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Un deseo: ¿Cómo contribuir desde la orientación a una sociedad más igualitaria y más justa?
Artículo de opinión
"Las manifestaciones de la injusticia se refieren tanto a la opresión, es decir, las relaciones que impiden la expresión plena de las capacidades de una persona o grupo, como a la dominación, o sea, aquellas relaciones que impiden la participación plena de una persona o grupo en la vida social o en las decisiones” Iris Marion Young
En el ámbito de la orientación educativa, que es el que nos ocupa, incorporar la perspectiva de género, supone adoptar una mirada atenta, reflexiva y crítica tanto hacia las estructuras económicas, políticas y sociales que nos están llevando a situaciones de creciente desigualdad e injusticia, como a las formas de relación que establecemos o padecemos en nuestra vida cotidiana, que pueden desembocar en prácticas de dominio o de libertad.
En todo caso, el concepto de opresión acuñado por Iris Marion Young para referirse a la injusticia de género, me parece muy oportuno para favorecer experiencias educativas y laborales, que tengan como horizonte la construcción de una sociedad más igualitaria y más justa. Brevemente recordaré que la opresión, para esta autora, se puede manifestar de diferentes maneras: como explotación (consecuencia directa de la división sexual del trabajo), como marginación (limitaciones en la participación social y en la toma de decisiones políticas), como carencia de poder (no reconocimiento de la autoridad más centrada en las necesidades sociales y afectivas), imperialismo cultural (estereotipos sexistas) y violencia de género.
Esta conceptualización de la opresión ayuda a problematizar cómo se están construyendo los hombres y las mujeres a través de los diferentes procesos de socialización en que están inmersos. Supone, por tanto, analizar, entre otras, las siguientes cuestiones:
- En qué medida hombres y mujeres (alumnado, profesorado y familias) conforman subjetividades diferentes, y en qué medida, esta diferencia produce desigualdad que se traduce en injusticia:
a) Por sobrecarga con tareas domésticas.
b) Por expectativas diferentes hacia el futuro sociolaboral.
c) Con un trato desigual en las aulas o en diferentes espacios del centro educativo, en las relaciones familiares, sociales, etc.
- ¿Qué situaciones de opresión viven las jóvenes en su incorporación y mantenimiento en el mercado laboral? ¿Por qué las mujeres acceden al entorno laboral por determinados itinerarios del sector servicios? ¿Por qué dentro de los sectores laborales se concentran en determinadas tareas o puestos laborales? ¿Cómo es su salario en relación a los trabajos de igual valor que desarrollan los hombres? ¿Cuánto de cualificado se considera su trabajo? ¿Cómo es que la entrada al mercado laboral de las mujeres no ha supuesto, en los mismos términos, la entrada de los hombres al mundo del trabajo doméstico?
- ¿Qué formación sociolaboral han recibido las jóvenes en los centros educativos de secundaria o en la universidad? ¿Se aporta información sobre la presencia y contribución de las mujeres en la historia del pensamiento científico? ¿Se potencia entre el alumnado modelos positivos de mujeres y hombres que realizan opciones profesionales no tradicionales? ¿Por qué no se aborda la dimensión social de cualquier profesión, en cuanto a su contribución a un mundo más igualitario y más justo?
- ¿Se problematiza el tema del poder en las diferentes instituciones sociales? Es importante evidenciar las dinámicas y las relaciones de poder que se establecen entre hombres y mujeres, con el fin de descubrir qué tipos de sujeto sexuado están conformando y qué límites y posibilidades nos ofrecen estas construcciones. Problematizar el poder, supone pensarlo políticamente, en relación a qué efectos tiene, qué objetivos persigue y a quiénes favorecen o a quiénes perjudican las diferentes prácticas de poder. Supone visibilizar prácticas de poder de mujeres que ejercen, por ejemplo, una dirección escolar más centrada en un liderazgo distributivo, pedagógico, pacífico, democrático, emocional y orientado hacia las relaciones.
- ¿De qué forma los contenidos escolares y las prácticas educativas permiten una lectura crítica del mundo y de nosotras y nosotros mismos? ¿De qué forma desde la educación se contribuye a la construcción de una ciudadanía capaz de leer la realidad y de contribuir desde su lectura a una auténtica transformación social?
Teniendo en cuenta lo señalado hasta el momento y reconociendo las limitaciones de esta comunicación, paso ahora a exponer, de qué forma se incorpora el principio de no opresión en un Programa de Orientación Profesional del . En este programa, en el que participamos en su diseño un grupo de orientadoras y orientadores de Asturias, creo que se incorpora explícitamente la mirada reflexiva y crítica que reclamo ante cualquier forma de sexismo, de subordinación, de relaciones de dominación.
