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Algunos interrogantes sobre el prácticum del grado de magisterio

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María Amparo Calatayud Salom. Departamento de Didáctica y Organización Escolar. Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Universidad de Valencia
Es evidente que los cambios sociales han tocado de lleno los planteamientos en educación y, muy especialmente, a la formación de los profesionales de la educación. Vivimos momentos de cambios vertiginosos promovidos por el avance incesante de las nuevas tecnologías, por las telecomunicaciones, por las demandas sociales y laborales, por los avances científicos etc. que reclaman una mejor y mayor formación del docente, del pedagogo para ejercer la profesión y responder a los retos que plantea la sociedad actual (Calatayud, 2008). Especialmente, como señala la profesora Montero (1996) estamos asistiendo a una situación en la que cada vez se le reclama al profesorado que esté más y mejor preparado para afrontar cuestiones diferentes de las relacionadas con el "dar clase”, por ejemplo, tareas de gestión, de organización, de atención a la diversidad, multiculturalidad, etc. Por lo tanto, a medida que pasa el tiempo y en función de una cultura más cambiante y compleja "el trabajo de los profesores no sólo no se simplifica sino que se intensifica”, es decir, reclama nuevas tareas, nuevas estrategias y conceptos, una adaptación profesional constante.

Como respuesta a todo este escenario, el Espacio Europeo de Educación Superior ha posibilitado convertir la diplomatura de Magisterio en un Titulo de Grado. Grado que conlleva cambios importantes, como es obvio, en los contenidos del Plan de Estudios, en la metodología docente, en la evaluación de los aprendizajes (créditos ECTS, etc.). Especialmente se incide en una orientación muy clara hacia una formación en la que el alumno es el verdadero protagonista del aprendizaje, primando el aprendizaje autónomo, etc., también se le concede un papel relevante a las destrezas y competencias así como un mayor número de horas de prácticas (concretamente un año académico) para poder ejercer la docencia.

Ahora bien, si estas son algunas de las intenciones del nuevo Titulo de Magisterio, también es cierto que este grado suscita y presenta muchos interrogantes. Desde mi punto de vista comentaré algunos de ellos referidos, en concreto, al Practicum de Magisterio:

1.- ¿Cómo se establecerá la coordinación entre los centros docentes de formación en prácticas y las Universidades? ¿Bajo qué convenios y criterios?

2.- ¿Cómo se llevará a cabo la selección del profesorado en prácticas de los centros de Infantil y Primaria? Considero, especialmente, importante que este profesorado reúna una serie de características para poder llegar a ser un buen "mentor” del alumno en prácticas. Además, se debería de establecer un plan de trabajo coordinado y coherente con respecto al Plan de Estudios cursado por el alumno (referido a las menciones cualificadoras) para que realmente el practicum pudiera ser una etapa donde el discente pudiera conocer el funcionamiento del centro y su relación con el entorno facilitándole en todo momento el aprender a enseñar "sobre el terreno”.

3.- ¿Por qué no se establece un reglamento de deberes y derechos del alumnado en prácticas, del docente de infantil y primaria que, verdaderamente, regule aspectos como contenidos, periodo, plan de trabajo, etc.?

40- ¿Por qué no se plantea un auténtico Proyecto de Formación del practicum y no una mera secuencia de actividades puntuales, de observaciones que el alumno realiza en el periodo de prácticas?, como suele ocurrir en algunos de los centros que, en la actualidad, tutorizo como profesora de Universidad del practicum de Pedagogía.

Podríamos aludir a algunas cuestiones más que suscita "este nuevo escenario que plantea el EEES” pero considero que estas son las más relevantes.

Muchas son las incertidumbres que deberían ser subsanadas para que realmente el practicum sea un periodo de formación no sólo en cantidad sino en lo que es más importante, en calidad para el alumnado universitario que curse el Grado de Magisterio.

Referencias bibliográficas:

Calatayud Salom, M. A. (2008). La escuela del futuro. Hacia nuevos escenarios Madrid. CCS.

Montero.L (1996) "Claves para la renovación pedagógica de un modelo de formación del profesorado”. En AA.VV. Evaluación de Experiencias y Tendencias en la Formación del Profesorado. Bilbao.Universidad de Deusto.
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