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¿Menos y mejores universitarios en España?

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Jesús Aristegui Yánez, Consultor y Director de Tecnoempleo (Valladolid)
El número de universitarios se ha reducido en un 10% en los últimos 7 años y actualmente no alcanzan el millón y medio, según apuntan datos del Instituto Nacional de Estadística.

Esto no tiene que ser una mala noticia. Si el número de alumnos había crecido en el periodo 1939 - 1999 en un 4.835%, y en 1968 / 1998 en 1.334%, esa reducción del 10% puede ser una higiénica "pérdida de peso”. La causa principal de este descenso es el fin del "baby-boom”, y sería interesante verificar la existencia de alguna otra causa en el descenso de alumnos: aparición de ofertas formativas alternativas de calidad, mayor rigor en los estudios y programas, el convencimiento de la poca utilidad de algunos títulos a la hora de acceder al empleo en un mercado saturado de este tipo de profesionales, etc.

La liberación de recursos que este descenso puede suponer en la Universidad -descenso, por otra parte, fácil de prever- me sugiere algunas medidas necesarias desde hace años, y que quizá no se pudieron abordar antes por la presión demográfica creciente.

- Aprovechar el descenso de la ratio alumnos/profesor, para incrementar el contacto entre los actores principales de la educación: más cercanía, más tutoría, más orientación en el trabajo, más interacción. Puede ser el momento de empezar a recuperar la figura del "maestro”, que recupere el terreno que el "dictador de apuntes” le ha quitado.

- La Empresa ha estado desatendida por la Universidad, o, al menos, mal atendida. Puede ser el momento de ofrecer a la Empresa profesionales mejor formados, con más capacidad para enfrentarse a los cambios que se producen en la Sociedad. Se ha insistido demasiado en los saberes instrumentales en perjuicio de la formación en valores tales como la capacidad crítica, la creatividad, la investigación, etc. Los conocimientos adquiridos por muchos universitarios experimentan la "obsolescencia tecnológica”, y el envejecimiento prematuro al verse sobrepasados por nuevas herramientas de trabajo. Muchos títulos y enseñanzas envejecen más rápido que las máquinas y los programas con los que tienen que trabajar esos profesionales. Puede ser el momento de incrementar la atención a una Empresa que requiere profesionales capaces de gestionar el cambio.

- Se han multiplicado las titulaciones y las especialidades. Puede ser el momento de ejercer un movimiento pendular de retorno que propicie la formación de profesionales generalistas e integradores, con visión holística de la realidad y del trabajo profesional.

- Posiblemente el problema no sea el número decreciente de universitarios, sino la cualificación con la que llegan a la Universidad, y que debe servir de soporte a las enseñanzas. Las cifras de universitarios actuales hablan de una sociedad que ha llegado prácticamente a la "escolarización hasta los 25 años”. Los resultados de esta presencia en las aulas de los ciudadanos hasta tan elevada edad, no son demasiado estimulantes: deficiencias en la comunicación escrita y hablada, dificultad para entender ideas abstractas y comprender un discurso complejo, ausencia de espíritu crítico y sustitución de esta falta por mensajes capaces de manipular y movilizar masivamente. En este contexto es difícilmente imaginable una Universidad capaz de formar en libertades y autonomía de la persona.

- Finalmente, una reflexión sobre el profesorado: la necesidad creciente de profesores para atender la demanda de enseñanzas, ha tenido, entre otras, la consecuencia de un profesorado masificado, nacido de forma endogámica y dedicado en demasía " a tiempo completo” a la Universidad. Este hecho ha alejado a muchos profesores de la Sociedad y de la Empresa. La Universidad ha sido en demasiadas ocasiones un "huerto cerrado”, alejado de la realidad. Puede ser el momento de recuperar el acercamiento y la comprensión de las necesidades comunes a estas realidades sociales.


Estas medidas y otras que se pueden sugerir por otros autores, pueden suponer la oportunidad de un cambio positivo en la Universidad para que vuelva a ser lo que durante siglos ha sido: una Institución fuerte, independiente y eficaz, capaz de responder a los cambios y necesidades de la Sociedad.
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