Estudiar a distancia no es nada nuevo, es una modalidad de formación que ha adquirido arraigo y prestigio. Sin embargo, la formación on-line no ha superado aún la fase inicial de introducción, ineludible en todo proyecto o producto. Podríamos decir que le falta algún tiempo para salir del despegue y poder lograr su asentamiento y que, por tanto, no ha transcurrido el tiempo suficiente como para que exista una masa crítica de alumnos que hayan obtenido una titulación académica válida mediante formación on-line, como para poder obtener datos fiables que permitan analizar la validez de los resultados académicos y en consecuencia, la satisfacción de los titulados.Por otro lado, la formación on-line tiene su razón de ser en un medio y un contexto, que aun siendo un entorno apasionante y de posibilidades ilimitadas, es a la vez anárquico y en algunos aspectos poco creíble. Y esto afecta, en forma de prejuicios y estereotipos, a la opinión que los usuarios puedan tener sobre la formación on-line dado el alto grado de credibilidad y fiabilidad que requiere el sosegado ámbito académico de la formación.
Nuestra experiencia nos confirma que el futuro alumno muestra un mayor grado de confianza en la formación on-line si su finalidad es obtener un título oficial, como es el caso de Formación Profesional Específica, ya que puede consultar previamente en los organismos oficiales que son responsables de expedir la titulación y de garantizar la calidad de la enseñanza. Ellos le confirman que el centro virtual cuenta con la acreditación necesaria para impartir esa formación. Pero aún así, esto sólo acaba de empezar. Como decíamos, no ha transcurrido tiempo suficiente como para valorar la metodología y los resultados académicos y la inserción laboral de los alumnos que lleguen a adquirir el título mediante la formación on-line.
Dicen las encuestas en Internet que casi uno de cada cuatro usuarios de formación on- line no está satisfecho con la formación recibida. Es un dato demasiado general como para emitir un juicio. Las causas pueden ser variadas pero apuntarlas sería sólo una hipótesis de trabajo para una futura investigación. Lo fundamental sería conocer el porqué, es decir, ¿por qué están insatisfechos? Por un mal servicio, por la poca usabilidad de las herramientas on-line, por los contenidos, o porque lo que le han certificado no les vale para nada. También es posible que, como en todos los ámbitos de la vida, exista algún engaño.
Por tanto creemos que será la formación on-line avalada por organismos oficiales y dentro de las enseñanzas regladas, la que preste las garantías necesarias a los futuros alumnos y esto también incluiría a la formación continua de los trabajadores. Es muy posible que la propia dinámica del proceso de maduración de esta modalidad de formación, haga emerger un organismo Certificador - oficial o privado- que regule la actividad de la formación on-line y que ofrezca al alumnado las garantías suficientes sobre la eficacia de la metodología didáctica aplicada a esta modalidad de formación.
En cuanto al resto, es decir, las universidades y centros virtuales que no expiden certificados o lo expiden sin validez académica, seguirán siendo, salvo honrosas acepciones que todos conocemos, lo que muchas otras cosas que se cuelgan en la red: un divertimento o un sucedáneo para quienes les gusta jugar sin esfuerzo.
