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La UNESCO constata la persistencia del analfabetismo en el siglo XXI

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770 millones de personas mayores de 15 años son analfabetos. De ellas, la mayoría son mujeres (64%), en zonas rurales y en países pobres. Las tres cuartas partes de adultos analfabetos viven en África subsahariana y Asia. El informe de seguimiento del programa Educación para Todos de la UNESCO recoge estos datos y denuncia que los Gobiernos escatiman la ayuda a la enseñanza en el mundo pobre. La enseñanza básica universal sólo será posible si los donantes duplican sus fondos.


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El País / Boletín "te.digital” de CCOO
Unos 770 millones de personas mayores de 15 años son analfabetos, y la Unesco denuncia que los Gobiernos escatiman la ayuda para acabar con esa situación, que es factor clave y un círculo vicioso en la perpetuación de la pobreza. El informe de seguimiento para 2006 del programa Educación para Todos de la UNESCO, titulado La alfabetización, un factor vital, revela que 23 países no podrán conseguir la enseñanza básica para todos ni siquiera en 2015, plazo de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a los que se comprometieron hace cinco años 189 países.

Si se mantienen las tendencias actuales, indica el informe, en 2015 únicamente sabrá leer y escribir el 86% de la población adulta del mundo, lo cual significará sólo un progreso del 5% respecto a hoy. El ritmo general de avance contra el analfabetismo, constata la Unesco, se ha ralentizado desde 1990.

Más fondos para la educación de la población adulta
El informe insiste en la necesidad de "intensificar de manera espectacular" el número de programas de alfabetización para jóvenes y adultos/as. Ahora la cooperación de los países desarrollados sólo dedica a la educación el 2,6% de la ayuda a los países pobres. Y sólo un 1% de ese porcentaje se destina específicamente a combatir el analfabetismo. Casi todos esos fondos se destinan a la infancia, con lo que las personas adultas analfabetas carecen de auténticas oportunidades de cambiar su futuro. Ante tal panorama, la Unesco cifra las necesidades para lograr la educación primaria universal y la equidad entre sexos en 7.000 millones de dólares (casi 6.000 millones de euros), lo que significa más del doble de lo acordado el pasado julio en la cumbre del G-8 (países más industrializados) celebrada en el Reino Unido.

En cuanto a la ayuda bilateral entre Estados, mientras en 1990 llegaba a 4.800 millones de euros, en 2003 fue sólo de 4.000 millones. Y el 60% va dedicado a la enseñanza superior y universitaria. La Unesco denuncia que todavía hay países que no consideran prioritaria la instrucción básica: por ejemplo, mientras Nueva Zelanda destina a ello un 36,7% de su ayuda educativa, Estados Unidos sólo emplea un 2,8%.

"La estrecha correlación que guarda la alfabetización de adultos con la mejora de la salud, el aumento de los ingresos, la mayor participación en la vida cívica y la educación de los niños debe constituir un estímulo poderoso para que Gobiernos y donantes den muestras de mayor dinamismo a la hora de abordar el déficit actualmente existente en materia de alfabetización", señala Koichiro Matsuura, director general de la Unesco.

Mujeres y niñas, peor paradas
Las tres cuartas partes de personas analfabetas adultas viven en África subsahariana y Asia. Los países con mayor porcentaje de adultos analfabetos son Níger (14,4%) y Burkina Faso (12,8%). El 64% de población adulta sin alfabetizar en el mundo son mujeres. La situación no ha cambiado desde 1990, cuando ese porcentaje era del 63%. Los países más atrasados en alfabetización femenina son actualmente Bangladesh (el 62% de mujeres no sabe leer ni escribir) y Pakistán (57%).

Al problema de la carencia de escolarización se añade el de la desigualdad entre ambos sexos. Según la Unesco, hay unos 100 millones de niños y niñas que no van a la escuela, y de ellos un 55% son niñas. Las chicas son a menudo obligadas a dejar los estudios para dedicarse a cuidar a los hermanos, hacer las tareas domésticas o esperar un matrimonio convenido.

Factores en contra de la escolarización
Otro factor clave a la hora de disuadir a las familias de escolarizar a sus hijos es que en la mayoría de los países se siguen cobrando tasas de escolaridad, y la gente pobre no está en condiciones de pagarlas. Incluso en el oeste de África subsiste aún en ciertas zonas la costumbre de que los niños lleven a clase su propio pupitre, adquirido o alquilado con grandes dificultades por la familia.

