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"Observatori de la violencia a les escoles”: El aprendizaje de la convivencia para la prevención de la violencia

Artículo de opinión


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Maria Jesús Comellas. Coordinadora del grupo GRODE de Universidad Autónoma de Barcelona
1.Estado de la cuestión

Las informaciones actuales, en relación a las dificultades de convivencia en las centros escolares, acoso entre compañeros, violencia entre iguales o con la exigen, sin más dilación, un análisis en profundidad tanto de lo qué pasa, cómo, especialmente su interpretación, análisis de contexto, causas y cómo se reacciona desde la sociedad y en el centro educativo con alternativas educativas.

La culpabilización al alumnado, la familia o la escuela es una respuesta fácil y superficial. Que sólo genera más violencia en injusticia. Llevar a cabo acciones puntuales es una medida de contención a corto plazo, pero no resuelve nada ya que no contempla el proceso que ha conducido a la situación actual, desde una perspectiva sistémica. Por tanto dichas actuaciones, quizás inicialmente necesarias, tendrán una eficacia muy limitada y, a largo plazo, podrían ahondar más en el problema.

Este enfoque, centrado básicamente en el alumnado no debería darse en el seno de la institución escolar ya que por su rol educativo debe considerar todas las variables generales, los cambios sociales y las repercusiones para lograr que la educación sea un beneficio para toda la población.(Delors, 1996); (Perrenoud, 2001), con lo que deben priorizarse las decisiones para que este proceso sea adecuado a momento y necesidades actuales.

En definitiva es en el centro donde, por una dinámica plural, pueden emerger unas pautas de conducta y una serie de problemas a los que hay que dar respuesta.

2. El centro educativo, un contexto socializador básico

La institución educativa, inmersa en la sociedad en la que vive, debe analizar, con rigor, cuales deben ser sus finalidades, sus objetivos, dinámica, recursos y organización para poder responder a los requerimientos y necesidades de la población infanto-juvenil en el momento de su educación y en un futuro más o menos inmediato.

Todos estos factores determinaran actitudes y comportamientos. Según sea la respuesta concreta de la institución escolar, la dinámica y los objetivos educativos, se podrá abrir un abismo relacional entre el mundo adulto y el de la adolescencia lo que generará, sin lugar a dudas, conductas y conflictos en el aula puesto que es el lugar dónde las relaciones son más estables, se pasa un mayor número de horas y dónde hay un solo adulto ante una densidad de población, ideas y situaciones posibles.

Cuando hay, además, circunstancias individuales generadoras de inseguridad, sentimiento de fracaso, aislamiento del grupo y de los objetivos que se persiguen, se construye una autoimagen de exclusión que genera animadversión hacia el grupo de iguales (especialmente los que no están en la misma situación) y a la vez complicidades entre todos los que se sienten igual, como factor y vínculo de pertenencia y comprensión. (Bonal & González,) Se da, en este caso, el contexto y condiciones para que se generen actitudes y conductas violentas de unos hacia otros.

Por lo tanto los profesionales tienen un reto claro para responder de forma educativa: enseñar a convivir en una sociedad plural con un enfoque positivo y no discriminativo.(Egan, 2000) y evitar que se gesten, en esta etapa, actitudes negativas segregadoras e injustas.

2.1. La convivencia y la violencia: un aprendizaje

El reto educativo se centra pues en el clima que se puede ir generando en el centro y de forma especial en el aula. Si este clima está enrarecido y los miembros del grupo, se sienten marginados por un adultos o por algunos de sus iguales, necesitaran demostrar se resentimiento por la incomprensión que reciben (gestada en el centro o en el contexto pero evidenciada en el aula).

Las estadísticas confirman que el fracaso escolar es uno de los principales factores de riesgo de la exclusión personal, profesional y social y presente en un porcentaje alto en los problemas de delincuencia, drogadicción y violencia familiar y social. Es la institución educativa la que tienen que generar necesidades y enseñar las competencias necesarias para resolverlas, con lo cual el aprendizaje será significativo y las actitudes serán más positivas.(Morin, 2001))

3. El proyecto del "Observatori de la violencia a l'escola”: una mirada sistémica

Ante esta situación planteamos la necesidad de construir un debate con la participación de las instituciones educativas, encaminado a la convivencia en los centros educativos y a la manera cómo se estructura la narrativa en la interpretación de los hechos.

Este proyecto se enmarca en un programa que lleva a cabo el grupo de investigación GRODE (Grup de Recerca, Orientació i Desenvolupament Educatiu- www.grode.org ) del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Este programa ha recibido el apoyo y colaboración institucional de la UAB, UNESCO, el departamento de ecuación de la Generalitat de catalunya (Gobierno autónomico y la Fundación viure i conviure de la Caixa de Catalunya y la Diputación de Barcelona (Institución de ámbito supra municipal) para que pueda ser implementado en las escuelas que lo soliciten con el apoyo de los gobiernos municipales.

