Con la aprobación en Cortes de la reforma de la LOU las Universidades del Estado Español adquieren más autonomía de gestión, de selección y de planificación.Más autonomía es sinónimo de más responsabilidad, mayor competitividad entre los centros educativos y mayor compromiso con el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Bienvenida la reforma y… ¡ya era hora!.
Las universidades han gozado, tradicionalmente, de una sobreprotección del papá Estado y de la mamá administración pública que ha servido para construir un sistema universitario público que ha permitido incorporar a la educación superior a una parte importante de la generación del baby-boom y consolidar un cuerpo de docentes -y en algunos casos también investigadores- que han gozado del privilegio de vivir del paraguas público.
Pero el sentido común y el nuevo marco europeo señalan que toda la inversión pública en equipamientos y en creación de un cuerpo universitario no se hace porqué sí. Se trata de conseguir que Europa se convierta en la primera economía y sociedad del conocimiento. Se trata que la investigación y el desarrollo lleguen a convertirse en innovación empresarial y que el sector privado -con o sin ánimo de lucro- pueda apelar al apoyo universitario para progresar. Se trata de amortizar la inversión en universidades y de captar nuevos talentos que puedan hacer progresar de forma sostenible nuestra economía, nuestro sistema sanitario y educativo, nuestro estado del bienestar, nuestra incorporación a una sociedad sostenible con el medio ambiente y el propio espacio de investigación.
Algunos centros, quizás se quedarán por el camino, por mucho apoyo público de carácter local que puedan recibir, si no apuestan por la especialización a nivel mundial o la segmentación clara de su público. No me parece mal, ya que jugamos con el dinero de todos y cada uno de nosotros.
Se trata, pues, de abrir la universidad a la sociedad que, a través de sus impuestos y de la actividad económica de sus empresas confía que cada vez sea mayor y mejor la transferencia tecnológica y la investigación, así como mejor la preparación de sus alumnos.
Y todo ello, en una dimensión internacional.
¡Menuda tarea queda por hacer! ….pero ésta reforma de la LOU es un buen paso.
Enric Renau
Editor
