Con la normativa que se está generando:
- Pasamos de una situación de hecho a una situación de derecho: el segmento de los máster no estaba regulado; en la Universidad eran y son títulos propios; y los títulos de las Escuelas de negocios son reconocidos, o no, de hecho, por las empresas. Pero, por supuesto, lo serán de derecho los que cumplan la regulación.
- La regulación va a implicar tener que someterse a unas aprobaciones de programas y profesorado y unos controles de calidad, competencia que recae, de manera fundamental, en las Universidades, lo que va a significar más seguridad formal para el mercado; es de esperar que también signifique una mejor calidad real de los contenidos y, sobre todo, de los resultados de los máster, lo cual va a depender de que la regulación sea una mera burocracia fiscalizadora u obre, realmente, con criterios de adaptación anticipativa a las necesidades futuras del mercado.
- Con la normativa que se está gestando, un profesional podrá recorrer múltiples países en los que su acreditación profesional será, a efectos legales, reconocida automáticamente; beneficiará el intercambio y la adquisición de una experiencia internacional.
¿Cómo afectará a la oferta y demanda de máster la entrada en el EEES (Espacio Europeo de Educación Superior)?
Si leemos el Real Decreto 56/2005 de 21 de Enero, el mismo está hecho, de manera notable, a la medida de la Universidad española, pública o privada, que será quien tenga que realizar menos esfuerzo de adaptación, por cuanto buena parte de los requerimientos los cumplen, sobre todo, el esencial, que es ser centro oficial; eso estará al alcance de muy pocas Escuelas de Negocios; mi Escuela, IEDE, por su pertenencia al grupo educativo internacional Laureate del que forma parte en España la Universidad Europea de Madrid, está en mejores condiciones para, cumpliendo los requisitos que se nos marquen, poder proponer y desarrollar programas de validez oficial. En cualquier caso, todo tipo de centros hemos de tener en cuenta que se nos abren mercados, pero se nos abre también más la competencia. Es cierto que España, por razones de idioma, va a ser, ya lo es, la gran Escuela de postgrado a la que confluirán más y más alumnos latinoamericanos, muy atraídos por el modelo europeo: para ellos hoy es una diferencia competitiva, a la hora de la carrera profesional, el acreditar estar en posesión de un diploma europeo, mejor reconocido oficialmente.
La reducción en un año de los estudios de grado, que en general pasan a ser de 3 ó 4 años, se va a ver compensada con la permanencia de 1 ó 2 años para la realización del postgrado; eso sí, no con carácter obligatorio, aunque casi lo será, ya que quien no lo tenga estará, de partida, en inferioridad de condiciones a la hora de acceder al mercado de trabajo.
Se reducirá la oferta de máster oficiales desarrollados por Escuelas de Negocio; pero ello afectará esencialmente a los programas orientados a postgraduados sin experiencia o con poca experiencia. No creo que el carácter de oficial o no oficial de los títulos restrinja la demanda hacia las Escuelas de Negocio por parte de los profesionales con experiencia: hoy ya sucede que estos profesionales orientan su demanda hacia las Escuelas más que hacia las Universidades, que, en la concepción española, siguen siendo vistas como centros orientados a público joven, todavía no profesional. Ese va a ser el escollo fundamental que va a tener que afrontar la Universidad, sobre todo la pública: alcanzar un nuevo posicionamiento.
En cuanto a la oferta de postgrado por parte de Universidades, quizá se produzca una transformación del sinnúmero de cursos superiores, cursos de experto y maestrías o magíster, hoy conceptuados como título propio, en máster adaptados a los requerimientos del nuevo marco. En definitiva, en un marco no regulado, al ser las barreras de entrada menores, es más fácil, en un primer estadio, que prolifere la oferta indiferenciada; la regulación, por sí misma, va a introducir diferenciación y limitar, que no reducir, la oferta. No obstante, dependiendo de cómo quede el esquema de titulaciones de grado, hoy en proceso de reforma no exenta de polémica, van a ser más o menos necesarias las especialidades de postgrado: cuanto más troncales sean las carreras universitarias y, por tanto, menos número de ellas haya, más oferta especializada se requerirá; y viceversa.
