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Formarse en el extranjero, el reto pendiente de los profesores de idiomas
Artículo de opinión
La Comisión Europea, después de elaborar un plan de acción sobre el aprendizaje de las lenguas y la diversidad lingüística y un estudio sobre los obstáculos de los profesores en la Unión, ha detectado una falta de movilidad por parte de los profesores de idiomas y el consiguiente estancamiento de la calidad de la enseñanza de lenguas extranjeras en Europa. Preocupados por esta situación, desde este organismo se ha encargado un estudio sobre el tema a un grupo de especialistas coordinados por Miquel Strubell, profesor adscrito a los Estudios de Lenguas y Culturas de la UOC. Estos expertos analizan los motivos que hacen que los profesores de lenguas extranjeras no salgan de su país para perfeccionar sus conocimientos y enseñar su propio idioma. El proyecto se denomina Detecting and Removing Obstacles to Foreign Language Teaching Abroad (DROFoLTA) ['Detectando y eliminando los obstáculos para la enseñanza de lenguas extranjeras en el extranjero'] y una de las primeras acciones de trabajo ha sido realizar una encuesta. Sin tener aún resultados definitivos, Strubell comenta algunos de los datos que ya destacan: "Muchos profesores dicen que no se marchan al extranjero porque no podrían dejar a la pareja y/o la familia o, dicho de otra manera, el hecho de marcharse interferiría en las responsabilidades familiares; otros muchos piensan también que es recomendable al menos trabajar un año fuera, pero no lo consideran indispensable, y bastantes de los encuestados creen que se verían obligados ellos mismos a pagar los costes de movilidad, que les resultaría difícil encontrar una escuela para los hijos o que tendrían problemas para decidir qué hacer con la actual vivienda".
La Comisión Europea sacó a concurso este proyecto el año pasado, y la ganadora fue la propuesta liderada por la Universitat Oberta de Catalunya, con el profesor Strubell como coordinador, la Facultad Blanquerna de la Universidad Ramon Llull (con Jordi Busquet y Glyn Williams, profesor de la Universidad del País de Gales y visitante en la Blanquerna) y, por parte de la Generalitat de Cataluña, Dolors Solé, directora del Centro de Recursos de Lenguas Extranjeras del Departamento de Educación. También se ha contratado como técnicos, especialmente para este proyecto, a Norman Coe (los meses de octubre y noviembre) y Sergi Vilaró desde entonces.
En septiembre de 2005 la UOC firmó el proyecto, que tiene una duración de diez meses y está financiado por la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea. El objetivo del encargo recibido es recoger información sobre la situación de todos los Estados miembros de la Unión Europea y de los miembros del espacio económico europeo, además de algunos Estados pendientes de ingresar en la Unión, y tener, así, un análisis detallado de este tema, incluyendo una encuesta sobre las percepciones y actitudes de los profesores de lenguas extranjeras.
El porqué de un proyecto como éste
Según Miquel Strubell, "la Comisión está convencida de la importancia de que todo el profesorado de lenguas extranjeras tenga una experiencia adecuada del uso de la lengua que enseña y una comprensión de su cultura". De hecho, según la Comisión, se tendría que pasar un periodo extenso de tiempo trabajando en una escuela de un país donde se hable la lengua que se enseña y tener oportunidades de actualizar periódicamente la formación. Con todo, se conseguirían beneficios pedagógicos considerables para las escuelas si dispusieran de profesorado que fuera parlante nativo de la lengua que enseña o que hubiera vivido y trabajado en un país donde se utilice esta lengua. Además, algunos Estados miembros tienen un déficit de profesorado de lengua que se podría atenuar si se pudiera animar al profesorado capacitado adecuadamente a ir a trabajar al extranjero. Desde la Generalitat, como opina Dolors Solé, se considera que "esta iniciativa permite una actualización lingüística, cultural, organizativa y metodológica para el profesorado de lenguas extranjeras, que, además, iría en la dirección de una construcción europea más sólida, basada más en el conocimiento mutuo y en la comprensión de la alteridad y sus valores y menos en la transmisión de tópicos a menudo fruto de imágenes estereotipadas". Pero no todo el mundo está de acuerdo. Joseph Hopkins, coordinador de las asignaturas de inglés en la UOC, no cree que sea imprescindible que un profesor de lenguas extranjeras viva una temporada en el país extranjero, pero admite que "ayuda mucho, porque es mucho más rápido aprender un idioma en un lugar donde se habla. También es verdad que, una vez alcanzada la capacidad lingüística, se pierde bastante rápido si no utilizas habitualmente una lengua. Y eso puede pasar si eres, por ejemplo, un profesor sin un contacto regular con usuarios del idioma que enseñas". No obstante, Hopkins dice: "Conozco a muchos profesores de inglés excelentes que no han vivido nunca en un país angloparlante. Todos éstos, sin embargo, se relacionan mucho con gente de habla inglesa, leen mucho en inglés, ven películas en inglés, etc. Desafortunadamente, no todos los profesores de lenguas extranjeras tienen la oportunidad de reciclarse tan fácilmente".
