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Formación on-line. Sí o no.
Artículo de opinión
Si ‘cada maestrillo tiene su librillo', cada pedagogo tiene una teoría y una definición diferente para cada uno de estos términos (y otros) a los que me refería antes.
No, no quiero entrar en el juego de discutir si la enseñanza formal o la enseñanza con los nuevos medios telemáticos aportan más o menos satisfacción a los usuarios (ni siquiera sé si es correcto llamarles así).
Es más, creo que por este camino llegaríamos a discusiones un tanto bizantinas, y, si se me apura, a callejones sin salida, espirales de sofismas; al cabo especulaciones que, otra vez, corresponde a debates de expertos y estudiosos.
Qué puedo aportar yo; algo tan sencillo y tan complicado como la tozudez de los datos, de los datos a los que tengo acceso, los de mi trabajo.
Un informe del Estudio General de Internet dice que uno de cada cuatro usuarios (más o menos) se declara insatisfecho de haber realizado algún curso on-line, es una forma de verlo. Si nos hubiera dicho el mismo informe que tres de cada cuatro estaban satisfechos (es decir lo mismo), seguro que la polémica andaría por otros barrios.
No sé si el tipo de formación o el tipo de curso que se compara es, de alguna manera, comparable; no sé siquiera si quienes preguntan y contestan al respecto de la cuestión de la formación on-line entienden o no lo mismo …
Así que vamos a los datos, a lo que uno conoce.
En Master-D, desde que empezamos a trabajar la formación con apoyo telemático, con nuestra plataforma, con nuestros servicios, con nuestra metodología, con nuestro sistema de trabajo (no quiero entrar en la discusión de si es on-line, e-learning, virtual…, ) hemos conseguido que un 27,63% más de nuestros alumnos finalicen su formación; hemos conseguido que el tiempo medio de dedicación a la formación de nuestros alumnos se haya reducido en un 18,31%; hemos conseguido que aumentaran los contactos entre el alumno y el tutor en más de un 74%
¿Es interesante? Desde nuestro punto de vista sí, mucho.
No querría achacar estos cambios sólo al hecho de una incorporación de las TIC en el proceso docente de manera más pensada, organizada… seguro que otros factores han incidido también en las cifras. En todo caso son elocuentes por sí mismos y, es evidente que ha supuesto un mayor grado de satisfacción para nuestros alumnos.
Pero ¿qué hay detrás de todo esto?
Yo creo que es precisamente ahí donde está la auténtica diferencia. Profesionales que piensan cuál es el mejor medio para cada tipo de contenido, la estructura más adecuada para cada uno de los objetivos que se pretende con las distintas actuaciones, una sistemática de trabajo controlada, una coordinación que nos permite un engranaje suficientemente fluido…
A mi juicio, el problema no es si formación on-line sí o no. A mi juicio, después de la experiencia en Master-D, el problema es que no todo vale ni en Internet ni para Internet. Que al final hay que dar un paso más allá de un simple cambio de un papel por una pantalla.
Ese medio permite auténtica interactividad, control, gestión… y el producto que se hace para este medio es un producto distinto del que se hace para papel. Este, creo, es el gap, el salto que va a seleccionar quiénes sí y quiénes no van a ser algo, van a aportar algo y, seguro que quien dé este salto, y lo dé bien, no tendrá mayores problemas con el grado de satisfacción de los usuarios.
Soy, somos, conscientes de que nos queda un largo trecho, que todavía hemos de aprender y equivocarnos mucho…, pero, como decía don Quijote: «amigo Sancho…, ladran, luego cabalgamos».
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