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El futuro de las prácticas profesionales
Artículo de opinión
Es obvio que las prácticas se han convertido en una herramienta fundamental, ya muy consolidada en nuestro país, necesaria para situar al estudiante en el plano de la realidad del sector sobre el que ha adquirido unos determinados conocimientos teóricos. Un instrumento que complementa a la parte académica y una oportunidad para familiarizarse con el medio y desarrollar las habilidades y capacidades adquiridas durante la fase de aprendizaje.
En Santillana Formación somos conscientes de la proyección laboral que pueden llegar a suponer unas prácticas profesionales adecuadas y de calidad para nuestros alumnos de los Másters en Comunicación y Cultura. Nuestros programas, diseñados conjuntamente por Santillana Formación y la Universidad de Salamanca, pretenden que el recién graduado esté dotado de unos conocimientos teóricos integrales en su campo así como de una experiencia que le confieran un alto nivel de cualificación. Para lograr este objetivo, la práctica no puede quedar al margen de la teoría, por eso es condición sinequanone el desarrollo de prácticas para obtener el título Master que expide la Universidad de Salamanca.
Un área que, sin duda, merece especial atención pues aunque las prácticas profesionales no siempre acaban traduciéndose en una oportunidad real de trabajo es cierto que revierten positivamente sobre el alumno. Por un lado, proporcionan experiencia curricular y a menudo, la primera toma de contacto con un campo recién descubierto, y por otro facilitan la posterior inserción del alumno en el mercado laboral, más concretamente, en el sector de actuación en el que desea desarrollar su carrera profesional.
Lógicamente, el momento, la situación y la demanda que plantea el mercado son determinantes y no se puede obviar que la consecución del objetivo final de unas prácticas, es establecerse lo más consolidadamente posible en el mercado laboral.
Nuevos retos para el 2010
Por todo ello, no hay que perder de vista cual es la esfera en la que nos estamos moviendo. Hay un proceso abierto, el Proceso de Bolonia, iniciado a partir de la Declaración de Bolonia, acuerdo firmado por los ministros de educación de la Unión Europea en 1999. Se trató de una declaración conjunta que dio inicio al llamado Proceso de Convergencia que tenía como objetivo facilitar un efectivo intercambio de titulados así como adaptar el contenido de los estudios universitarios a las demandas sociales.
Estos primeros pasos o declaración de buenos propósitos condujeron a la creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)
El precedente es la firma de la Carta Magna de Universidades por parte de rectores de Universidades europeas, y la Declaración de la Sorbona, reunión de ministros de educación de cuatro países europeos (Alemania, Italia, Francia y Reino Unido). Más tarde, 29 ministros de educación europeos firman la Declaración de Bolonia, que da el nombre al proceso y en el que se basan los fundamentos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que estará finalizado, previsiblemente en el año 2010.
En reuniones posteriores, se adhieren más estados (Comunicado de Praga, Comunicado de Berlín, y Comunicado de Bergen), con desigual ritmo de implantación entre los firmantes. La última reunión tuvo lugar en Londres el 18 de mayo de 2007 (Comunicado de Londres) bajo el título "Hacia el Espacio Europeo de Educación Superior: respondiendo a los retos de un mundo globalizado”.
Ésta es la actualidad, éstos los propósitos, los resultados están aún por ver. 2010 es la línea de meta. Veremos entonces si hemos sido capaces de conseguir el reto.
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