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Los máster en el Espacio Europeo de Educación Superior

Artículo de opinión


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Ignacio Bellón González, Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Director del Departamento de Dirección de Empresas de ESIC-Valencia (Escuela Superior de Gestión Comercial y Marketing)
Tal y como resumí en un artículo precedente las bases del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) fueron establecidas en la reunión que tuvo lugar en Bolonia en 1999, y en la que 40 estados europeos (a excepción de Ucrania, Bielorrusia y Moldavia) consensuaron una Declaración en la que se concretaban los dos objetivos estratégicos principales de este proyecto: el incremento del empleo en la Unión Europea y la conversión del Sistema Europeo de Formación Superior en un polo de atracción para estudiantes y profesores de otras partes del mundo. Asimismo se estableció el plazo para la puesta en marcha del EEES: 2010.

Hasta ahora la última reunión fue el pasado mes de mayo en Bergen, donde las comisiones interuniversitarias de los diferentes países hicieron las propuestas de titulaciones para incluir en el EEES. A estas alturas de todos es sabida la polémica que la propuesta realizada por la delegación española ha suscitado en la comunidad universitaria: humanidades, filologías, ingenierías técnicas… pero el propósito de estas líneas no es ahondar en ella sino analizar parte de la estructura de los estudios superiores. Concretamente, reflexionaremos sobre los cambios que se pueden prever en los estudios de postgrado.

El proyecto del EEES establece que los estudios superiores se dividirán en dos ciclos denominados, respectivamente, enseñanzas de grado y postgrado. Cada uno de estos ciclos está ya regulado en sendos reales decretos: RD 55/2005 y RD 56/2005, ambos de 21 de enero, que desarrollan el Documento Marco elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en marzo de 2003. El primero de ellos establece que el ciclo de grado sustituirá a las actuales diplomaturas y licenciaturas. Asimismo, durará entre tres y cuatro cursos, esto es, 180 ó 240 créditos, excepto las titulaciones que tengan una directiva europea, como Medicina o Arquitectura en cuyo caso la duración podrá ser superior.

En lo referente al ciclo de postgrado, éste se dirigirá a la especialización del alumno y se compondrá de dos niveles: segundo y tercer ciclo. El citado Documento Marco explica que se considera más conveniente que la estructura de Máster-Doctorado tenga un carácter secuencial. Por esta razón el segundo ciclo, que tendrá una extensión de entre 60 y 120 créditos y otorgará el título oficial de Máster, se dedicará a la formación avanzada de cara a una especialización, ya sea académica o profesional, o bien a la iniciación en tareas y técnicas investigadoras.

En un principio, sólo los máster impartidos en la universidad, que hayan superado un control de calidad, tendrán el calificativo de oficial. En este punto será especialmente crucial la negociación que lleven a cabo las actuales entidades que velan por esta calidad en los máster privados o propios, como veremos más adelante.

La segunda finalidad del Máster oficial se orienta a aquellos que deseen continuar sus estudios en el tercer ciclo: el Doctorado, al cual se podrá acceder habiendo cursado previamente 300 créditos ECTS (European Credit Transfer System) oficiales, independientemente de estar en posesión del título de Máster. Estos estudios se orientan a la formación avanzada del doctorando en las técnicas de investigación.

Una vez repasada brevemente la estructura de los estudios superiores veamos la situación actual y los cambios previsibles.

En la actualidad las universidades ofertan estudios de postgrado pero estos tienen carácter propio (no oficial) que es similar al carácter privado de cualquier entidad privada. De hecho, España es uno de los pocos países desarrollados en los que los máster no tienen carácter oficial. La nueva estructura de postgrado que se avecina vendrá a poner orden en este tipo de enseñanzas que se imparten en las universidades. Pero la opinión generalizada es que va a afectar a las entidades privadas que actualmente los ofertan.

Como hemos visto, los estudios de máster oficial tienen dos partes bien definidas; por un lado formación académica avanzada y, por otro, la orientación hacia el doctorado o bien hacia la especialización profesional. Esto implica que las enseñanzas que se imparten en ellos seguramente no serán muy similares a las de máster privados por mor de la parte dedicada a la formación académica avanzada.

Asimismo, la vicerrectora de estudios de la Universidad Autónoma de Madrid ha señalado acertadamente que la integración de los máster en el catalogo oficial supone que estos estudios estarán sometidos al régimen de precios públicos y que el profesorado que los imparta no recibirá una remuneración específica, ya que el Postgrado formará parte de su dedicación docente. Por lo tanto, aunque el artículo 9.3 del RD 56/2005, de 21 de enero disponga que las universidades podrán establecer colaboraciones con profesionales e investigadores y acuerdos con organismos públicos y privados, es de esperar que la supervisión de estas colaboraciones por parte de profesores universitarios encargados de los programas introduzca un elemento académico permanente. Si bien para los programas orientados al doctorado ello no genera problema alguno, para los orientados a la especialización profesional supone un pequeño lastre a los ojos de la demanda.

Los demandantes de programas máster buscan calidad y practicidad ante todo. El carácter oficial o privado sería relevante sólo si para acceder a puestos públicos se exige esta titulación, lo cual está por ver. En cualquier caso, aunque el EEES busque la homogeneidad para fomentar la competencia y calidad entre las universidades de los estados afectados, no es menos cierto que las entidades privadas especialistas en programas máster ya se rigen por los criterios de calidad: la que exige el libre mercado; y las empresas valoran la profesionalidad que adquieren los alumnos de estos programas. Por tanto, dudo de que la "titulitis oficial” endémica de España afecte significativamente a estas enseñanzas.

