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"La sociedad española tiene que tomar conciencia de la importancia de aprender valores como la resolución de conflictos sin recurrir a la violencia, el respeto a los demás o la responsabilidad familiar compartida, desde la infancia"
Entrevista
Aunque actualmente existe una mayor presencia de mujeres en la universidad, determinados estereotipos siguen estando presentes. Son a aquellos que se vinculan con la exclusión de las mujeres de los estudios y profesiones técnicas. Así, a pesar del notable incremento que se ha producido en los últimos 25 años, las mujeres siguen suponiendo un 30% en las ingenierías y apenas un 25% en arquitectura y en las ingenierías técnicas. Sin embargo, los estudios de áreas como Humanidades o Ciencias de la Salud siguen siendo estudios feminizados, especialmente los de Ciencias de la Salud, donde las mujeres constituyen casi el 74%.
En cuanto al motivo por el que los hombres eligen en menor medida carreras como enfermería o magisterio es porque ambas tienen mucha relación con los cuidados y la designación tradicional de roles adjudica a las mujeres la dedicación exclusiva de esta actividad. Igualmente, estas profesiones tienen una menor valoración tanto desde el punto de vista económico como de status y prestigio social.
¿De qué forma se puede evitar esta asignación de roles?
Es fundamental el papel de la educación en igualdad. Una vez erradicada la discriminación legal que sufrían las mujeres, el siguiente paso es erradicarla de la vida cotidiana. La sociedad española tiene que tomar conciencia de la importancia de aprender valores como la resolución de conflictos sin recurrir a la violencia, el respeto a los demás o la responsabilidad familiar compartida, desde la infancia.
Desde el Ministerio de Igualdad y el Instituto de la Mujer entendemos que alcanzar la igualdad plena en el ámbito doméstico y familiar requiere de una evolución de las estructuras familiares, y esta evolución debe dirigirse hacia la corresponsabilidad entre hombres y mujeres. Llevamos años trabajando en esta línea, con una apuesta clara de educación en igualdad que nos permita concienciar a los y las más jóvenes de la importancia de compartir aquellas tareas relacionadas con el trabajo cotidiano en el hogar y el cuidado de las personas dependientes.
Según datos publicados por UGT, la tasa de actividad de la mujer es inferior en más de dos puntos porcentuales a la media europea y un 21% inferior a la masculina, la tasa de paro femenina es la mayor de la Europa de los 15. ¿Qué acciones se están llevando a cabo para evitar la precariedad laboral de las mujeres?
Son muchos los datos que alertan de la situación de discriminación que sufren las mujeres en el ámbito laboral, y un claro ejemplo de esta situación, que además nos preocupa mucho, es la de las mujeres jóvenes, ya que la tasa de desempleo juvenil femenino supera en cinco puntos la masculina y los sueldos de ellas son un 17% más bajos.
En este sentido, el Instituto de la Mujer viene desarrollando iniciativas para desempleadas que proporcionan formación profesional ocupacional dirigida a los sectores de nuevos yacimientos de empleo como nuevas tecnologías, medio ambiente o servicios de proximidad, o programas como el CLARA, que es una formación integrada y personalizada para favorecer la inserción laboral de mujeres carentes de cualificación previa y que tienen un especial riesgo de exclusión social. También tenemos un programa de teleformación, en distintas especialidades informáticas, con el fin de que el alejamiento tradicional de las áreas técnicas y tecnológicas de las mujeres no les suponga una nueva barrera para su ejercicio profesional.
Pero el instrumento más importante que tenemos para actuar frente a esta situación de discriminación y garantizar la igualdad entre mujeres y hombres en el ámbito laboral es la Ley Orgánica de Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres que, desde su entrada en vigor, no solo está contribuyendo a incrementar la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, sino que, además, esta incorporación se debe producir en igualdad de condiciones de acceso, de permanencia, de promoción profesional y de salario.
¿Las leyes de Dependencia y de Conciliación familiar y laboral pueden contribuir a mejorar esta situación de precariedad?
Tanto la ley de Dependencia como la de Igualdad son instrumentos jurídicos muy eficaces para mejorar la calidad en el empleo de las mujeres. Por un lado, la ley de Dependencia está permitiendo que la atención a las personas dependientes, bien en sus domicilios o bien en centros especializados, se esté convirtiendo en un nuevo yacimiento de empleo, por otro, la ley de Igualdad hace efectivo el principio de igualdad de trato entre mujeres y hombres y la eliminación de cualquier discriminación contra las mujeres, reconociendo derechos tan importantes como el de la conciliación de la vida familiar y laboral, permisos de maternidad/paternidad, etc...
¿Qué estrategias se llevan a cabo para favorecer la reinserción laboral de las mujeres que han dejado su trabajo para asumir responsabilidades familiares? ¿Cuáles son los principales agentes implicados?
Además de las instituciones públicas, que regulan el marco general, están implicados los agentes sociales, sindicatos y patronal, que acuerdan las relaciones del mercado laboral, y son ellos los que mejor conocen los problemas de los trabajadores y trabajadoras y los que por medio de la negociación colectiva, los convenios o la formación, pueden marcar la pauta a la hora de poner en marcha estrategias que, necesariamente, deben de ir encaminadas a que las mujeres no tengan que abandonar su trabajo para asumir, en exclusividad, las responsabilidades familiares.
