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Los estudiantes de bachillerato en México

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Efraín Soto Bañuelos. Coordinador del Área de Orientación Educativa de la Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas (México)
Antes de iniciar mencionando lo que considero como requerimientos de los jóvenes en edad de entre 15 y 18 años, debo comenzar por contextualizar la situación educativa y social de ésta franja en particular.

En México los ciclos escolares se dividen en Básico (Preescolar de 2 años, Primaria a partir de los 6 años de edad con una duración de 6 años y la Secundaria de 3 años), en total 11 años para este ciclo. Luego viene la educación Media Superior, el Bachillerato, el cual, hasta el momento, no es obligatorio -aunque eso ayudaría a ampliar el espectro de cobertura- y tiene una duración media de 3 años (en este caso particular tenemos dos grandes modalidad: a) Bachillerato Tecnológico, el cual prepara para una inserción más rápida en el mercado laboral, o sea, dota de herramientas prácticas o técnicas para el ejercicio de algún oficio, lo que recién es denominado como "competencias” para desarrollar un trabajo y, como acotación, es el destino de quienes no seguirán estudiando el siguiente ciclo, el profesional; b) el Bachillerato Propedéutico, el cual prepara para insertarse a una de las opciones profesionales ofrecidas por las universidades, en esta opción encontramos a quienes tienen un plan de vida con profesión e incluso estudios superiores en vista, que tienen un poco de mejores ingresos económicos familiares y, por lo general, la escolaridad de sus padres es mayor que de los que pretenden matricularse en la primera opción. Ya después tenemos a la Educación Superior, la profesión, regularmente con una duración de 4 a 8 años según sea la carrera elegida; ésta seguida de las maestrías y los doctorados con duración de 2 y 3 años, respectivamente.

La situación de los jóvenes en México es fácil de describir pero complicada de explicar y mucho más de asimilar, ya que la pobreza, la falta de empleo, la violencia familiar, todo ellos manifiesto en el fenómeno de la migración y el vandalismo hacen de nuestra juventud un tema apasionante.

Tomemos la información más reciente con relación a los jóvenes, es la Encuesta Nacional de Juventud 2005, realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud a través del Centro de Investigación y Estudios sobre Juventud, publicada en el mes de Mayo de 2006. El rango de edad contemplado para la encuesta es de los 12 a los 29 años en toda la extensión territorial de la República Mexicana, las sub-divisiones de edad son 12-14 años, 15-19 (es la que tomaremos para el artículo), 20-24 y 25-29 años.

En el rango de 15 a 19 años sólo el 61% de los jóvenes se dedica a estudiar y otro 7.5% estudia y trabaja, dejando a un 16% que ni estudian, ni trabajan. El 37.5% de los jóvenes dejan de estudiar, en su mayoría entre los 15 y 20 años, esto es, el momento de ingreso al bachillerato o a la licenciatura, y las mujeres se llevan hasta por 10 puntos el porcentaje sobre los hombres, y ellas dejan de estudiar sobre todo por que sus padres ya no les permiten seguir debido a que deben cuidar a algún familiar (hermanos menores, gente mayor) y los varones lo hacen por necesidad de trabajar o por que, literalmente, "no les gusta estudiar”.

En relación al primer trabajo, tanto en hombres como en mujeres se da entre los 17 y 18 años, notándose la preocupación ya de insertarse en la vida productiva y a la vez se nota la presión familiar por comenzar a generar ingresos.

Los aspectos a trabajar sobre este mapa de la juventud mexicana en lo que concierne a la orientación educativa son:

1. La cobertura, no es tema de la orientación, pero la decisión de los egresados de la secundaria para integrarse a algún programa de Educación Media Superior debe ser influida por el orientador de ese nivel, tratando de convencer a los jóvenes de una mejor perspectiva de nivel y calidad de vida si su grado de estudios es superior.

2. La participación de los padres en la decisión de seguir estudiando es crucial, ya que, por lo general, ellos no han accedido al bachillerato, entonces se hace un arma de dos filos, o quieren que sus hijos tengan mejores oportunidades que ellos o manifiestan su desinterés por la escuela y la convierten un una cultura familiar; en cualquier caso lo que se requiere es tener un acercamiento a la vez con los padres para hacerles notar la diferencia entre continuar los estudios o truncar una posible exitosa carrera.

3. Los pagos de matrícula, de transporte, de hospedaje y alimentación son en ocasiones motivos de deserción, así que se hace imprescindible consultar los programas de gobierno para apoyar o becar a estudiantes, los cuales existen en México y en la mayoría de las universidades, y hacerles llegar la información pertinente y oportuna para que logren, los que en este caso se encuentren, finalizar exitosamente su paso por el bachillerato.

4. Los programas Semi-escolarizados, o Semi-presenciales y a distancia son una alternativa para que sean incorporados al sistema educativo de este nivel los estudiantes que por motivos laborales no lo puedan hacer en un programa escolarizado tradicional.

5. La labor del orientador a nivel individual, grupal, así como masivo para dar a conocer las diferentes opciones profesionales es de suma importancia en este nivel, ya que es durante el bachillerato que deciden darse de baja por no saber qué opciones hay después de éste nivel, además de ser errada su elección de carrera emigrarán a otra y así sólo lograrán frustración y un costo muy alto para el estado. Así que el orientador debe de proporcionar la mejor información y hacer el análisis adecuado de las circunstancias propias de cada estudiante para lograr que se integren perfectamente a la carrera de su primera elección.

6. EL orientador debe sensibilizar a los docentes sobre los rasgos característicos propios de la etapa de desarrollo por la cual transitan los estudiantes de este rango de edad para conseguir con ello que sean más flexibles en sus peticiones académicas y en lo que, en ocasiones, se nota como autoritarismo. Además, en el caso de mi universidad, los docentes no tienen una formación como tales y se hace necesario pasar por un proceso de capacitación sobre didáctica, estrategias de enseñanza y psicología del adolescente.

7. Los estudiantes DEBEN aprender a conocerse, a quererse, ya que la mayoría de los problemas que se presentan tienen que ver con una baja autoestima y poca valoración sobre sus capacidades, ya que , por lo regular, vienen de ambientes familiares en los que se les mete en la cabeza todo el tiempo que no sirven para nada, que son tontos, que no saben o no pueden hacer las cosas, etc. -esto dicho por sus padres que tienen poco o bajo nivel cultural y educativo y que por lo tanto no tienen el bagaje idiomático ni conceptual para dialogar- y esto provoca que busquen alternativas poco saludables para sobresalir o llamar al atención o pedir ayuda, tales como trastornos alimenticios, adicciones a drogas legales e ilegales, video juegos, al sexo y que además tengan conductas que los llevan al lento suicidio o que son de riesgo para la salud.

Mucho es lo que hay de labor para el orientador y todo se debe hacer con el mayor profesionalismo posible ya que entran en este nivel de bachillerato niños en busca de identidad y egresan ciudadanos del mundo.
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