Por parte de la demanda, además, se tendrán muy en cuenta las necesidades crecientes que va a imponer la movilidad geográfica. Como hemos dicho al comienzo, el acuerdo inicial de Bolonia fue suscrito por 29 países; eso significa, por una parte, que en, al menos, esos países habrá un modelo armonizado que, por otra parte, será aceptado e, incluso, exigido por las empresas de los mismos. Ello se traduce en una oportunidad para profesionales que quieran apoyar su desarrollo profesional en la movilidad internacional y que, por supuesto, cuenten con la titulación europea.
También por parte de la demanda, anticipo que el Doctorado va a incrementar su atractivo para profesionales cualificados que quieran compatibilizar la actividad empresarial con la docencia a tiempo parcial, bien en Universidades, bien en Escuelas de Negocio, ya que ambos tipos de instituciones van a requerir más de este perfil de profesionales, que conjuguen su condición de profesionales con experiencia con la de poseer el grado de Doctor.
¿Cómo se están preparando desde la actualidad los centros que ofrecen este tipo de estudios para converger con Europa?
No es fácil conocer cómo se están adaptando, por varias razones:
- En España, la normativa está solamente apuntada, por cuanto, de momento, solamente contamos con un Real Decreto, pendiente de desarrollo, que es en donde estará la clave.
- El sector registra grandes diferencias: una cosa son las Universidades, que probablemente piensan que ya reúnen los requisitos esenciales y, por tanto, su adaptación les será relativamente fácil; y, sobre todo, cuentan con la potestad de aprobar o no programas, aunque, por supuesto, sometidos a otras instancias. Otra cosa son las Escuelas de Negocio, sólo algunas vinculadas a Universidades: es un sector, ya se ha dicho, nada regulado, poco sindicado y poco dado a compartir sus actuaciones, que, en definitiva, suponen, dar pistas a la competencia.
- Por otro lado, sin conocer ni el desarrollo normativo ni el cuadro de títulos de grado que van a condicionar y enmarcar la oferta de postgrado, más allá de ensayar nuevos programas susceptibles de oficializar a futuro dentro de esa nueva normativa, casi sólo cabe buscar las alianzas, dentro de España o de Europa, que permitan salir con fuerza e internacionalidad en el momento oportuno.
Puede que desde este momento y, sobre todo, en los primeros años a partir de 2010, año de la plena entrada en vigor del EEES, la presión de hecho para que las Escuelas de Negocios obtengan algún tipo de certificación o acreditación internacional disminuya, ya que la diferencia se basará bastante en estar o no dentro del ámbito de los máster regulados. Y los criterios para la elaboración de los ranking de Escuelas habrán de supeditarse a los criterios de calidad que la normativa prescriba, con lo que es de suponer que acabará el mercadeo que con tales jerarquizaciones se está haciendo.
De todo lo dicho, hay que excluir, probablemente buena parte de la oferta de programas executive, que estarán menos condicionados por la exigencia de hacerse oficiales, ya que el profesional executive seguirá rigiéndose por los mismos criterios de la actualidad, en los que, como ya se ha mencionado, la oficialidad de un programa no es ninguna diferencia. Lo que sí es cierto, probablemente, es que el hecho de que un centro tenga programas de postgrado sujetos a la normativa europea va a inclinar la decisión del profesional directivo por ese centro, por dos razones:
- Porque supondrá, y supondrá bien, que si un centro ha tenido que superar filtros en todo su planteamiento docente, eso va a afectar positivamente también al programa executive al que opta.
- Porque salir con un diploma acreditado es un plus, tanto en el caso del directivo que quiera seguir la senda del Doctorado, como en el de quien pretenda hacer carrera internacional, que podrá documentar mejor su cualificación. No obstante, habrá alguna Escuela que quizá opte transgresoramente por un planteamiento más outsider, desmarcándose del corsé normativo y buscando la ventaja competitiva en otras diferenciaciones, que las hay: pocos programas, profesorado especializado en desarrollo de directivos, programas exclusivamente orientados a directivos, sea en versión abierta o en versión in company, casos y ejercicios muy elaborados, estructura de espacios académicos muy ad hoc, servicios relacionados con la carrera profesional internacional, formación permanente, número muy bajo de alumnos por aula. En definitiva, Escuelas que quieran diferenciarse por la exclusividad y especialización de sus programas, como ya existe alguna en Europa.