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"La profesionalización del Tercer Sector debe lograr una mayor autonomía económica y política, mejorar su credibilidad social, reforzar la participación cívica interna y ampliar los espacios de colaboración entre las organizaciones"
Entrevista
Desde que Lester Salomon en su Departamento de ciencia política de la universidad de John Hopkins, refiriéndose a las organizaciones voluntarias, lanzó el anuncio, mas publicitario que científico, de un "Emerging Sector” dentro de las sociedades modernas, ha estallado una interminable, y probablemente insoluble, polémica en torno a qué se entiende, qué abarca, y cual es la naturaleza del Tercer sector. Tanto él como su socio Helmut Anheier se vieron forzados a elaborar una definición del término, a determinar sus diferentes tipos y a medir el volumen de personas que lo conforman y los recursos económicos con lo que opera. Con ella se creó la imagen de que las organizaciones voluntarias eran un fenómeno nuevo pero relativamente homogéneo, propio más bien de las sociedades anglosajonas y estrechamente ligado con la solidaridad internacional, la colaboración y ayuda a los países subdesarrollados. La realidad comprueba que este sector es más heterogéneo, más complejo, más antiguo y más sólidamente asentado en la sociedad.
Habría que explicar el por qué tuvieron lugar las desamortizaciones del siglo XIX, cómo y por qué surgieron los colegios mayores del XVIII, la red de hospitales benéficos de los hermanos de San Juan de Dios en el XVII, cómo en un pueblecito de Vizcaya de menos de tres mil personas (Orduña) estaban catalogadas en el XVI más de 250 fundaciones. Como habria que explicar qué tienen en común una peña taurina o futbolística, un club de fútbol como el Barcelona y la asociación de "Amigos del País”, el club bocherito con la academia de las artes y las ciencias, la fundación amigos de los castillos y las asociaciones de vecinos.
Su definición se basa, para unos, en el abandono de la búsqueda de lucro, para otros en la autonomía respecto a la administracion estatal, para otros en la solidaridad con los económicamente débiles, los discapacitados o marginales sociales.
Definido en términos negativos (no lucrarse, no gubernamental, no obligatorio, no contractual), el sector da lugar a una definición llena de inevitables solapamientos que hacen imposible una definición precisa. Ante esta situación unos insisten en el sentido de la justicia distributiva y lo identifican con la economía social donde cabe el lucro pero no el capitalismo, otros insisten en la autonomía del funcionario y el control de la Administración e insisten en el comportamiento al margen del Gobierno, otros en el carácter espontáneo de los voluntarios al margen del reclutamiento, el impuesto o la servidumbre.
Con frecuencia se habla del Tercer Sector y subentiende únicamente el ámbito de las ONLASs (Organizaciones No Lucrativas de Acción Social), se habla de ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) y alude a las ONGDs (Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo), etc.
La definición más ampliamente consentida es, sin duda, la definición operativa difundida por la escuela Hopkins que exige cinco condiciones. Según esta definición componen el sector las organizaciones organizadas formalmente, privadas, que disfrutan de capacidad de autocontrol, no reparto de beneficios a sus socios (lo que no impide la obtención de los mismos) y sí participacion de voluntarios. El sector se desagrega en 12 tipos distintos en función de su actividad: cultura, deporte y ocio, educación e investigación, salud, servicios sociales, medio ambiente, desarrollo comunitario y vivienda, derechos civiles, intermediarios filantrópicos, actividades internacionales, asociaciones profesionales y mutualidades de previsión social).
Las cinco condiciones y los doce tipos mencionados contemplan a estas organizaciones como un mosaico universal (ONGs=ONLs) en el que se distinguen del bloque general, las ONLASs guiadas por el objetivo especifico de la acción social benéfica; las ONGDs, que trabajan por la promoción de grupos humanos en los países no desarrollados; las Empresas de inserción social (EIS) y las Fundaciones. Todas ellas comienzan a distinguirse en NGOs e INGOs (ONGs Internacionales) según trabajen en una sola o en varias naciones.
¿Cuáles son las áreas de actividad que aglutina el Tercer Sector y cuáles son las que van a demandar mayor número de profesionales en el futuro? ¿Qué presencia tiene el Tercer Sector en el mundo de la educación?
El empleo es sólo una faceta del Tercer Sector y su papel, positivo o negativo, como yacimiento de empleo, no coincide con el número de entidades, con el de los socios, el de los empleados, el de los voluntarios y el de los recursos financieros. Cada uno lleva su propia dinámica.
