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La importancia de la orientación a lo largo de la vida

Artículo de opinión


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Juan Antonio Planas Domingo. Presidente de la Confederación de Organizaciones e Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE)
La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ha hecho público un dato muy preocupante. En el curso 2004/05 abandonaron la Universidad sin titulación 90.500 alumnos que supone un 42% de abandono con respecto al total. Una cifra muy superior a la media europea del 16%.

Este hecho pone de manifiesto que la orientación académica a nivel de Educación Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos es insuficiente y que los alumnos se dejan seducir por la propaganda ya que su nivel de autoconocimiento y de las exigencias de determinadas titulaciones es claramente insuficiente. Nuestras autoridades educativas y gestores en general no son todavía conscientes de la importancia real de la Orientación y de la rentabilidad a corto y medio plazo que supondría para los alumnos. Las altas cifras de fracaso escolar del Sistema Educativo Español en todas las etapas deberían hacer replantear muchas cuestiones. Los verdaderos problemas que tenemos actualmente no tienen nada que ver con los debates que se están planteando sobre los centros concertados, la enseñanza de la religión o la asignatura sobre Educación para la Convivencia. Precisamente mejorando el Sistema de Orientación conllevaría una mejoría en buena parte de las deficiencias estructurales del Modelo Educativo Español.

Tanto en España como en el resto de la Unión Europea los educadores y agentes sociales coinciden en el papel importantísimo de los Servicios de Orientación en el nuevo Sistema Educativo. Son la pieza clave para detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los alumnos, pueden asesorar al profesorado y también pueden incidir directamente en las familias. El nuevo rol de la orientación debe ser mucho más ambicioso dirigido a la formación y al asesoramiento al profesorado tanto a nivel individual como colectivo a través de las Comisiones de Coordinación Pedagógica, y no tanto a las intervenciones clínicas centradas en unos pocos alumnos. En la nueva dimensión de la orientación debe abarcar a toda la Comunidad educativa, es decir, a la totalidad de los alumnos, de los profesores y a las familias.

A pesar del aumento de alumnos, de funciones y problemáticas existen prácticamente los mismos orientadores que hace años. También habría que considerar la orientación en Educación de Personas Adultas, en la Educación no formal y en la Universidad.

Se está observando cada vez con mayor nitidez que la orientación es progresivamente más importante en la sociedad actual. Ahora cuando se está desarrollando la LOE, los profesionales de la educación vemos prioritario que se tengan más en cuenta las medidas preventivas que las punitivas. Es necesario intervenir en los problemas antes de que se hagan más serios e irresolubles. Por eso el papel de los orientadores es crucial porque somos los que detectamos el problema cuando aparece y es cuando verdaderamente se pueden implementar medidas educativas. A nuestro parecer en la LOE no se refleja suficientemente la importancia de la Orientación.

Es muy importante la intervención preventiva en educación porque cuando no se hace a tiempo abocamos a un alumno durante muchos años a que esté fracasado en la escuela y después se le encamine hacia unas opciones que le cercenan tanto sus posibilidades educativas como laborales. Apostamos por que un alumno tenga una atención especializada desde el principio, si es en Infantil mejor que en Primaria. Porque si no, el alumno tiene problemas de autoestima, cada vez tiene menos perseverancia en su trabajo, los padres empiezan a desmotivarse porque su hijo no obtiene resultados positivos a pesar del esfuerzo y algunos profesores dejan de lado a esos alumnos con más dificultades. Es muy difícil salir de ese círculo vicioso Si estas medidas se toman al principio todo es mucho más fácil.

Otro aspecto a considerar es que nuestros centros educativos son mucho más complejos que la situación educativa de hace años, en el sentido de que hay alumnos más diversos. En estos momentos todos los alumnos están escolarizados desde los tres hasta los dieciséis años: los que tienen dificultades de aprendizaje, diferente capacidad, motivación o intereses, y además están llegando alumnos extranjeros con lo cual la heterogeneidad del alumnado es mayor que nunca.

No es lo mismo dar clase a un grupo homogéneo que a otro heterogéneo, con diferentes capacidades y rendimiento tanto por debajo como por arriba. Hay que asesorar al profesorado en cuanto a problemáticas que antes no existían o se desconocían, como los alumnos disruptivos, la desmotivación, el déficit de atención, la hiperactividad, las ludopatías, la anorexia, la bulimia o la drogadicción. También precisan orientación en temas como: materiales específicos para trabajar en esa diversidad, agrupamientos más reducidos, las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, información sobre instituciones especializadas, mejora de la tutoría, medidas para mejorar la convivencia en la comunidad educativa, etc..

Por otro lado, la tercera parcela (igual de importante) es el asesoramiento a las familias, porque la sociedad es cada vez más compleja. Los padres lo tienen mucho más difícil. En frecuente encontrar en nuestras aulas problemas como celos, ansiedad, stress, desobediencia, temores irracionales, agresividad verbal, violencia física, trastorno negativista desafiante, etc. Con las exigencias laborales que impiden a los padres y madres estar un mínimo de tiempo con los hijos, o con el aumento de familias monoparentales aparecen problemas desconocidos hasta ahora. Además, hay que tener en cuenta que la sociedad es muy compleja con diversas y cambiantes ofertas formativas y laborales. Por tanto, hacen falta profesionales preparados en esas problemáticas tan específicas y con un profundo conocimiento de las necesidades educativas y laborales de nuestra sociedad. Por todo esto abogamos por un buen sistema de orientación desde la primera infancia hasta la madurez. Por eso reivindicamos que se invierta en prevención y se potencie la orientación a lo largo de toda la vida.

