Hay sectores de actividad económica donde se pone en evidencia que un gran volumen de ingresos y de empleados no siempre conlleva sensibilidad por la gestión de calidad de los recursos humanos y la formación.Uno de ellos es la construcción. Otro sector, que nos atañe en este monográfico, es el de la Restauración. 33.000 millones de euros de facturación, 250.000 establecimientos dedicados a esta actividad y casi 900.000 personas empleadas no significan que exista una política estable y global de formación continua ni desde el sector, ni desde las instancias públicas. Lo mismo sirve para los 101.000 millones de euros, 300.000 establecimientos y 930.000 trabajadores de la hostelería.
El creciente gasto de las familias españolas en restauración y hostelería, más la potencia del turismo internacional generan problemas de falta de mano de obra que se resuelven a trancas y a barrancas con contratos eventuales durante la temporada alta (de junio a septiembre más vacaciones de Semana Santa y Navidad).
Los contratados son, en muchas ocasiones, población inmigrada y sin las mínimas competencias básicas o específicas (lengua, gastronomía, atención al cliente, etc.). En otras ocasiones son estudiantes que combinan sus estudios con un trabajo a tiempo parcial o de temporada para costearse la educación. Los que tienen contratos estables son gente que no acostumbra a reciclarse a través de la formación continua.
No hay tiempo, no hay actitud, no hay dinero, no hay estímulo.
Obviamente existen honrosas excepciones, no sólo entre los restauradores de elite, sino también en el planteamiento empresarial de promociones de jóvenes, de establecimientos consolidados y de toda la vida y de organizaciones dirigidas al sector escolar
Pero el sector es mucho más grande, más disperso y menos estimulante en el sentido que nos afecta (formación y carrera profesional) que los casos de éxito que, por fortuna destacan y podemos disfrutar.
Cafeterías, bares, catering y colectividades, hoteles y alojamientos, restaurantes de mediodía y de fin de semana: ¡Queda mucho por hacer!.
Enric Renau
Editor