La opinión generalizada es que estas entidades privadas, en su mayoría escuelas de negocios, probablemente vean mermada su demanda potencial. Pero ello afectará a las más pequeñas y de menor calidad, como ocurre en cualquier situación competitiva, sólo que en este caso la competencia es de entidades públicas. Con todo, no debe verse como una amenaza para las escuelas de negocios puesto que es precisamente la legislación española, que no otorga oficialidad a los máster, la que posibilitó el negocio de los máster. El EEES era algo que tarde o temprano tenía que suceder.

En cualquier caso el efecto sobre el mercado potencial de alumnos de máster dependerá de cómo concreten las universidades su oferta de segundo ciclo, merced a acuerdos con profesionales o entidades privadas. Si lograsen una formación similar a la ofrecida actualmente por las escuelas de negocios, cosa que resulta complicada por lo comentado más arriba, la competencia oficial obligaría a estas entidades a ser más complementarias y especializadas, o incluso a centrarse en la Executive Education, o bien a transformarse en centros adscritos a las universidades para dar carácter oficial a su formación. A pesar de que esta última posibilidad aún no está explícitamente contemplada en la legislación española, las escuelas pueden presionar y negociar la existencia de este estatus, de forma que de peligro se transformaría en una oportunidad para las escuelas con mayores dificultades. Todo ello a cambio de ceder parte de su independencia, claro.

El escenario que me parece más probable es aquél en el que la formación y el profesorado sean sensiblemente más académicos que la oferta de las escuelas de negocios. En tal caso el atractivo de estas últimas no debería decaer significativamente. Frente a los tintes académicos de toda enseñanza en la universidad, las escuelas de negocios acreditadas se centran en profesionales de prestigio dentro de su sector y ámbito laboral, los cuales aportan su experiencia diaria. Por el contrario la reducción en la duración del primer ciclo (grado) obligaría a las universidades a reciclar parte de su profesorado para el segundo ciclo. Consecuentemente, a pesar de las diferentes modalidades de contratación previstas actualmente por la LOU (Ley Orgánica de Universidades), las exigencias más homogéneas en currículum de los profesores debidas al EEES dificultará una profesionalidad de los máster oficiales comparable a los actuales.

Por estas razones las posibilidades de colaboración entre escuelas de negocios y universidades debe ser visto como una alternativa estratégica a explorar por las asociaciones de escuelas de negocios. De hecho, las escuelas de negocios creadas por las universidades, pasarían automáticamente a ser centros oficiales, lo cual no implica que en otras universidades públicas y privadas se pudiera constituir un centro de similares características en cuanto a calidad y prestigio. En cualquier caso, dado que la nueva situación forzará a una criba en estas entidades, las escuelas de negocios deberán retocar su oferta y diferenciarla de la oficial si quieren mantenerse independientes.

Por tanto el aspecto crucial para las entidades privadas de formación de postgrado es la calidad. Ello nos lleva a tener en cuenta la forma de dar certificación de calidad a los estudios de postgrado. El documento marco sobre la integración del sistema universitario español en el EEES menciona sólo a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) como organismo que evalúe los programas propuestos por las universidades. Por el contrario, en el caso de las escuelas de negocios, la única entidad que en la actualidad observa la calidad de una formación de postgrado es la Asociación Española de representantes de Escuelas de Dirección de Empresas (AEEDE) que es, a su vez, miembro de pleno derecho de la Fundación Europea para el Desarrollo de la Gestión (EFMD). Creo poder afirmar sin temor a equivocarme que la composición y funcionamiento de cada entidad, ANECA y AEEDE, son sensiblemente diferentes.

Este organismo incluye a una entidad de especial relevancia. Esta entidad es EQUAL (European Quality) y engloba, por un lado, a la asociación internacional de agencias de evaluación y acreditación de la calidad en el campo de la formación europea en administración y, por otro, asociaciones nacionales y regionales de universidades, escuelas de negocios y profesionales graduados en administración de empresas. Dado que en la mayoría de los países europeos los máster pueden ser oficiales se sigue que las asociaciones miembros de EQUAL acreditan máster oficiales. Por consiguiente una vez aparezcan en España tales máster el papel de AEEDE debería poder equipararse a otros miembros de EQUAL. La clave para el futuro está en si se podrían coordinar los servicios de AEEDE con los correspondientes de las universidades, especialmente las públicas, y de ANECA.

Todo dependerá del posicionamiento inicial de estas entidades y del proceso de negociación que se estableciera entre las mismas. La primera posibilidad, por tanto, sería la coordinación con las instancias oficiales para aportar su experiencia (siempre que estas instancias lo acepten). En este sentido AEEDE está insistiendo en que los acuerdos de Bolonia no mencionan la adquisición de habilidades directivas en los máster oficiales. De ello se infiere el probable carácter más academicista de estos nuevos máster, como ya he adelantado, y que todavía hay cuestiones importantes por concretar y negociar dentro de la formación superior. De esta observación se deduce la segunda posibilidad, también mencionada previamente en este artículo: que las escuelas de negocios se centren en una oferta complementaria a la oficial, tanto en programas como, muy especialmente, en el contenido y carácter de los mismos, aunque sean nominalmente iguales a los oficiales.

Por último quisiera comentar que siempre existe el riesgo de que las universidades quieran hacerse con el sector de programas máster, ya sea desplazando a las entidades privadas que ofertan esta formación o absorbiéndolas. Sin embargo, aún hay tiempo para ver y reaccionar frente a los cambios que van a tener lugar y no debemos olvidar nunca que los máster actuales tienen éxito porque el mercado los elige, tanto si son impartidos por centros privados como por universidades públicas. Si bien la oficialidad haría bajar los precios actuales de los máster de las universidades públicas, al estar también subvencionados, la calidad seguirá siendo el criterio más importante para los clientes potenciales de esta formación y para los futuros empleadores de estos clientes.
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