Estamos observando que la Orientación ha evolucionado notablemente en los últimos años. Desde el modelo más clínico y centrado en unos cuantos alumnos se ha pasado a un modelo más sistémico que abarca a toda la comunidad educativa y a lo largo de toda la escolaridad. Conforme se alarga el período de escolaridad obligatoria y también aumenta el número de personas que se forman a lo largo de la vida también aumenta el nivel de exigencia de la orientación. En estos momentos las funciones de los orientadores han aumentado notablemente. Se hacen intervenciones más globales centradas en el contexto escolar más que en los alumnos considerados individualmente y también se incide mucho más en la práctica docente y en el asesoramiento familiar. Precisamente en el III Encuentro Nacional de Orientadores y I Encuentro Virtual Internacional que se celebrará en Zaragoza del 8 al 11 de marzo vamos a profundizar en estos aspectos, ya que el lema de este Encuentro va a ser: "Por una orientación a lo largo de la vida”. Varias ponencias y comunicaciones van en esta línea que recomienda la OCDE además de la orientación académica es necesario potenciar la orientación universitaria, la orientación para el ocio y el tiempo libre, la orientación laboral, la orientación y los problemas de convivencia.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la situación a nivel de España es similar en todas las Comunidades Autónomas.; pero no así en relación a otros países de la OCDE. Con el aumento de exigencias y de funciones serían necesarios muchos más orientadores para contribuir a que nuestro sistema educativo fuera de calidad. Tal como recomienda la UNESCO y como ya dijimos en el II Encuentro Nacional de Orientadores celebrado en Mérida, sería necesario una ratio de 1 orientador por cada 250 alumnos.

Las diversas Comunidades Autónomas han desarrollado modelos propios de Servicios de Orientación con el denominador común de la necesidad de ampliar los efectivos humanos y recursos psicopedagógicos conforme la comunidad educativa ha conocido su existencia.

En estos momentos, nadie discute la importancia de que nuestro sistema educativo cuente con profesionales que incidan directamente en los centros escolares asesorando al profesorado, a los alumnos y a sus familias, detectando las dificultades educativas de los alumnos, colaborando en la formación del profesorado y contribuyendo a coordinar las intervenciones de otros servicios educativos, sanitarios y sociales. Por ese motivo, no es de extrañar el gran número de organizaciones repartidas por todo el territorio que agrupan a profesionales relacionados con la psicopedagogía y la orientación.

Sin embargo, existen tres elementos cruciales en España que hacen especialmente relevante el papel de los Servicios de Orientación:

El primero es el desarrollo de la Ley Orgánica de Orientación promovido por el Ministerio de Educación y Ciencia.

Por otro lado, el informe PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) de la OCDE sobre el rendimiento académico de alumnos de 15 años pone de manifiesto que hay más alumnos españoles que no alcanzan los niveles mínimos en lectura, en matemáticas y en cultura científica que la media europea y que existe un porcentaje significativamente menor de alumnos que alcanzan un alto nivel de excelencia. El fracaso escolar sigue manteniéndose en unas tasas elevadas (el 29% de la población entre 18 y 24 años no ha completado la Educación Secundaria). Es decir estamos 10 puntos porcentuales por encima de la media europea y aunque hemos avanzado muchísimo con respecto a épocas recientes no podemos considerarnos satisfechos.

Y el tercero, es que estamos inmersos en pleno proceso de convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior por el que los Sistemas Educativos de la Unión Europea serán homologables. Como se ha visto en la publicación de los decretos de grado y posgrado, todas las titulaciones universitarias tendrán una duración similar valorada en créditos de aprendizaje de los alumnos (ECTS). Esta circunstancia va a suponer que nuestros alumnos van a competir con sus compañeros comunitarios y también la posibilidad de que haya más movilidad entre profesores y entre alumnos. Por tanto, nuestro sistema educativo deberá estar preparado para esa permeabilidad y la futura movilidad. Y por ende la necesidad de una buena orientación académica y profesional.

A nuestro parecer, el Sistema Educativo Español sigue siendo excesivamente rígido en algunos aspectos. Cuando hay tanta casuística individual las medidas educativas deben ser más autónomas. Consideramos que deberían adoptarse según el criterio de los Equipos de Profesores asesorados por los orientadores. Por ejemplo el concepto de alumnos de necesidades educativas especiales debe ser mucho más amplio y no restringirse al de alumnos del programa de integración.

Es necesario avanzar mucho más en los agrupamientos flexibles. Todavía se mantiene mayoritariamente el agrupamiento rígido del grupo clase y un alumno promociona o repite pero a otro grupo clase. Dado que las capacidades y los rendimientos no son armónicos en todas las áreas se precisan planteamientos más abiertos que los actuales. Hay que avanzar mucho más en los grupos de refuerzo, en los desdobles y en las adaptaciones curriculares. Los países más vanguardistas en educación han adoptado medidas muy interesantes como la permeabilidad en los agrupamientos dependiendo de las áreas, grupos mucho más reducidos, fomento del uso de la biblioteca de centro y de aula, formación de los padres, etc.

La escuela actual no tiene nada que ver con la de hace tan sólo diez o quince años. La sociedad española está cambiando con una rapidez inusitada y la escuela debe dar respuesta a las nuevas necesidades de los alumnos y de la sociedad. Un buen sistema de orientación puede contribuir sin duda alguna a mejorar la calidad del sistema educativo
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