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Editorial

Las distancias salariales entre los trabajadores con estudios universitarios y el resto de empleados se están acortando en España más que en ningún Estado de la OCDE. En concreto, se han reducido un 40% entre 1997 y 2004. Esto no sucede en los países que han apostado por las TIC, como Corea, Canadá y EEUU.


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Enric Renau. Editor
Las distancias salariales entre los trabajadores con estudios universitarios y el resto de empleados se están acortando en España más que en ningún otro Estado de la OCDE. En concreto, se han reducido un 40% entre 1997 y 2004.

Aún así, en el año 2004, un titulado universitario cobraba, de media, 32.992 euros brutos al año, 2,6 veces más que un trabajador sin estudios primarios, que no llegaba a los 13.000 euros brutos anuales.

¿Qué ha ocurrido en España en 7 años para que se produzca este efecto que pone en entredicho el papel del título como garantía de futuro laboral prometedor y diferenciado de otros caminos para acceder y progresar en el mercado de trabajo?

La respuesta está, probablemente, en ambos lados de este mercado de trabajo: la oferta y la demanda.

Por la parte de la oferta de titulados universitarios, ésta ha crecido espectacularmente hasta hace poco tiempo, por razones sociodemográficas. La más importante cohorte del baby-boom llegó en tromba a una universidad que amplió rápidamente su oferta de plazas, el número de docentes, títulos y centros. El sistema educativo español no optó por los "numeros clausos” ni por promocionar la Formación Profesional y los estudiantes se han visto canalizados directamente hacia los campus por el prestigio universitario y por unos familiares orgullosos de tener unos hijos con título superior.

Una oferta creciente de titulados que, una vez aterrizados a la realidad laboral y quizás después de ejercer un período de prácticas mal pagado, ha preferido ocupar una plaza laboral concreta, aunque inferior a la categoría correspondiente a sus estudios superiores, que no quedarse a la espera del lugar ideal que nunca llega.

Por otro lado, la economía española ha crecido mucho entre el 97 y el 04. Pero ha crecido gracias a sectores poco intensivos en conocimiento e investigación, como son la construcción, el turismo y el consumo. Sectores que han demandado capital humano y que, al no haberlo encontrado suficientemente, han tenido que aumentar sueldos y hasta importar mano de obra de otros países.

El mercado de trabajo demanda profesionales con competencias específicas para ejercer una función concreta y, en algunos casos, con competencias transversales y habilidades aptas para varios puestos de trabajo, con una actitud de disposición al esfuerzo y practicidad. Muchas veces, la universidad no ha preparado profesionales con estas características.

La realidad nos indica que debemos pensar, profundamente, como rectificar, porqué esta igualación de salarios entre profesionales con distintos niveles de formación puede parecer positiva desde la perspectiva de la igualdad social, pero en realidad es indicativa de una mala estructuración del sector de la educación.

Preguntad a qué se dedican los titulados universitarios de Corea del Sur (+37%), Hungría (+35%), Canadá (+28%) o EEUU (+25%) y comparadlo con las ocupaciones en España (-41%), Italia (-23%) o Nueva Zelanda (-20%).

Los paréntesis son la comparativa de salarios universitarios-no universitarios. Donde pesa la llamada nueva economía, suben los sueldos universitarios. Donde prima el turismo y la construcción, pasa lo contrario.

Enric Renau
Editor

editor@educaweb.com
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