La categoría de organizaciones relacionadas con la sociedad del ocio es la más nutrida, hasta el punto de que 6 de cada 10 organizaciones del Sector no Lucrativo pertenecen a ella. Tras el ocio, aunque a considerable distancia, sigue la categoría educativa y de investigación, con el 12% del total de organizaciones.
El número de organizaciones, sin embargo, no es un buen indicador de la importancia y la implantación del Sector. La razón para esto, aparte de que una cierta proporción de ellas pueda tener una existencia meramente formal (sin actividad real), proviene de las enormes diferencias en tamaño (número de socios, empleados y voluntarios) y el presupuesto entre unas organizaciones y otras. Esto hace imposible extraer ninguna conclusión, más allá de la referida al mero dinamismo en la creación de organizaciones.
El crecimiento del Sector no Lucrativo en los últimos ocho años es más evidente cuando se mide en términos de participación de voluntarios, generación de empleo y de actividad económica.
En efecto: El crecimiento entre 1995 y 2002 en el número de voluntarios (tomados en el sentido amplio de su definición, esto es, personas que dedican al menos una hora al mes a una organización no lucrativa) es del 43,5%, llegando a la cifra de 4,2 millones de personas. El crecimiento en el número de voluntarios en sentido estricto (personas que dedican más de 16 horas mensuales a estas organizaciones) es de un 72%, lo que sitúa el caudal de colaboradores voluntarios con alta dedicación en más de 1,76 millones.
El crecimiento del empleo remunerado en el Sector no Lucrativo en estos ocho años ha sido también muy importante, del 45,7%, pasando de 457.179 empleos equivalentes a jornada completa a 692.336, mientras que el empleo voluntario, también en equivalente a jornada completa, se ha incrementado aún más, llegando casi a duplicarse, al pasar de 253.599 a 489.446 empleos.
El empleo equivalente total (remunerado y voluntario) del Sector no Lucrativo ha pasado en números redondos, de 1995 a 2002:
a) en ocio, cultura deportes, de 111.000 a 217.000
b) en educación e investigación, de 150.000 a 234.000
c) en servicios sociales, de 224.000 a 345.000
d) en salud, de 76.500 a 112.000
¿Qué tipo de necesidades educativas deben cubrirse desde las ONGs? ¿Cuáles son las tareas que se realizan o se deberán realizar en este sentido tanto en el Estado español como en el ámbito internacional?
Se me antoja difícil si no imposible distinguir y determinar las necesidades de las ONLs educativas de las que no sean educativas. Habría que distinguir, además, las necesidades educativas de las simplemente organizativas y también distinguir ambas necesidades de las oportunidades.
Entre les oportunidades destacan, sin duda, la capacidad para la educación en democracia y la capacidad para el pionerismo ideológico. Las amenazas que se ciernen sobre ellas compiten con los retos que, una vez superados, garantizarían presencias sociales más decisivas e influyentes.
El Sector se encuentra en un nivel de madurez tal que, su impacto social en la oferta de servicios a la sociedad, su contribución en la mediación de conflictos, su papel en la promoción de líderes sociales, su creciente trascendencia como yacimiento de empleo, la relevancia de su peso económico en el marco del PIB (Producto Interior Bruto), su instrumentalidad como plataforma para el ejercicio de la participación democrática, así como su oferta de acción política carecen de estudios específicos sobre cuál es el tipo de estrategia de futuro más conveniente ahora que el nomadismo ideológico de nuestras sociedades fomenta el abandono del tradicionalismo ideológico y de la fidelidad a valores históricos. La polémica sobre la legitimidad de la educación privada frente a la pública sin distinguir el carácter EMPRESARIAL de unas y el NO LUCRATIVO de otras organizaciones educativas no públicas impide el análisis preciso de su funciones y disfunciones, sus necesidades y sus oportunidades.
¿Qué características humanas y profesionales deben tener los profesionales del Tercer Sector?
El sector no lucrativo, concretamente el educativo, está expuesto, por un lado, a la transformación de una sociedad industrial hacia una postindustrial y, por otro, está afectado por el desarrollo de un Estado nacional tradicional hacia planteamientos y políticas transnacionales. Al mismo tiempo que ve acrecentarse su relevancia económica, el sector no lucrativo se siente foco de un escrutinio político más estricto.
Es con esta dinámica de interdependencia como se entiende mejor la situación actual del Tercer Sector educativo concretándola en cinco dimensiones centrales. De ellas depende el perfil humano, social y organizativo que deben poseer los profesionales y directivos que operan en él: la de su heterogeneidad corporativa e institucional, la de su gobernanza gerencia, la de su relación con el sector público, la de su autonomía y vulnerabilidad financieras y la de su impacto social.
