconocimiento de otros momentos de celebración importantes para alumnos de otras tradiciones religiosas.
Si algo tenemos en común todas las comunidades humanas es que necesitamos espacios para la celebración y que los momentos celebrativos están llenos de coincidencias, es decir la diversidad está sólo en la forma que celebramos.
Trabajar la diversidad religiosa a partir de las fiestas cumple los objetivos de tomar conciencia de dicha diversidad, conocer y reconocer los diferentes momentos celebrativos de cada tradición, y fomentar las actitudes de respeto hacia realidades religiosas y no religiosas diferentes a la propia.
El trabajo de reconocimiento de esta diversidad también tiene que cumplir el objetivo principal de romper los estereotipos e imágenes erróneas que podamos tener sobre las tradiciones religiosas así como el de establecer los elementos comunes que faciliten el diálogo entre tradiciones religiosas y culturales diversas.
Por último, si entendemos que la educación intercultural implica una llamada a la acción, el diálogo interreligioso basado en el descubrimiento y reconocimiento del otro se convierte en una herramienta muy útil para la mejora de la convivencia.
Bibliografía
- Essoma M.A. (2008) La gestión de la diversidad cultural en la escuela, Barcelona, Editorial Graó
- Europe Council, (2007)Religious diversity and intercultural education: a reference book, Strasbourg, Council of Eurpoe Publishing
- Torradeflot F.(2002) El diálogo interreligioso, Textos fundamentales. Barcelona, Editorial Trota
- Directrices para la educación intercultural, (2007) París, UNESCO.
- Declaració, Cultura Religiosa per als Ciutadants del Demà. (2001) Barcelona, Centre UNESCO de Catalunya
