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Una intervención a lo largo de la vida: la orientación profesional continua

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Adelaida Girón Morales y M. Àngels Portabella Nadal, Selección y Desarrollo de FUNDEMI IQS Universitat Ramon Llull
La práctica de la orientación académica y profesional ha ido evolucionando a lo largo de los años. Las técnicas utilizadas se han adaptado a las nuevas necesidades. La figura del orientador se ha consolidado como perfil imprescindible en los diferentes ámbitos sobre los que actúa. Pero además, los cambios constantes y la variabilidad del mercado laboral han obligado a prolongar en el tiempo su actuación.

Los expertos en orientación académica y profesional deben afrontar nuevos retos. Esta función inicialmente concebida como una actuación puntual, se ha transformado en un acompañamiento a lo largo de la vida y de presencia continuada. Su misión, colaborar con las personas para que gestionen su trayectoria profesional de forma eficaz.

La complejidad de los itinerarios académicos, la diversificación de alternativas para la incorporación a la vida laboral activa, la mejora de competencias, la cualificación, la recualificación o el desarrollo de planes de carrera son situaciones que requieren intervención de profesionales preparados para ayudar a establecer objetivos y prioridades.

Esta nueva concepción del orientador, asesor a lo largo de la vida, queda también reflejada en los nuevos modelos de formación y liderazgo empresarial, donde la figura del coach se encuentra prácticamente implantada.

El nuevo perfil, además de prolongar su actividad en el tiempo, también debe actuar con mayor diversidad de colectivos. Entre estas actuaciones, merecen atención especial las dirigidas a la inserción o reinserción de personas que han quedado temporalmente excluidas del engranaje ocupacional. Pero tampoco podemos olvidar los colectivos pendientes de integración laboral y social o aquéllos que ya poseen una situación social más o menos normalizada -sanidad, educación, vivienda- pero sobre los que queda pendiente la imprescindible incorporación a una vida laboral activa, profesionalizada y estable.

¿Pero cual va a ser el perfil del orientador que deba asumir todos estos retos? Será un profesional conocedor de diversas disciplinas -psicología, pedagogía, entorno económico, sociología-, que reúna las competencias clave, preparado para trabajar con nuevas tecnologías y programas informáticos, capaz de una actuación polivalente. En definitiva, nada que no se exija al resto de profesionales para permanecer en el mercado laboral actual.
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