Con respecto a la calidad de la docencia de idiomas en el ámbito europeo, Hopkins piensa que en general "es muy buena, especialmente con respecto a la enseñanza de lenguas 'fuertes' como el inglés, el francés o el alemán". Lo que sorprende a Hopkins es que "queda mucho camino por recorrer con respecto a la mejora de la enseñanza del español, que hasta hace poco no se enseñaba mucho en Europa. En este sentido, pienso que se podrían aprender muchas cosas de la experiencia de Estados Unidos, donde hay una larga tradición de enseñanza del español".
Otra persona que puede explicarnos de primera mano su percepción del tema es el consultor de inglés en la UOC Adolfo Carbón, un gallego que actualmente vive en Nebraska (EE.UU.). Él piensa que "es altamente recomendable que todos los profesores de lenguas extranjeras hagan estancias de una duración significativa en un país donde se hable la lengua que tienen que enseñar". Aun así, a lo largo de su vida Adolfo se ha encontrado con "gente que con muchísimo esfuerzo y dedicación aprende una lengua extranjera con un grado muy notable de fluidez y que conoce bien la cultura del país, aunque no haya podido visitarlo nunca. Y esta persona puede ser una buena profesora de lengua extranjera".
Adolfo explica que "durante los estudios de Filología Inglesa sólo pude hacer cortas estancias, de una o dos semanas, en el Reino Unido; ¡no había dinero para más! Después empecé a trabajar de profesor de inglés y, aunque podía hacer el trabajo, quiero pensar que con un cierto grado de dignidad, quería mejorar el dominio de la lengua y sentirme más seguro. También tenía un interés personal por vivir en otro país". Así, Adolfo decidió participar en la convocatoria de profesores visitantes españoles en California, organizada por el Ministerio de Educación y Ciencia, y aceptó la oferta de trabajo. Su experiencia es valorada como "un punto y aparte tanto personal como profesional. Personalmente, me abrió los ojos y me ayudó a romper con muchos estereotipos... Descubrí que los norteamericanos son trescientos millones de personas y cada uno de ellos es y piensa de manera muy diferente. En el campo profesional aprendí no sólo inglés, sino también otras maneras de trabajar y enseñar, otras visiones de la profesión. También hay que decir que se me abrieron muchas puertas a nuevos proyectos y posibilidades que, sin mi experiencia en el extranjero, quizás no habrían llegado nunca". En cuanto a la calidad de la docencia de idiomas en Europa, Adolfo dice que la ve "bien. Hay mucha investigación en metodología de las lenguas extranjeras, los profesores de idiomas son un colectivo muy dinámico que se mantiene mucho al día en su profesión. Hay, además, una oferta amplia de materiales didácticos de calidad. Y las actuaciones del Consejo de Europa y de una manera muy significativa la publicación del Marco común europeo de referencia para las lenguas han significado un gran avance". Adolfo destaca otra idea para la reflexión: "En comparación con Estados Unidos, los europeos ven más la necesidad de aprender una lengua extranjera. El hecho de que la mayoría, si viajan algunos centenares de kilómetros, se encuentren con otra lengua les hace ser concientes de la necesidad de comunicarse en otros idiomas que no sean los suyos". Aun así, Adolfo concluye que "se tiene que continuar trabajando para mejorar la formación de los profesores, sobre todo facilitando estancias en el extranjero"
Líneas de trabajo del proyecto DROFoLTA
1. DISEÑAR UN CUESTIONARIO en línea, disponible en siete idiomas, dirigido a profesores de lenguas extranjeras de toda Europa, en el cual se les pregunta cómo ven la movilidad, si se sumarían a la iniciativa, qué les ha hecho marcharse a otro país, cuánto ha durado esta estancia, cuáles son los principales atractivos para ir a trabajar fuera, cuáles son los principales obstáculos... Se prevé llegar a 4.000 encuestas.
2. CREAR UNA RED DE CORRESPONSALES formada por profesores no universitarios que difundan el proyecto por medio de los ministerios de educación, de folletos... Y, de los treinta y un países implicados en este proyecto, se ha conseguido tener veintiocho corresponsales en países como Liechtenstein, Malta, Islandia...
3. DISEÑAR UNA PÁGINA WEB (www.uoc.edu/in3/mobility) disponible en siete lenguas. En este espacio se ha colgado el cuestionario (que ha tenido una participación de tres mil personas) y hay foros abiertos al público.
4. OBTENER INFORMACIÓN de los ministerios de Educación y otros organismos oficiales con relación a las normativas, las ayudas a la movilidad... Se trata de recoger datos sobre el estado de las lenguas en las escuelas.
5. ESTAR EN CONTACTO con el grupo de expertos lingüistas de la Comisión Europea.
6. CONSTITUIR CUATRO GRUPOS FOCALES (focus groups) formados
por profesores, padres, expertos, etc., de cuatro lugares diferentes, para averiguar cómo ven la situación. Estos países son Cataluña, Irlanda, Bulgaria y Letonia.
(Fuente: Revista "Món UOC”, abril 2006)
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