La educación primaria, según el informe, se ve obstaculizada ferozmente en los países menos desarrollados por la pandemia del sida, que diezma a las familias, la proliferación de conflictos armados y porque las tasas de fertilidad se mantienen demasiado altas.

Además subsiste el problema de la escasa calidad de la educación que reciben los países pobres. La Unesco considera que cada año tendría que haber un 20% más de maestros para que la proporción entre alumnos y docentes fuese de 40 a 1, lo cual podría significar la educación primaria universal para 2015.

Los sectores más afectados: zonas rurales e indígenas
Hay sectores especialmente afectados. Las zonas rurales tienen mucho más difícil el acceso a la alfabetización y a la educación que las urbanas, y esta fractura se produce incluso en países donde el analfabetismo está más extendido. Así, por ejemplo, en Pakistán es analfabeto el 44% de la población de las ciudades, en tanto el porcentaje en áreas rurales llega al 72%; en Etiopía, la ciudad cuenta con un 24% de personas analfabetas, mientras que un 83% de los campesinos lo padece. Lo mismo sucede en países con gran peso demográfico, como India, China o Egipto. Y el problema se agiganta si se analizan las poblaciones de pastores o nómadas: en Etiopía, sólo el 8% de las comunidades que se dedican al pastoreo sabe leer y escribir.

En 70 países hay pueblos indígenas (un total de entre 300 y 350 millones de personas), con casi 5.000 lenguas diferentes. Su acceso a la escolaridad es muy frágil. En Ecuador, por ejemplo, un 92% del país está alfabetizado, pero sólo un 72% de población indígena. Este déficit se percibe entre los pueblos gitanos del este de Europa. Y la situación de las mujeres en las comunidades indígenas es aún peor.

Otros excluidos son las personas discapacitadas, unos 600 millones (10% de la población mundial), especialmente las dos terceras partes que viven en países pobres. En África, más del 90% de niños y niñas discapacitados nunca va a clase. Incluso en naciones ricas como Canadá o Australia, más del 40% de niños y niñas discapacitados no pasa de la enseñanza primaria.

"Avances regulares"
Sin embargo, la Unesco resalta avances "regulares": entre 1970 y 2000 las tasas de alfabetización de personas adultas se doblaron en África subsahariana, Asia y Estados árabes. En la población de entre 15 y 24 años, la alfabetización pasó del 66% al 85%, aunque aún hay más de 130 millones de adolescentes y jóvenes que ni siquiera llegan a un nivel mínimo de lectura y escritura. Este progreso general se considera como confirmación de la "transformación social sin precedentes que se ha producido desde mediados del siglo XIX", cuando era analfabeta el 90% de la humanidad. "Las tasas de alfabetización de los adultos", constata la Unesco, "han progresado espectacularmente a pesar de que la población mundial se ha quintuplicado desde entonces, pasando de 1.200 millones a los 6.400 actuales". En el último medio siglo la escuela se ha convertido en algo cotidiano a lo ancho de todo el planeta.

Un instrumento visto como esperanzador por la Unesco es la Iniciativa de Financiación Acelerada (IFA), que surgió en 2002 para aunar esfuerzos de países desarrollados y en desarrollo. La idea es que "ningún país que se comprometa seriamente con la Educación para Todos se vea frustrado por falta de recursos para llegar a ese objetivo". Por tanto, todos los países pobres pueden acceder a la iniciativa, y de hecho ya funciona en 13. La IFA se basa en la mutua rendición de cuentas: los donantes deben aumentar la ayuda de forma previsible y concentrarla en un plan único de educación; los receptores tienen que elaborar programas educativos sólidos y demostrar los resultados mediante indicadores claros.

España en riesgo de no cumplir los objetivos en 2015
La Unesco colocó a España entre aquellos en riesgo de no cumplir sus objetivos de igualdad de género en educación secundaria en 2015, junto a naciones como Finlandia, Holanda o Dinamarca. En cambio, España destacó en el índice de escolarización primaria (puesto 16) y en la permanencia de los alumnos hasta el quinto curso (puesto 14). El estudio destaca que en los últimos diez años ha mejorado la formación de los 650.000 gitanos que viven en España, la mitad de los cuales son menores de 18 años.
España obtuvo el decimoquinto puesto en el índice de desarrollo educativo, por encima de naciones como el Reino Unido, Italia o Dinamarca, aunque superado por Francia, Corea del Sur o la triunfadora Barbados. Los elevados índices de analfabetismo adulto lastraron la clasificación final de España, que también ocupó una mediocre posición (46) en la igualdad educativa entre sexos, puesto que el 69% de los mayores de 15 años sin alfabetizar son mujeres.
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