Una de las principales características del mercado laboral, en nuestra sociedad actual, es la precariedad en el empleo dentro del sector privado. Sin embargo, es frecuente que se manifieste, desde distintos sectores, que vivimos en un país en el que las condiciones laborales están a la altura de otras naciones europeas de primer nivel. Los trabajadores de muchas de nuestras empresas observan estas apreciaciones con asombro ya que su situación personal difiere, en gran medida, de las manifestaciones que, en ocasiones, se están transmitiendo. Las principales quejas que los trabajadores del sector privado plantean son las siguientes:
- Falta de estabilidad en el empleo.
- Salarios bajos y difícilmente revisables.
- Incumplimiento de derechos (horarios, descansos, permisos etc.).
- Ausencia de reconocimiento del esfuerzo.
- Escasas posibilidades de promoción.
- Cualificación encubierta.
- Modificación permanente de las condiciones de trabajo.
- Imposibilidad de conciliar la vida laboral y familiar.
La falta de atención a estas demandas genera que, los trabajadores del sector privado en activo, los desempleados y los jóvenes que buscan su primer trabajo, vean en el acceso al empleo público una salida interesante y atractiva que les ofrece la posibilidad de dar un giro radical a su situación personal. Sin embargo, este cambio exige la superación de un proceso selectivo altamente competitivo en el que sólo unos pocos logran su objetivo y en el que no se tienen cuenta las circunstancias individuales que hayan podido afectar a la preparación o al rendimiento de cada aspirante.
¿Qué oposición debo prepararme?
Un futuro opositor debe valorar con detenimiento tanto la administración pública (nacional, autonómica, provincial o local) como el tipo de grupo profesional (Grupo A con sus subgrupos A1 y A2, Grupo B y Grupo C con sus subgrupos C1 y C2), al que desea acceder a través de una oferta de empleo público. Asimismo, deberá analizar las bases de las convocatorias anteriores con objeto de conocer las características del proceso a nivel de requisitos, pruebas de evaluación y la posible valoración de méritos si se trata de un concurso-oposición.
¿Prepararla por libre o en un centro de formación?
Una vez tomada la decisión sobre el tipo de puesto de trabajo al que se quiere optar, deberá resolver si será más conveniente para él preparar las pruebas de evaluación de la oposición por libre o bien contar con el apoyo de un centro especializado en la preparación de estas pruebas.
Indudablemente, un correcto servicio prestado por una academia puede suponer una ayuda adicional importante para el opositor siempre que:
- La preparación sea llevada a cabo por preparadores especializados y competentes.
- Exista flexibilidad en los horarios de asistencia.
- Pueda realizarse una preparación personalizada.
- Los materiales empleados se ajusten a las exigencias reales de las evaluaciones y sean permanentemente actualizados.
- Realice pruebas de evaluación que simulen a las reales y permitan al aspirante obtener feedback sobre el rendimiento de su tarea de estudio.
- Sea informado convenientemente de las convocatorias publicadas así como de los procedimientos y plazos para la presentación de las instancias.
- Tenga experiencia en la preparación de las pruebas durante los años anteriores y una adecuada relación con el organismo convocante.
¿Qué condiciones debe poseer el preparador de una oposición para ser eficiente en su trabajo?
La figura del preparador debe responder al siguiente decálogo:
1.- Poseer una formación relacionada con la enseñanza.
2.- Ofrecer una atención personalizada.
3.- Contraer un compromiso formativo.
4.- Tener capacidad de adaptación a los cambios.
5.- Programar y planificar tareas.
6.- Conocer la materia de estudio.
7.- Adaptar la preparación al sujeto y al tiempo disponible.
8.- Ofrecer apoyo y orientación.
9.- Editar materiales de calidad.
10.-Participar activamente en los procesos de selección.
¿Es compatible la preparación de una oposición con la realización de un trabajo o exige una dedicación plena?
Depende de diversos factores, pero el que tiene una mayor influencia es el tipo de sujeto que se enfrente a esta situación. A continuación, se describen las características que debería poseer un aspirante al empleo público, que sea trabajador en activo, para lograr su objetivo:
Compromiso: entender la preparación como una obligación prioritaria que le va a suponer renunciar al tiempo que antes era dedicado fundamentalmente al descanso y al ocio.
Capacidad: no podemos comparar la experiencia en el estudio que puede tener un titulado universitario con la de un graduado en E.S.O.
Continuidad: acceder a un puesto de trabajo en un organismo público no es una tarea fácil y es muy probable que se precise más de un intento para lograr el éxito.
Constancia: en la preparación no es recomendable combinar extensos periodos de estudio prolongado con épocas de ausencia de trabajo.
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Junto con la tipología de sujeto existe otro factor capital para dar una respuesta positiva o negativa a la cuestión de la compatibilidad. Se trata del tiempo disponible para la preparación. Las personas que trabajan, al margen de disponer de menos tiempo para estudiar, ofrecen un rendimiento menor en relación al tiempo dedicado al estudio, si las comparamos con las personas que tienen dedicación plena. Este menor rendimiento tiene su origen en la carga de actividad desarrollada durante la jornada laboral.
Por consiguiente, la compatibilidad entre estudio de una oposición y la realización de un trabajo es posible pero no siempre exitosa. Las apreciaciones recogidas en este artículo intentan ayudar al logro del objetivo de acceder al empleo público en un periodo de tiempo razonable.