Conviene destacar que en la fase de diagnóstico, previa a la elaboración del programa, se constató que si bien existía cierto consenso para entender la orientación Académico y Profesional como parte de todo el proceso educativo, de forma que se favorezca en el alumnado una toma decisiones sobre su futuro académico - profesional consciente, la realidad nos indicaba que siguen estando vigentes los estereotipos sexuales que dan lugar a una segregación formativa y posteriormente ocupacional. La socialización diferencial a través del género sigue manteniéndose a través del currículum oculto que impregna la cultura escolar. Las chicas eligen especialidades más acordes con un rol de género, relacionado más directamente con las funciones de cuidado, mientras que los chicos optan más fácilmente por especialidades más tecnológicas.
Fruto del trabajo cooperativo desarrollado en el marco del Proyecto Calíope, se diseñó el programa de orientación académica-profesional no sexista: "Rompiendo Esquemas”. Este programa se ha aplicado, de forma experimental, en varios Institutos de Enseñanza Secundaria de Asturias, durante el curso 07/08. El objetivo general de este programa es ofrecer un modelo de orientación académica profesional que desarrolle en el alumnado la capacidad de elegir sin sesgos de género y que permita desarrollar la corresponsabilidad en chicos y chicas en los diferentes ámbitos de su vida, como son el doméstico y el empleo. Está estructurado en una serie de bloques temáticos. A continuación describimos brevemente los contenidos que se desarrollan en cada bloque.
I. Autoconocimiento: se fomenta que el alumnado se conozca mejor, identificando sus características y cualidades, desde una reflexión crítica sobre el proceso de construcción de la identidad de género.
II. Conocimiento del sistema educativo: se ofrece un conocimiento general del mismo, su organización y funcionamiento, así como los diferentes itinerarios a los que puede acceder el alumnado. Se realiza un análisis de las situaciones de desigualdad que se dan en los centros educativos y en el sistema educativo. Para ello, se presta especial atención al currículum oculto.
III. Conocimiento del mercado laboral: se desarrolla competencias exploratorias del mercado laboral, identificando las desigualdades de género existentes en los procesos de inserción sociolaboral. Supone la identificación de cuestiones de género en el mercado laboral: segregación ocupacional, segregación vertical, centralidad, dificultades en el acceso, permanencia, consolidación y salida.
IV. Toma de decisiones: se fomentan habilidades respecto al proceso de toma de decisiones que tengan en cuenta los sesgos de género. Supone reflexionar sobre los estereotipos sexistas que se transmiten en el proceso de socialización por los diferentes agentes educativos: familia, escuela y grupo de iguales. Se pretende diversificar las elecciones académicas y profesionales, tratando de someter a crítica los estereotipos de género y los factores que influyen en una elección sesgada, propiciando una toma de decisiones más libre, responsable y autónoma, problematizando la realidad del mercado laboral.
V. Centralidad en el empleo: se incorpora la centralidad en el empleo en la trayectoria profesional de las chicas. Para ello, es necesario romper el estereotipo del "hombre proveedor de recursos” y "mujer cuidadora” de la familia. Se reflexiona con las alumnas sobre la importancia de tener un empleo, valorando éste como algo que puede contribuir a hacerlas más libres, autónomas e independientes y no como una "opción”.
VI. Corresponsabilidad: se fomenta la corresponsabilidad del alumnado en todos los ámbitos de participación social. Contribuyendo así a que sean personas más autónomas, independientes y responsables, intentando elevar la corresponsabilidad de los chicos.
Si bien aún estamos en proceso de experimentación, la potencialidad de estos materiales creo que se deriva de la posibilidad de tratar en el espacio educativo aspectos nucleares que contribuyen a la conformación de una conciencia crítica sobre los mecanismos de perpetuación de las desigualdades de género. Considero que estos contenidos deberían formar parte del currículum de una enseñanza obligatoria, en donde las prácticas educativas se deben desarrollar en contextos democráticos, con el fin de contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.
Bibliografía:
García Lastra, Marta; Calvo Salvador, Adelina; Susinos Rada (ed.) (2008): Las mujeres cambian la educación. Investigar la escuela, relatar la experiencia. Narcea, Madrid.
Young, Iris Marion (2000). La justicia y la política de la diferencia. Cátedra/Feminismos, Madrid.
Programa de Orientación Profesional "Rompiendo Esquemas”: http://www.educastur.es/index.php?option=com_content&task=view&id=1573&Itemid=75
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