3.1. Objetivos generales:

- Conceptualizar y encontrar los indicadores que pueden definir la violencia desde diferentes vertientes (física, psicológica, verbal, simbólica) y pueden ser relevantes tanto desde el punto de vista de factores de riesgo como de conductas propiamente violentas.

- Potenciar el análisis, desde un enfoque sistémico, de las causas (visibles o no) que pueden condicionar las relaciones (en los diferentes espacios) entre los diferentes colectivos (alumnado, profesorado, profesorado - alumnado, familias,) con una concepción de la diversidad desde un punto de vista plural.

- Analizar diferentes formas de dar respuesta educativa (preventiva) y paliativa si es preciso.

- Colaborar con las instituciones municipales y con las familias en el análisis de las formas de convivencia necesaria para que fuera de la escuela también se intervenga de forma cohesionada con los centros en las diferentes etapas de la educación: infantil, primaria y especialmente en la secundaria

- Coordinar, con el profesorado, las diferentes acciones que se pueden llevar a cabo: programas, proyectos de prevención.

3.2. Metodología

La metodología utilizada se enmarca en el modelo utilizado de la Investigación acción participativa, con la implicación de los diferentes colectivos ya sea instituciones o profesionales: profesorado, alumnado, familias y profesionales múltiples.

Para ello se han establecido vinculaciones con instituciones: educativas, municipales, sanitarias, tejido asociativo, vecindario, asociaciones de padres y madres, deportivas y culturales.

A partir de la presentación se hace una exploración sociométrica para poder visualizar cuantitativa, cualitativa y gráficamente las relaciones de grupo mediante un software educativo construido para el proyecto (http://sociograma.grode).

A partir de los resultados se analizan los significados y se avanza, con el profesorado en la toma de decisiones para la intervención.

El rol del profesorado como guía, es uno de los factores clave del proceso. No puede haber confusión ni inseguridad sobre lo que implica la autoridad y la afectividad como ejes de las relaciones y, por lo tanto, como base de las respuestas ante las diferentes situaciones.(Cava & Musitu, 2002) (Comellas, 2004a). Este marco referencial normativo común, deberá posibilitar las relaciones positivas en el seno del grupo.

Por otra parte cada grupo social y cada espacio de convivencia tiene unas características propias y unas posibilidades que deben ser aprovechadas en beneficio de todos sus miembros. Por ello la escuela debe poder responder de forma adecuada: una línea educativa que tiene que ser común y que posibilitará los acuerdos y coordinación para hacer posible asumir responsabilidades bajo la base de una cooperación y coordinación claras. (Meirieu, 2004).

Por ello proponemos, inicialmente un enfoque sistémico que, desde el acompañamiento del profesorado no sólo en la acción puntual de la tutoría sino, durante la jornada escolar se pueda potenciar un clima que permita, principalmente, para potenciar la visión más positiva de los adultos, de su comportamiento, de los recursos que se ofrecen para una intervención encaminada a generar confianza y posibilidad de debate y análisis colectivo.

Con esta actitud y relación con el alumnado el profesorado supera el modelo de control, desde la distancia, de hablar de disciplina para hablar de convivencia y de participación ya que el aula es el espacio común donde todas las personas deben encontrar su lugar.

4. Bibliografía

Bravo, F., & Comellas, M. J. (2003). Estrategias para la constitución de una red intermunicipal sobre la mejora del éxito escolar. J. Gairin (coordinador), Estrategias de formación para el cambio organizacional (pp. 356-364). Barcelona: Praxis.

Colomer, F. (2003). Las redes institucionales en educación. J. Gairin (Coordinación), Estrategias de formación para el cambio organizacional (pp. 319-334). Barcelona: Praxis.

Comellas, M. J. (2002). Los aprendizajes y el PCC (Proyecto Curricular de Centro) saberes específicos y aspectos metodológicos. Comellas M.J. (Coordinadora), Las competencias del profesorado para la acción tutorial (pp. 41-51). Barcelona: Praxis.

Comellas, M. J. (2004a). Comportamiento en las aulas de enseñanza secundaria. Análisis de factores relevantes: psicológicos, pedagógicos y familiares. J. y. C. M. J. Callabet (Coord.), El adolescente ahora (pp. 35-47). Barcelona: Club de Pediatría social.

Comellas, M. J. (2004b). Los referentes de éxito escolar. Punto de vista del profesorado y de las familias. J. Callabet, & M. J. Comellas (Coord.), El adolescente, ahora (pp. 65-77). Barcelona: Club de Pediatría Social.

Comellas, M. J. (2002). Las agrupaciones de los alumnos en relación a los aprendizajes. Aula, 116, 39-43.

Funes Jaume Dir. (2004). Arguments adolescents. Barcelona: Generalitat de Catalunya.

Meirieu, P. (2004). Referencias para un mundo sin referencias. Barcelona: Graó.

Morin, E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Barcelona: Paidos.
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