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Másters universitarios: ¿un negocio?

Artículo de opinión

¿Por qué un máster oficial?, pues hay pros y contras. El calificativo de oficiales es una garantía de haber pasado los sistemas de calidad de las agencias estatales o autonómicas que controlan la profesionalidad de los profesores o la coherencia de los contenidos, lo que es una garantía de seriedad.


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Carmen Parra. Profesora de Derecho Internacional y Directora de la Cátedra de Economía Solidaria. Universitat Abat Oliba CEU (Barcelona)
El nuevo espacio de Bolonia que va a dirigir la vida universitaria en los próximos años ha supuesto un cambio en la manera de concebir la formación que han de recibir los estudiantes en la universidad española. En este sentido, si bien antes los estudios de licenciatura suponían el punto final de la carrera universitaria, siendo los de postgrado un plus al que sólo algunos accedían, se han convertido a día de hoy en el punto final del interminable periodo formativo al que nos obliga la especialización y la necesidad de prolongar la vida de estudiante.

Esta nueva situación plantea diferentes interrogantes difíciles de responder sin caer en una cierta sorna por la falta de formalidad de muchos de estos cursos y por la falta de utilidad de la que se acusa a los mismos. Un estudio de postgrado, y en concreto un máster, no deja de ser en España una prolongación de lo que se ha visto en la licenciatura, sin que los conocimientos teóricos o prácticos se correspondan con el tiempo invertido. Por otro lado, la especialización que quiere aportar el máster pasa por la realización de convenios con colegios profesionales que den una salida a aquellos que se han formado específicamente para una profesión, sin caer en la endogamia colegial en la que no prevalece la calidad, sino la visión de una fuente de ingresos extra para los privilegiados que intervengan en esta actividad extra. En este sentido, lo teórico y lo práctico deben tener una finalidad común: la formación del estudiante que en los tres o cuatro años de estudios básicos (dependerá de la universidad) necesitará completar sus conocimientos para poder ejercer una profesión, y no pensar en un título inútil que colgará de su pared después de haber perdido tiempo y dinero.

A lo anteriormente expuesto le sigue otra compleja cuestión que es la de diferenciar los másters oficiales de los que no lo son, y la importancia que tiene elegir uno u otro. Hoy en día ambas categorías conviven en el espacio universitario sin que la publicidad engañosa, tan invocada en otros ámbitos, esté aquí presente. ¿Por qué un máster oficial?, pues hay pros y contras. El calificativo de oficiales es una garantía de haber pasado los sistemas de calidad de las agencias estatales o autonómicas que controlan la profesionalidad de los profesores o la coherencia de los contenidos, lo que es una garantía de seriedad. Sin embargo la realidad demuestra que la autoridad académica, en muchos casos, otorga la categoría de máster oficial por lo que figura en un papel, posiblemente elaborado por profesionales en estos menesteres, sin que exista un control posterior que efectivamente analice sus resultados y la veracidad de lo que se solicitó en su día.

Por otro lado, las exigencias del máster oficial son muchas veces académicas en exceso, e impiden la flexibilidad en el desarrollo de los mismos, lo que le quita el carácter útil que el estudiante debe perseguir al realizar unos estudios de este tipo. En cualquier caso, el estudiante que acceda a un máster, independientemente de su categoría, debe acudir a la institución que lo ofrece y ver en realidad si se corresponde a sus expectativas laborales y formativas, para poder hacer a partir de este punto su elección.
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