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Entre el papel y la realidad... ¡educamos con lo que hacemos y no con lo que decimos!
Artículo de opinión
Es obvio que la Escuela es un lugar importante para la educación -y no solo para la adquisición y transmisión de conocimientos-, dado que la calidad e intensidad de la interrelación con los demás facilita, permite y propone modelos de conducta, valores y actitudes que por imitación, mimetismo, elementos emocionales, etc., el niño va integrando desde el inicio de su experiencia vital. Justamente porque es desde el inicio, cuando un niño llega a la escuela, trae ya incorporadas unas bases -si se me permite la expresión- sobre pautas, hábitos y comportamientos que después se contraponen, refuerzan, modifican en parte, o entrelazan con los aportados en la familia. Esto no sólo se refiere a la alimentación, pero ahora es el ámbito que nos ocupa y pre-ocupa.
Me mueve el objetivo y la convicción de que se puede mejorar la situación existente junto a la certeza de que cada uno de los elementos que intervienen cómo la escuela, AMPAS, papás y mamás, profesionales de la salud de la educación y, por supuesto, empresas relacionadas, podemos aportar desde la experiencia nuevos elementos para hacerlo. Me brindo a iniciar este objetivo con mi aportación aquí y ahora.
Desde el conocimiento y la experiencia en el día a día del ámbito escolar y de la educación para la alimentación he observado cómo la distancia entre lo que se dice y lo que se hace resulta claramente excesiva.
Esta afirmación resulta válida tanto para la escuela cómo para el ámbito familiar.
Desde algunas escuelas se ofrecen sesiones formativas, charlas y asesoramiento a las familias; a través de las AMPAS en ocasiones se solicita asesoramiento y evaluación de los menús que ofrecen en su escuela; en el aula distintos talleres y sesiones prácticas dirigidas a pequeños y mayores intentan aportar recursos y habilidades en el mismo sentido y también desde espacios lúdico-culturales durante el curso se intentan promover actitudes y hábitos alimentarios sanos.
Desde espacios empresariales de restauración escolar conocí de primera mano también la experiencia de ofrecer a la escuela, además del servicio de Catering, Juegos Educativos e interactivos alrededor del tema alimentario.
Pero, ¿QUÉ se promueve y COMO se promueven desde el COMER de cada día, en la familia y en la escuela?
¿Se realizan desayunos sanos familiares? ¿Se consume verdura y fruta suficiente en casa y la consumen todos?
¿Qué meriendan nuestros niños, tanto si lo ofrece el catering como si lo ofrecemos nosotros?...
¿Hay que comer mas pescado? Y quien lo pone en el plato?
No abusar de fritos o rebozados, se recomienda, ¿quien observa las cocciones en el menú escolar?
Hay que masticar bien los alimentos: ¿a ver quien termina antes el plato y se gana el premio? … y el premio, ¿qué es?... ¿una fruta?...
Nada nuevo descubro, afirmando que la alimentación hoy es un tema complejo en el que intervienen intereses diversos y no siempre convergentes.
Los actuales ritmos y estilos de vida en la población comportan prioridades y valores en favor de delegar en los demás lo que nos compete y reclama atención: la ALIMENTACIÓN cómo parte de la SALUD de nuestros hijos, en la ESCUELA y en CASA.
Sólo hay que otear en el horizonte informativo diario para comprobar en que situación estamos respecto al tema (1).
Y así, la Industria alimentaria que nos facilita la vida a cada instante, las Empresas de Restauración colectiva que nos suplen en la tarea de alimentar a los niños, mayores, enfermos, etc., la publicidad constante que nos estimula a consumir sin tener que ocuparnos de nada…, y lógicamente la Escuela -también en el punto de mira- por ser una parte importante en la socialización y aprendizaje de los niños, resulta ser un eslabón valioso al que entiendo, hay que dedicarle tiempo, implicación y compromiso por parte de TODOS. Desde el cómo y el porqué en la elección de la Empresa que nos suministra el catering del menú escolar, pasando por el cumplimiento diario de lo pactado y la calidad de los ingredientes, no solo a nivel gastronómico sino nutricional, hasta el tipo de aceites usados en las frituras, la frecuencia y la diversidad de los alimentos y de las cocciones, propuestas.
A menudo la falta de menús específicos para los más pequeños, entre 3 y 6 años, limitándose a reducir la cantidad que se les sirve en el plato. La frecuencia de frutas y verduras frescas en oposición a al excesiva presencia de lácteos u otros, el exceso de carnes frente a la escasez de pescado, nos invita a estar responsablemente atentos y presentes en el tema.
La industria alimentaria y las empresas de restauración cumplen unos objetivos que son claros. Hay que saberlo y, como clientes que somos -no hay que olvidarlo- debemos proponer, mejorar, y supervisar aquello que conviene a nuestros niños.
Informarnos e implicarnos más en su alimentación es una forma de contribuir a mejorar su salud, pero también de proporcionarles recursos y habilidades, que les serán necesarios y útiles más adelante para su autogestión.
Los conocimientos para la vida, requieren y se nutren, no solo de conocimientos académicos -que también-, sino de saber y poder gestionar la propia existencia en cualquiera de los ámbitos de ésta.
Desde mi experiencia profesional y vivencial les aliento a ¡hacer mejor lo que decimos!
(1)- ver Estrategia NAOS, Encuesta de hábitos alimentarios de la población, Ministerio de Alimentación y Consumo, etc… en el ámbito estatal. A nivel autonómico existen los equivalentes para consulta.
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