¿En qué ocasiones la labor de las ONGs se puede poner en manos de voluntarios y en qué casos se requiere la figura del cooperante, es decir, una persona contratada? ¿Hasta qué punto se están profesionalizando las entidades del Tercer Sector?
La pregunta, con perdón, ofende al Tercer Sector tras su brillante ejecutoria histórica, o cuando se la contrasta con la profesionalidad de muchas fundaciones españolas, de algunas universidades, hospitales, asilos, e instituciones sociales actualmente en funcionamiento. Ni han faltado ni faltan en la actualidad profesionales suficientemente capacitados para la gestión de las entidades no lucrativas.
Cuestión diferente es la que se refiere a la evaluación del nivel de profesionalidad actualmente alcanzado por las organizaciones. La situación actual requiere no poco esfuerzo de promoción gerencial.
La gobernanza, por ejemplo, implica un proceso doble, de corporativización y de institucionalización que, además de obedecer a dinámicas y ritmos distintos, opera en niveles y colectivos diferentes. La profesionalización de la gestión no puede confundir el proceso de crecimiento corporativo con el de su institucionalización sectorial, ni equiparar el gobierno como participación interna democrática al gobierno como transparencia y legitimidad social.
La primera cuestión que se plantea en el marco de la actual encrucijada en la que se encuentra el Sector es si éste es capaz de diseñar un modelo de gestión eficaz y adaptado a sus desafíos y potencialidades actuales. Sobre todo sometido como está a la tensión de dos cambios ocurridos simultáneamente en el mismo: el proceso, por un lado, de "crecimiento económico y organizativo” (desarrollo de nuevas actividades, profesionalizacion intensiva, gestión de recursos) y, por otro, de "desarrollo social” (impulso de participación cívica, reivindicación de derechos sociales, defensa de grupos marginados). Esta tensión obliga al Sector a hacer frente al mismo tiempo, a retos cuya conciliación es compleja.
La profesionalizacion del Sector parece que debe garantizar, como fundamentales, cuatro elementos:
a) lograr una mayor "autonomía económica y política” (reforzando la capacidad institucional),
b) mejorar su credibilidad social (defendiéndose de las críticas inmisericordes a las que con frecuencia se ve sometido y que reclaman del Sector una mayor transparencia interna, rendición de resultados, código deontológico de buena conducta…,),
c) reforzar la participación cívica interna (superando la debilidad de la voz y del protagonismo de los socios y de los voluntarios que aparecen como agentes sociales subordinados) y, finalmente,
d) ampliar los espacios fáciles de representación y colaboración entre las propias ONLS (mediante la creación y ampliación de redes de interacción y colaboración que, aunque existen y siguen desarrollándose positivamente, aún no satisfacen las exigencias de la dinámica expansiva del sector).
Algunas universidades y escuelas de negocios han empezado a ofertar cursos, no sólo sobre cooperación y desarrollo, sino sobre dirección de las ONG. ¿Cuál es la formación inicial y continua que requieren los profesionales del Tercer Sector?
Es este uno de los temas mas polémicos del Tercer Sector. Por un lado, mientras todo el mundo coincide en que es esencialmente un proceso social compuesto por organizaciones, la bibliografía sociológica y psicología de las condiciones operativas, del tipo de gestión, de los problemas de motivación, comunicación, control, liderazgo y recursos es prácticamente inexistente. Por otro lado, los pocos autores que han abordado el tema, entre ellos Peter Drucker, el gurú supremo de la teoría de las organizaciones, ha publicado su teoría de la gestión organizativa del sector aplicando a las organizaciones no lucrativas los mismos principios y criterios de las organizaciones empresariales confundiendo la misión con la profesionalización. Esto significa que carecemos de la más elemental sociología de las organizaciones no lucrativas, sin la cual difícilmente se abordarán con clarividencia sus problemas y utilizaremos una sociología de las empresas, en mi opinión, desorientada y desorientadora para la gestión de las ONLs.
Los cursos sobre gestión del sector no lucrativo, además de ridículamente escasos en número, pecan, salvo honrosas excepciones, de los defectos de su bibliografía correspondiente.
¿Cuál debe ser la relación entre administración, empresas y Tercer Sector?