Es fundamental que las empresas entiendan que es necesario establecer mecanismos que faciliten a sus trabajadores y trabajadoras el cumplimiento de sus responsabilidades familiares y que eso constituye un bien social, una mejora en la calidad de vida personal, tanto para hombres como para mujeres y, en consecuencia, una mayor rentabilidad para las organizaciones.
Para situar a los lectores en el ámbito laboral, ¿Qué entendemos por "techo de cristal” y "suelo pegajoso”? ¿De qué forma repercute en el desarrollo profesional de las mujeres?
Tanto el techo de cristal como el suelo pegajoso se enmarcan en los conocidos como mecanismos de exclusión institucionalizados. El "techo de cristal” supone una barrera invisible que actúa como tope insalvable en la promoción de las mujeres a los puestos de poder y de toma de decisiones, relacionado sobre todo con su carrera profesional. El llamado "suelo pegajoso” se refiere a las responsabilidades y cargas que, en el ámbito doméstico y familiar, acaban recayendo sobre las mujeres. Por lo tanto, ambos fenómenos, que están relacionados y derivan de la misma situación de falta de corresponsabilidad, suponen importantes barreras en el desarrollo de la carrera profesional de las mujeres.
¿Se tienen en cuenta estos conceptos a la hora de diseñar programas que favorezcan la igualdad de oportunidades?
Ambos fenómenos son claves para entender las vías de discriminación que afectan a las mujeres. Por lo tanto, cualquier propuesta de acción o programa para favorecer la igualdad entre mujeres y hombres debe plantearse desde el conocimiento de éstos, analizando como inciden en la vida de las mujeres.
Las políticas públicas con las que estamos trabajando tienen muy en cuenta esta realidad y van enfocadas a paliar esta forma de discriminación. Una manera de acabar con el llamado "suelo pegajoso” es poner en marcha políticas encaminadas a la educación en igualdad, que nos permitan concienciar a las familias de la necesidad de articular la corresponsabilidad en el reparto del trabajo doméstico y familiar. Se trata, como se especifica en el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2008-2011, de que la conciliación sea hacer compatible, para ambos sexos, tener familia y tener trabajo.
¿Qué opina sobre las políticas de tiempo que se llevan a cabo en algunas Comunidades Autónomas (bancos de tiempo, guarderías para primera hora de la mañana gratuitas, etc.)?
Según un estudio sobre usos del tiempo, estereotipos, valores y actitudes, realizado por el Instituto de la Mujer en 2007, las diferencias entre géneros, respecto a los usos del tiempo, se ponen de manifiesto en muchos indicadores, como calidad de vida, autonomía personal, trabajo remunerado o trabajo doméstico. Sin lugar a dudas, todas las políticas dirigidas a mejorar la conciliación de la vida familiar y laboral y fomentar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, vengan del sector público o del privado, serán bienvenidas.
¿Qué papel tienen o deberían tener los hombres en las políticas de igualdad de oportunidades?
Los hombres tienen que tener un papel clave, tanto en la puesta en marcha como en la aplicación de las políticas de género, al igual que las mujeres. Como reconoce el documento "los hombres y la igualdad de género”, aprobado por el Consejo de Europa, desde los gobiernos se deben dar pasos concretos para alentar a los hombres a compartir con las mujeres las responsabilidades familiares y otras responsabilidades de cuidado. Además, hay que tener siempre presente que la igualdad no es algo que deba implicar únicamente a las mujeres. La igualdad es preciso entenderla como "igualdad de trato” entre hombres y mujeres, no como una característica de las mujeres, porque la igualdad es un valor esencialmente democrático, y la democracia es considerar a todos, mujeres y hombres, como portadores de los mismos derechos y de las mismas obligaciones.
¿Cuál es la situación de la igualdad de oportunidades en el resto de países europeos? ¿Podría citarnos algún país que destaque por sus políticas de igualdad?
El avance en cuanto a igualdad entre mujeres y hombres ha sido muy significativo, tanto en España como en los demás Estados miembros de la Unión Europea, aunque, evidentemente, la forma en que ha evolucionado varía mucho de un país a otro. Gracias a la acción combinada de la Comunidad y los Estados miembros, la situación de las mujeres en Europa se ha transformado profundamente en numerosos ámbitos. Por ejemplo, la participación de la mujer en el empleo no ha dejado de avanzar, y hoy el nivel de educación de las mujeres es superior al de los hombres. No obstante, sigue habiendo importantes desafíos.
En cuanto a señalar un país que destaque por sus políticas de igualdad, destacaría los del norte de Europa, Noruega, Finlandia, Suecia… y, por supuesto, a España que se ha convertido, en poco tiempo, en uno de los países más avanzados de la Unión Europea en materia de igualdad, y por lo tanto, es ya un referente para muchos de ellos. Hay que recordar, que el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero es uno de los pocos ejecutivos paritarios que existen en el mundo, por lo que España está levantando la bandera de la igualdad en Europa.
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