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¿Bola o Billar?

Artículo de opinión


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Julio de la Iglesia Martín. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y maestro especialista en Educación Física del Colegio Sagrado Corazón de Jesús (Zamora)
Vamos a ver si alguien adivina en este artículo a qué me refiero con el término "bola” y qué significado tiene para mí el vocablo "billar”…

En alguna que otra ocasión, me he encontrado a uno de mis alumnos cenando en el Telepizza que hay cercano a mi lugar de residencia. No es que quiera ofrecer propaganda gratuita; sino que pienso que este alumno está con un serio sobrepeso y que, sencillamente, sus hábitos alimenticios, quizás no sean los adecuados.

Como profesional de la enseñanza, si alguien me preguntara si con tres horas de Educación Física a la semana este alumn@ conseguiría reducir su peso, le respondería que no. Más bien, creo que se trata de que, a través de nuestra asignatura, adquiera los conocimientos y los hábitos necesarios para no poner en riesgo su salud; sobre todo ahora que está en edad de crecimiento.

Pero bueno, quizá sus padres no estén conforme con lo que les digo, o más bien, a lo mejor no puedo hablar con sus padres porque estos "pasan” de la educación de su hijo, e incluso de él mismo; y este, como forma de rebelión, se pone a comer de forma compulsiva.

No lo sé, estoy hablando en hipótesis; pero dicen que a través de la observación se aprende mucho y es que hoy en día, no hace falta más que ver a la cantidad de alumn@s obesos que hay en edad de crecimiento. La verdad, este es un tema que me preocupa, porque creo que el llevar una vida sana y unos hábitos correctos, es fundamental para toda persona, al margen de que te guste o no la Educación Física, o de que seas más o menos partidario de realizar una actividad física cualquiera de forma asidua.

En concreto, de quien hablo, es una buena persona, "como todas”; sólo que en ocasiones se enrabieta y no sabe controlar su mal genio: procura improperios, empuja a sus compañeros, etc. Después, hablo con él a parte y parece ser que entiende que lo que ha hecho no es correcto; pero aún así, lo vuelve a repetir en numerosas ocasiones.

Por ende, mi pregunta es, ¿tendrá algo que ver su grado de obesidad con sus reacciones? Pues la verdad, dada mi formación sobre aspectos básicos de la nutrición, y, más concretamente con la nutrición deportiva, me atrevería a aseverar, que la respuesta a la pregunta es que sí.

No pretendo con este artículo herir sensibilidades, sino poner de manifiesto una de las preocupaciones que diariamente se ciernen en mi labor profesional; y que, si mal no me equivoco, cada vez va más en aumento.

Por otro lado, y puestos a citar empresas, agradezco a la de Coca-Cola la retirada de las máquinas expendedoras de dichos productos de los institutos y demás infraestructuras educativas; al tiempo que aprovecho la ocasión para solicitarles una mayor inversión en proyectos de educación.

Por lo tanto, ¿a qué estamos jugando? (perdonen la terminología, pero es que, soy un profesional y un entusiasta de la misma); y cito: ¡por qué no dejamos de una vez por todas de pasarnos la pelota de billar de un lado a otro! Es más, ¿por qué no dejamos de golpearla contra las esquinas? Creo, que más bien, los profesionales de la educación deberíamos, simplemente, coger dicha bola y conducirla suavemente por el tapete de la educación hasta que el alumn@, por si mismo, decidiera introducirse por uno de los agujeros de la mesa. Y es que, no debemos de olvidar, que el "billar americano” no es un juego tan fácil como algunos creen; sino que es bastante complejo y que para jugar con un nivel medianamente aceptable, como mínimo, hace falta conocer las reglas del juego.

Así pues, si tenemos en cuenta que la bola de la que les hablo está rayada, jugar al billar con dicha bola, aunque sólo sea una partidita, se me antoja harto complicado; porque miren ustedes, creo que hoy en día, resulta bastante arduo introducir la bola en la tronera a la primera, más bien, te suele salir cuando haces jugada de carambola.

Bueno, vamos a ver, para los que no están acostumbrados a esta terminología, decirles que todo se resume en que hay que probar diferentes técnicas para hacer ver al alumn@ lo complejo que es introducirse por uno de los múltiples agujeros que nos ofrece el tapete de la vida. Además, cuando viajamos por la misma (por la tronera), cuando llegamos al final (cada uno se marca sus propios objetivos en esta vida), sino somos los primeros, puede que choquemos con otra bola; y, a mayores, que otra venga por detrás y nos golpee.

Por lo tanto, ¿en qué tesitura nos situamos cuando ante nosotros tenemos en nuestras clases de Educación Física a alumn@s obesos?

Mi propuesta, versa sobre el hecho de proporcionar en las clases multitud de experiencias motrices a los educandos, de forma que sean ellos mismos los que vayan descubriendo sus posibilidades y limitaciones. De esta forma, quizás algún día se den cuenta (considero, que yo no he de ser ni juez ni verdugo; sino sólo un mero mentor) de que su cuerpo se les puede llegar a revelar cuando quieran hacer "algo” y que puede que deban de reducir sus volúmenes corporales. Y ya no me refiero a que a los ministros del momento les haya dado por insertar en nuestra sociedad nuevos modelos de tallaje, sino a que cada uno es el plenipotenciario y gobernador de su propio cuerpo y que por ello, no debe ser descuidado en edad de crecimiento. Y menos en las clases de Educación Física, ¿no les parece?
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