Se pasa por alto la existencia de dos grandes modelos de organizaciones no lucrativas de acuerdo con la misión que realizan en la sociedad: organizaciones gestoras de ideas y gestoras de servicios. Las primeras, asociadas más con un tipo organizativo voluntarista y, las segundas, con otro más profesional. Una doble orientación que refleja una diferente política de captación de recursos relacionada con la misión de las organizaciones, evidenciando que las entidades gestoras de ideas responden a una política basada en las cuotas de socios y donantes bastante independientes, en términos generales, de los ingresos de la Administración Pública. Los estudios de Amitai Etzioni, de Peter Blau y otros distinguiendo las organizaciones del "cui bono propietario” de las del "cui bono partenario” deberían ser examinadas y aplicadas con mayor insistencia.
Esto tiene aplicación concreta en el ámbito de la relación entre asociaciones y fundaciones. El Sector no Lucrativo se estructura jurídicamente en dos formas principales: la asociación y la fundación. Al cotejar ambos tipos de entidades, las diferencias entre las asociaciones y las fundaciones son escasas y sólo en contadas ocasiones significativas. Menor aún y más superficial es la informacion sobre las relación cambiante entre los tres sectores -administración, empresas y Tercer Sector- como resultado de la movilidad geográfica, de la intermodalidad, la sostenibilidad y la movilidad electrotópica.
No existe aún una información sistemática, generalizada y compartida sobre el sector. De hecho la sociedad civil continúa siendo invisible entre nosotros. El Tercer Sector español no puede ofrecer una garantía operativa suficiente porque carece de la garantía de una infraestructura que la capacite. Tenemos que reconocer que la infraestructura de la sociedad civil no ha crecido al ritmo de ésta porque no ha sabido crear redes de apoyo, sistemas garantizados de apoyo financiero ni marcos legales decididamente protectores.
¿Cuál es la situación, el desarrollo y la posible evolución del Tercer Sector en España y en concreto la educación dentro del Tercer Sector?
A juzgar por el número de nuevas organizaciones aparecidas en la última década el Sector goza de magnífica salud, pero su innegable aportación al fomento de una sociedad democrática del bienestar no es todo lo eficiente que de ella cabría esperar. Iniciativas como las de la creación de la red Conecta, la fundación del Consejo Asesor de la Fundación Esplai, la Guía de la Transparencia de la Fundación Lealtad muchas otras representan los esfuerzos hacia la profesionalizacion y modernización del Sector no Lucrativo.
Tres recomendaciones pueden concretarse relativas al Tercer Sector educativo: distinguirlo, en su naturaleza, contenido, recursos, métodos y metas, del resto del Tercer Sector; desarrollar una teoría sociológica del proceso organizativo no lucrativo, de sus motivaciones, su cultura, su gestión y liderazgo, de su comunicación y su control; y promover su desarrollo institucional con las condiciones mencionadas, más que su progreso corporativo.
A medida que proliferan los análisis del Sector no Lucrativo español, se perciben con mayor nitidez dos convicciones generales, de las cuales participo por completo. La primera, expresa la coincidencia de todos los investigadores en presentar este Sector como un fenómeno sólido y asentado con firmeza en la sociedad española, al mismo tiempo que estructurado dentro de unos parámetros semejantes a los de las sociedades desarrolladas modernas. El ultimo estudio comparativo de Lester Salomon demuestra que en los tres parámetros utilizados, el Tercer Sector español se sitúa a nivel medio próximo al alemán, suizo, francés y austríaco.
El Tercer Sector español es visto como un fenómeno que ha dejado de ser embrionario e intersticial y se ha convertido en una fuerza societal a la que hay que reconocer y con la que hay que contar. El conocimiento de la dimensión cuantitativa de su tamaño y estructura está cada vez más garantizado y preciso, lo que invita a atribuir más importancia que al recuento estadístico, a estudios mejor diseñados y pormenorizados sobre otros aspectos relacionados con la dinámica de su funcionamiento corporativo.
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Ignacio Ruiz de Olabuénaga es Catedrático Emérito de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología (Universidad de Deusto). Director de CINDES (Centro de Investigación de Expectativas Sociales). Expresidente de la Asociación Vasca de Sociólogos. Cofundador de la facultad de Sociología (Universidad de Deusto). Ha participado en diversos proyectos de investigación, entre los que destacan: "El sector no lucrativo en España” (estudio internacional en 22 países) sobre el sector no lucrativo en el mundo (Fundación BBV); "Tercer Sector de acción social en CAPV (Fundación Edex); "El Voluntariado en la CAPV” (Consejería de Justicia, Eusko Jaurlaritza).
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