Son artículos completos y complementarios, lo que me dificulta una aportación de valor añadido. Sin embargo, tengo especial interés en reforzar la necesidad de una buena educación musical, precisamente en un momento en el que una parte de la sociedad y los líderes de opinión reclaman una formación más utilitaria.
Supongo que mi interés por la música se explica por la vivencia cotidiana desde la infancia a la actualidad. Mis principales recuerdos de mi abuela paterna están vinculados con sus conciertos familiares de piano. Disfruto recordando los viajes inacabables de fin de semana en coche con mis hermanos, tarareando todas las canciones de moda. No puedo olvidar las interminables clases de solfeo, que después he agradecido. Me emociona pensar en las noches de montaña cantando con amigos y amigas hasta salir el sol. Un concierto único de un cantautor me permitió encontrar a mi pareja y el día que nació mi primera hija estábamos en un concierto de jazz. Además, después de un largo tiempo de abandono, desde hace cuatro meses participo de una coral de nueva creación formada por más de 60 padres y docentes de la institución donde se forman mis hijos. Un éxito.
Perdonad mis referencias personales para hablar de la importancia de la música. Si cada uno de nosotros repasa su vida particular -como yo he hecho-, seguramente observará que la música le ha acompañado a lo largo de la vida como a mi.
Y para que esto haya sucedido, tienen que haber músicos, profesores de música que los formen y momentos para estudiar música. Primero en la escolarización obligatoria, para llegar a todos los rincones, sin exclusión. Después, dando igual oportunidades a todos los que demuestren una especial sensibilidad y fomentando la sensibilidad y cultura musical en todas las partes. En las calles y los barrios. En las fiestas y las celebraciones. Músicas propias y músicas lejanas.
Enric Renau
Editor
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