Los europeos, especialmente los meridionales, somos sedentarios pero invertimos mucho tiempo en desplazamientos laborales diarios. La fuerza de la familia, del hogar, de la comunidad, de la "parroquia” en términos sociológicos, nos arraiga y disminuye los cambios de residencia por motivos relacionados con el trabajo.El volver a casa puede implicar algunos sacrificios en forma de tiempo de desplazamiento desde la residencia al lugar de trabajo, especialmente en las metrópolis del país. Pero también se experimentan muchas satisfacciones en términos de convivencia familiar y vecinal.
Hay quien señala que la poca movilidad geográfica laboral lastra la productividad de Europa y la competitividad de sus empresas respecto a otros continentes. Puede ser.
Hay quien sugiere que la poca predisposición al cambio de lugar de trabajo por razones de distancia geográfica dificulta la progresión profesional de las personas. También es posible.
Pero también es cierto que el modelo socioeconómico proteccionista hasta hoy imperante en los distintos países europeos, ha sido, más equitativo y más estable que por ejemplo, en EEUU.
Yo no soy intervencionista, pero la crisis actual nos indica que vale la pena que existan mecanismos de control y previsión para complementar el deseable interés por el crecimiento y la sana competitividad con unos límites definidos por el bien común y no el interés de unas minorías especuladoras.
Menos crecimiento agresivo e innovación líquida, a cambio de más seguridad e igualdad. Sin embargo, ahora que el capitalismo feroz, desregulado, se nos ha presentado como insostenible e injusto, también nos tenemos que preguntar porqué la poca movilidad afecta más a unos colectivos sociales que a otros.
¿Por qué hay más hombres "móviles” que mujeres? ¿Por qué las mujeres "móviles” son en mayor medida solteras y tienen menos hijos que los hombres que se desplazan? ¿Por qué los universitarios son más "móviles” que los que tienen menos estudios?
La respuesta está en la globalización de la economía y en los cambios de valores entre las nuevas generaciones.
En un sistema de libre mercado y particularmente en una economía del conocimiento, el capital humano se convierte en un recurso principal y, por lo tanto forma parte de las ventajas competitivas de las empresas y las naciones el disponer de los mejores, en términos de preparación o de actitud.
Por otro lado, cada vez hay más jóvenes, de ambos sexos, que están dispuestos a renunciar a algunas de las ventajas de la vida sedentaria a cambio conocer nuevos entornos sociales y de la experiencia de progresar profesionalmente a partir del cambio de empleo. Aunque la nueva ocupación se encuentre ubicada en las antípodas del lugar de nacimiento.
Lo que parece claro es que si existe un interés hacia la movilidad geográfica, éste puede ser estimulante, por lo que representa de crecimiento personal y profesional.
En cambio, si el cambio geográfico es la única alternativa a la supervivencia, deberíamos mirar que éste no siempre afecte a los colectivos más desprotegidos y que puedan existir otras opciones autóctonas.
Nómadas o sedentarios. Para mi lo importante es que cada persona pueda escoger libremente su opción y en igualdad de oportunidades.
Enric Renau
Editor
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