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Nuevas tecnologías: exigencia de una adaptación

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Mercè Climent Urtiaga. Directora d'Estudis de la Fundació EMI
Nuestra experiencia, y por consiguiente estas líneas, nos obliga a centrar el escrito en el público objetivo que comprenden los estudios no obligatorios.

Queremos considerar que una serie de actitudes básicas se han ido consiguiendo a lo largo de la vida del estudiante y ya desde la etapa infantil. Aspectos como: despertar la curiosidad del entorno; exigir disciplina de hábitos básicos (orden, aseo, pulcritud en las realizaciones); desarrollar progresivamente la memoria, con juegos nemotécnicos, memorización de poesías…; organizar inteligentemente el tiempo…, y así sucesivamente, son imprescindibles para el desarrollo continuo y creativo de las potencialidades del ser humano desde la niñez.

Si esa evolución se ha conseguido paulatinamente, y llegada la adolescencia y madurez, quizá sería más conveniente utilizar el término "estrategia de aprendizaje” en sustitución de las denominadas "técnicas de estudio”.

En este sentido las nuevas tecnologías representan la herramienta fundamental para el proceso de la mejora continua. Pero el uso de estas tecnologías será válido si permiten la progresión individual al ritmo personal de cada individuo; si guían hacia un trabajo posterior; si fomentan la curiosidad intelectual; si favorecen la creatividad.

Si entendemos por "nuevas tecnologías” el hecho de hacer llegar al alumno los contenidos de las materias que debe aprender, y que sustituye el papel escrito por un texto que aparece en la pantalla, que transmite la sensación de soledad (aunque exista un tutor en línea), estas nuevas tecnologías son, a nuestro entender, perjudiciales.

Es posible que, en nuestros días, nos hayamos dejado maravillar por la espectacularidad y atractivo que estos nuevos medios ofrecen. Podemos caer en el error de pensar que han supuesto la panacea universal para revolucionar la metodología tradicional. En realidad, la metodología se mantiene sin cambios, lo único que varía es el apoyo, el soporte con el que se cuenta.

La "estrategia” original sigue siendo válida: realizar una enseñanza gratificadora; utilizar la secuenciación adecuada en cada momento y según las características de la materia a compartir; evitar pasar al estrato superior del conocimiento sin haber afianzado el básico; fomentar la creatividad y evitar, de esa manera, la rutina y el aprendizaje encorsetado; proporcionar a cada alumno la actividad que su ritmo requiere, ya sea con elementos de refuerzo, o bien de ampliación e investigación; animar a buscar diferentes soluciones ante un problema específico; ayudar al reconocimiento personal de las deficiencias propias, al igual que ser conscientes de las potencialidades individuales de cada uno…

Todo lo anterior tiene una connotación proactiva; pero estamos convencidos de que, de llevarse a cabo, la esperada reactividad por parte del alumno no se hará esperar.

Las nuevas herramientas asombran y animan al profesor. Creemos que, desgraciadamente, la utilización de estas nuevas vías de aprendizaje priorizan la forma ante el fondo. A nuestro parecer, será necesario un gran trabajo de equipo docente, un cambio de mentalidad del profesor, una experimentación larga en el tiempo.

Pero, aunque la tarea sea difícil, tenemos el convencimiento de que, cuando se utilicen correcta y exhaustivamente, las nuevas tecnologías serán la base para conseguir que el alumno comprenda y, de esta manera, aprehenda.
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