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Los rankings MBA. Su utilidad como criterio para decidir

Artículo de opinión


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José Manuel Cuadrado Domínguez. Director de Consultoría de ITAE, Escuela de Negocios de Extremadura
Cualquier decisión que toma una persona, empresa u organización ha de cotejarse con diferentes criterios de valoración, y aunque no sea el único, los ranking de los mejores MBA nos pueden informar sobre el prestigio de la institución que lo imparte.

Para argumentar esta afirmación primero podemos fijarnos en la definición según la Real Academia Española de lo que significa prestigio: ”realce, estimación, renombre, buen crédit”', para después fijarnos en las fuentes de información que se utilizan para llevar a cabo los análisis que dan como resultados los ranking más conocidos sobre este tema y que son: ex alumnos de diferentes promociones, empresas reclutadoras y la propia escuela de negocios. Combinando estos dos elementos podremos ser más objetivos y comprobar si existe coherencia entre ambos.

Los ex alumnos encuestados aportan al análisis aspectos como el aprendizaje, el currículo y el apoyo que le sigue dando la escuela. Las empresas reclutadoras permiten conocer el nivel de fidelidad con respecto a las escuelas de las que captan más alumnos MBA, la procedencia de los directivos reclutados y la opinión de la empresa sobre cuál es la escuela que considera mejor. Por último, en los ranking se mide, respecto a la escuela de negocios, sus características generales (prestigio, certificaciones que posee, investigación que genera, las becas y ayudas financieras, los recursos e instalaciones que posee, el uso de las nuevas instalaciones,…), las características de cada programa (antigüedad, número de horas, perfiles de los alumnos,…) y los requisitos de acceso al programa.

Teniendo en cuenta todos estos factores, si se encuentran ponderados convenientemente y al mismo tiempo la institución que los realiza ofrece ciertas garantías, no cabe duda de que el sistema de ranking constituye una buena medida para alumnos, empresas y escuelas de negocio en sus diferentes intereses, aunque como se detallará más adelante, también hay aspectos que deberían tenerse en cuenta sobre el sistema de medida actual.

Desde la perspectiva de la Escuela de Negocios son positivos, en líneas generales, porque justifican que no se está en la elite por no hacer nada.

Desde la perspectiva del alumnado, que suelen ser directivos y profesionales de todos los sectores, porque supone una buena herramienta de análisis para decidir la mejor alternativa con la intención de dar un giro a su carrera buscando un rápido retorno de la Inversión, ampliar la red de contactos, adquirir nuevos conocimientos, desarrollar habilidades y actitudes o alcanzar puestos de responsabilidad.

En cuánto a las empresas, son cada vez más las que reclaman perfiles MBA en puestos de responsabilidad, sabedoras de que una buena formación puede ser garantía de éxito empresarial y por tanto de garantías de crecimiento y generación de valor.

Aunque no todo es positivo. Los criterios de evaluación sacan a relucir también algunos aspectos desfavorables para un grupo de escuelas de negocio enfocadas a un perfil diferente al de las más conocidas. Efectivamente, en términos de facturación, presupuestos anuales y número de alumnos, sobre todo, podemos afirmar que existen escuelas de primera o grandes y escuelas de segunda división o pequeñas, lo cuál no significa que en ambas existan buenos y malos "equipos” que aspiren a ganar en todo aquello en lo que participan. En tal situación, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Son los criterios antes mencionados aplicables a ambas "categorías”?. Es obvio, que no.

Esta situación origina varios hechos:

1.- Los criterios de medición se eligen pensando en éste grupo reducido de escuelas de negocio que incluso por ubicación física se encuentran cercanas a las organizaciones que promueven los estudios cómo por ejemplo consultoras y editoriales de gran prestigio olvidándose en muchos aspectos del resto.

2.- Las escuelas grandes tienen la tentación de adaptar sus programas y métodos con el objetivo de mejorar su puesto en el ranking, como si de una competición por alcanzar el puesto más alto se tratase y desviándose así de lo que verdaderamente les debería preocupar (calidad de contenidos, fomentar el espiritu emprendedor, etc.).

3.- Las escuelas pequeñas tienen muy difícil aparecer en los puestos más altos.

En un país en dónde hay más de 150 escuelas de negocio, y a pesar de estos inconvenientes y como ejemplo de excepción que confirma las reglas actuales, ITAE, La Escuela de Negocios de Extremadura se siente especialmente orgullosa de que su MBA se encuentre entre los 20 mejores de España (ranking del periódico El MUNDO, 19 Abril de 2006), en dónde hay más de 150 escuelas de negocio.

Además, suele ocurrir que los altos directivos y empresas ya consolidadas realizan el MBA en las escuelas más prestigiosas mientras que el resto de Escuelas forman a la mayoría de emprendedores (que tanto se demandan) y a directivos y empresarios que representan a las pymes y microempresas (las más representativas en España), por lo que con el sistema actual, la importancia de los ranking a la hora de valorar el prestigio es muy útil pero no debería ser en cualquier caso el único criterio a tener en cuenta.
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