3er Trimestre 2007 | 3er Trimestre 2008 | |
Tasa de ocupación | 58,5% | 57,5% |
Tasa de paro | 6,8% | 9% |
Población ocupada* | 3.525,3 | 3.495,3 |
Población ocupada Girona* | 362 | 354,8 |
*en miles de personas |
También cabe mencionar que durante el periodo enero-noviembre del 2008, y con relación al mismo periodo del año anterior, el número de sociedades mercantiles creadas decrecen tanto en Cataluña (-24,3%) como en el conjunto del Estado Español (-26,3%). Lógicamente, el número de contratos indefinidos y temporales están decreciendo en relación a los realizados en periodos anteriores.
Durante el mes de noviembre había en Girona 40.025 personas que estaban registradas como desocupadas, con una variación relativa en comparación al mes anterior de un incremento del 9,03% y con una variación relativa en comparación al año anterior de un incremento de 65,07%.
Se pueden ver más datos en http://www.idescat.cat/cat/economia/ecotreball.html
En rasgos generales, estos datos indican una tendencia de decrecimiento económico y de una crisis que afecta a todos los sectores, especialmente al de servicios y la construcción.
Esta crisis económica afecta en las funciones de RRHH de diversos modos. El número de despidos se incrementa en relación a periodos anteriores y esto provoca conflictos laborales de mayor o menor magnitud. Además, en la medida que haya despidos en las empresas debido a la difícil e incierta situación económica que es la que nos encontramos, la gente asalariada puede temer por su futuro profesional, lo cual puede afectar a su moral, sobre todo a aquellos que tienen compañeros recién despedidos. El número de contrataciones también disminuye debido a la disminución de la actividad y del consumo. Si, en general, los morosos se incrementan, como de hecho desafortunadamente está sucediendo, si la facturación disminuye en algunas empresas, es lógico pensar que habrá menor presupuesto para invertir en acciones en el departamento de RRHH sea de formación o desarrollo profesional, por ejemplo.
Por otro lado, aunque pueda existir menos presupuesto para RRHH, sí se puede agilizar el ingenio y estimular el aprendizaje de habilidades y conocimientos que puedan ser útiles a los trabajadores ya sea dentro de la empresa a bien través de la red (e-learning o self-e-learning) o a través de métodos que sean asequibles económicamente pero no menos eficientes.
Desde este punto de vista, el técnico de RRHH tiene el reto de motivar a los trabajadores para que tengan interés para formarse y aprendan nuevas habilidades que puedan necesitar en el momento presente o en el futuro que es incierto. Esta función del técnico de motivar a los trabajadores para aprender para tomar iniciativas, que no se queden estancados, tiene un trasfondo ético. Si la empresa debe cerrar una planta productiva, si debe despedir a un conjunto de trabajadores por motivos económicos, parece justo y ético no tan solo que sean informados con antelación y que cobren las indemnizaciones pactadas por ley, sino también que la empresa se haya preocupado por su crecimiento de un modo u otro, es decir por su futuro.
Esta sensibilidad del técnico de RRHH para con sus compañeros suele tener repercusiones positivas, en el sentido que suele generar un mayor compromiso de los trabajadores con la organización que representan y en la medida que su incremento de habilidades y conocimientos puedan ser útiles en el trabajo presente, también conlleva una mayor implicación e identidad emocional. Dicho de otro modo, si en una etapa de cierta incertidumbre y de temor psicológico por lo que se pueda avecinar, continúa existiendo una preocupación por el progreso de los trabajadores, estos se pueden sentir más apoyados y en definitiva con una actitud más positiva ante los cambios que puedan aparecer sea de un modo o de otro. Además, estas acciones de apoyo a la formación u otras encaminadas a trabajar de modo más cohesionado como equipo de trabajo no tan solo pueden favorecer el aspecto psicológico de los miembros de la organización sino también puede agudizar las capacidades intelectuales de modo que pueda favorecer la aparición de iniciativas de proyectos empresariales (nuevos productos, mejores sistema de organización o de trabajo, nuevas ideas de marketing, etc.) que puedan contribuir a dar un valor añadido al servicio que prestan a la empresa ya sea en el mercado interno como en el externo. Finalmente, si esta crisis económica supone una disminución del exceso consumista de estos últimos años, supone un cambio de valores paulatino pero constante, de modo que por ejemplo los nuevos trabajadores del futuro más o menos inmediato, den más importancia a aspectos sociales como la amistad, la solidaridad, el conocimiento, los valores espirituales, y no den tanto valor al dinero y al consumo desmesurado tal como viene siendo en la actualidad.
En definitiva, las expectativas y las actitudes acerca del trabajo productivo serán diferentes en el futuro, y de hecho ya se están produciendo pequeñas transformaciones en este sentido. Esto debe ser tenido en cuenta por los directores y técnicos de RRHH porqué los valores empresariales deberán adaptarse a las exigencias de los futuros trabajadores. Programas de conciliación de trabajo profesional y doméstico, flexibilidad del horario laboral, recompensas no económicas por trabajos extraordinarios más allá del dinero, serán probablemente condiciones que se expandirán en el futuro.
Por otro lado, la actitud del trabajador en tiempos de crisis debe ser ecuánime. Es en momentos de crisis, donde el carácter y la audacia del trabajador se ponen en juicio. Es importante no dejarse llevar por las noticias pesimistas, por la frustración, y en cambio saber afrontar una situación difícil de la mejor manera posible, y con auto-confianza. Es fácil decirlo y difícil cumplirlo sobretodo cuando una persona, padre de familia, con 44 años y dos hijos pequeños, es despedido de la empresa en un tiempo difícil de encontrar una alternativa. Pero aún en esta situación es importante tener fe, trabajar con una actitud positiva para encontrar un sitio en el mundo laboral minimamente satisfactorio y tener paciencia. Quien lo busca dignamente encuentra una solución. También es recomendable a los trabajadores actuales que en tales circunstancias apoyen con sus ideas y su buena actitud a la empresa, no por evitar ser despedidos, sino por sentirse vitales. Algunos momentos de crisis pueden ser útiles para replantearse no tan sólo los valores personales, sino también los valores profesionales. Por ejemplo, dar más importancia a la formación, de aprender a aprender por un mismo y de modo cooperativo, el hecho de tener iniciativa personal y ser lo más útil posible a la sociedad, lo que conlleva reflexión y autoconocimiento tal como reclama la Consejera de Trabajo de Cataluña, la Sra. Mar Serna.
Los trabajadores que optan por un puesto de trabajo deben tener en cuenta, ser lo más lúcidos posibles y escoger el camino profesional donde puedan aportar sus talentos intelectuales, emocionales y morales. Deben tener fe, paciencia para encontrar su posición en el mundo profesional y también ser consciente que sus esfuerzos traen tarde o temprano su recompensa.
En definitiva "a mal tiempo buena cara” porque Cataluña necesita del poder interior que reside en cada uno de nosotros para hacer un país socialmente, intelectualmente y espiritualmente rico y avanzado.