Hoy en día, no se entiende que un alumno termine su carrera sin un previo paso por la empresa, a modo de un periodo de prácticas formativas y esto constituye un elemento esencial para completar su formación, vía una experiencia que debe ir encaminada hacia las motivaciones, deseos e interés de desarrollo profesional del futuro candidato y que le permitirá competir en mejores condiciones en el mercado laboral. Por ello, es necesario una formación con una perspectiva práctica, de análisis de situaciones reales y entrenamiento en la toma de decisiones.Las prácticas empresariales además se están convirtiendo en una excelente herramienta de selección de personal por parte de las empresas que tienen necesidades de reclutamiento y de este modo un importante porcentaje de alumnos que realizan sus prácticas terminan incorporándose a la empresa de forma inmediata o para cubrir futuras vacantes en la plantilla, ya que también una beca es una excelente oportunidad para darse a conocer en una empresa. Además, una práctica formativa significa la integración en el mundo real de los conocimientos adquiridos en las aulas de un Centro Universitario.
La empleabilidad de cualquier candidato se relaciona entre los conocimientos adquiridos durante su formación y el desarrollo de habilidades clave para el desarrollo profesional. De esta manera el trabajo en equipo, capacidad de comunicación, gestión de proyectos, liderazgo, creatividad, habilidades sociales, etc, son competencias clave que el alumno que se esté formando debe desarrollar. La importancia radica en que los procesos de selección tratan de reconocer en los candidatos otras capacidades, habilidades y destrezas distintas del conocimiento. Por todo ello, formadores y empleadores debemos colaborar para que podamos completar el perfil profesional de los futuros candidatos mediante un adecuado desarrollo de sus capacidades personales.
Las prácticas empresariales se compatibilizan con la formación universitaria en últimos cursos de carrera y siempre deben estar supervisadas por un tutor. El alumno recibe una cuantía económica en concepto de beca o ayuda a sus estudios por parte de las empresas colaboradoras. Las características que definen a este de empresas son aquellas que apuestan por una política de expansión e invierten en recursos humanos y tecnológicos.
Asimismo, teniendo en cuenta que los graduados universitarios han pasado a convertirse en un activo apreciado por las empresas, ya que presentan tasas de ocupación elevadas y son los menos afectados por los ciclos económicos, los empleadores se ven obligados a reclutar los candidatos mejor formados y con unas necesidades de perfil adecuadas, colaboran con la Universidad en programas de cooperación educativa donde los beneficiados son los propios estudiantes. Sin duda, unas prácticas formativas durante últimos cursos universitarios ofrece al estudiante una excelente oportunidad para aplicación práctica, bajo la supervisión de su tutor, de aquellos conceptos que el estudiante está recibiendo en el aula y , por otro lado, permite al futuro candidato afrontar en mejores condiciones su incorporación al mercado de trabajo y, en este mismo sentido, reforzar cualquier experiencia internacional como por ejemplo son las prácticas en el extranjero, mejoran las competencias de los titulados e incrementan su nivel de empleablidad.
