¿A quién se dirigen los nuevos másters oficiales?

Artículo de opinión

Actualmente, nos encontramos ante un nuevo reto, surgido de la firma de la Declaración de Bolonia en 1999: la adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior para llegar a una formación integrada antes de 2010

Mònica Ferrer. Coordinadora de Postgrados de las Escuelas Universitarias de Trabajo Social y Educación Social Pere Tarrés, Universitat Ramon Llull (Barcelona)

Todos los que estamos dentro del mundo de la formación universitaria, teníamos claro hasta el momento, que los másters y postgrados estaban dirigidos a estudiantes que acababan una carrera y querían profundizar en un ámbito determinado; pero también, a un público numeroso de profesionales del ámbito social que, a través de su experiencia laboral, constataban que tenían muchos déficits en formación teórica y en herramientas prácticas importantes para afrontar las distintas casuísticas surgidas del día a día, dado que trabajamos con personas, en un mundo cambiante, que se mueve a velocidades extremas.

Actualmente, nos encontramos ante un nuevo reto, surgido de la firma de la Declaración de Bolonia en 1999: la adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior para llegar a una formación integrada antes de 2010. Este reto trae una dificultad añadida para las universidades, la de adaptarse a una formación superior (Postgrado y Doctorado) sin tener los cimientos fijados (estudios de Grado), además de la complejidad de crear un plan de estudios sin conocer con exactitud la base que tendrán los alumnos que lleguen a estos. Aún así, muchos hemos conseguido poner en marcha la maquinaria y crear una formación de Postgrado con la idea de especializar profesionalmente a nuestros alumnos o iniciarlos en las actividades de investigación.

Estrictamente, los estudios de Postgrado están dentro de un nuevo circuito de formación universitaria diseñada para especializar a los estudiantes que acaban el Grado y acercarlos al Doctorado; Se trata de una nueva tipología de estudio adaptada al modelo europeo, que tiene como principal objetivo proveerlos de unas competencias, entendiéndolas como un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores, que comporta un número de horas de trabajo y estudio personal por parte del estudiante más elevado. Estos requerimientos dificultaran, en algunas ocasiones, la posibilidad de compatibilizar la formación con el mundo laboral, ya que se habla en muchos casos de una dedicación exclusiva a la formación por parte del estudiante. Pese a esto, y teniendo en cuenta que el Grado aun no se ha implementado, se trata de una buena oportunidad que deben aprovechar los diplomados y profesionales en activo para llegar a unos estudios superiores a los que en otro momento les seria más arduo llegar a conseguir. También es la oportunidad más plausible para cubrir la necesidad de especializarse al mismo tiempo que se adaptan a la nueva formación académica y a las futuras demandas del mercado laboral.

Finalmente, debemos tener en cuenta que nos encontramos en un momento crucial de transición en el que, dadas las circunstancias, no es fácil poder dar una respuesta clara al interrogante planteado; aunque en un principio, se trata de una formación diseñada para estudiantes que acaban un Grado, creemos que en la actualidad, es más una oportunidad dirigida a profesionales en activo que quieren actualizar sus conocimientos.

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