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El acoso escolar: bullyng

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Juan Antonio Planas Domingo, Presidente de la Confederación de las Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE)
El suicidio de dos adolescentes acaecido recientemente en España ha hecho que la sociedad en general y la administración educativa en particular tome conciencia de los graves problemas de convivencia que hay en algunos centros educativos españoles.

En general, se piensa que el acoso escolar se refiere exclusivamente a algo físico y externo: tal como peleas y agresiones. Sin embargo, hay multitud de actitudes de acoso verbal y psicológico que tienen los mismos efectos demoledores: insultos, vejaciones, infundios, críticas, motes, aislamientos, murmuraciones, chistes, robos de material, etc.

De igual manera hay que tener en cuenta que existe acoso escolar entre los propios alumnos, pero también ocurre hacia los profesores o incluso hacia los padres. Tan peligroso es minimizar este problema como exagerarlo y generalizarlo.

Según la macroencuesta sobre la convivencia en los centros escolares realizada en todo el Estado por el Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA) en 2003 entre 11.034 alumnos de 12 a 16 años y a 7266 familias, se pueden entresacar conclusiones muy interesantes:

  • El 83% de los padres se encuentran satisfechos con el clima de convivencia de los centros.

  • El 76% de los alumnos están satisfechos con la convivencia en sus respectivos centros.

  • El 12% de los estudiantes saben de agresiones físicas entre compañeros.

  • El 2% de los alumnos reconocen agresiones a profesores.

  • Sólo un 25% de los padres piensa que ha aumentado la conflictividad últimamente.

  • Hay un 12,5% de familias que cambiaría a sus hijos de centro educativo.


  • En general, este fenómeno del acoso escolar se da entre varias personas hacia una sola. Suele ocurrir que los acosadores son personas con autoestima baja que carecen de estrategias asertivas para resolver conflictos y que a su vez han recibido o están recibiendo una gran agresividad en la familia o en el entorno en que viven. Es frecuente que estas personas sufren fracaso escolar y el acoso se convierte en un mecanismo de defensa para que no se pongan de manifiesto las propias debilidades.

    Veamos por ejemplo la perspectiva del profesorado según el informe realizado por el Sindicato Nacional de Profesorado de España (ANPE) realizado en Madrid a 2000 profesionales en el año 2003, que pone de manifiesto una situación muy negativa:

  • Sólo el 13,4% de los docentes encuestados da sus clases con normalidad.

  • El 63,4% afirma encontrar a veces dificultades para impartir sus clases con normalidad.

  • El 23,4% del total manifiesta que encuentra problemas frecuentemente.

  • Un 20,2% de los profesionales se siente desprotegido.

  • El 81,7% reconoce no haber recibido formación específica sobre la resolución de conflictos.

  • Un 85% de los encuestados reconoce la existencia de situaciones de violencia en los centros escolares.

  • Un 40,6% considera que existen agresiones de tipo verbal.

  • Un 31,2% estima que existen agresiones psicológicas.

  • Un 21,7% piensa que hay agresiones físicas.


  • Como se pone de manifiesto en el Programa Valor (Programa educativo de actitudes y valores socioafectivos para prevenir comportamientos violentos) elaborado por la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía la violencia física, la violencia verbal (motes, insultos, amenazas, etc.) y la violencia psicológica (chantajes, rumores, aislamientos, rechazos, etc.) en edades infantiles puede ser un claro detonante de futuros comportamientos agresivos en la adolescencia o madurez.

    Desde los Servicios de Orientación se observan cada vez con más frecuencia conductas disruptivas de los alumnos derivadas de la escasa tolerancia a la frustración, de la necesidad de recompensas inmediatas, de la dificultad para mantener la atención y la dificultad para acatar normas. De ahí a conductas de acoso hay sólo un paso.

    Toda la Comunidad Educativa está de acuerdo en que es necesario mejorar el clima de convivencia en el aula para prevenir posibles casos de acoso o bullyng. Hace falta más autoridad del profesorado. Los alumnos más desmotivados o con problemas conductuales no deben interferir en los demás.

    Desde la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España COPOE, recomendamos una serie de protocolos para prevenir e intervenir en las situaciones de maltrato entre compañeros. En primer lugar habría que vigilar con más atención los momentos más "críticos” tal como las entradas y salidas, recreos, comedor, autobús, baños, vestuarios, etc. Convendría estar más atento a cualquier indicio de que se está aislando a cualquier alumno. Habría que trabajar mucho más la educación emocional desde la educación infantil hasta el final de la escolarización dentro de la tutoría y de igual manera habría que incentivar la formación psicopedagógica del profesorado tanto inicial como permanentemente.

    En el momento en que se produzca cualquier situación de maltrato hay que actuar con rapidez y contundencia, siguiendo un plan prefijado que involucre a toda la comunidad educativa, incluidas las familias y otros agentes externos como trabajadores sociales, psicólogos, etc.

    Es necesario diseñar actividades dirigidas a la víctima, a los agresores, a los espectadores, con el grupo, con las familias y con la comunidad educativa.

    Lo importante es tomar medidas preventivas anticipándose al problema; y una vez agotadas estas medidas habrá que aplicar el reglamento de régimen interno de sanciones. Eso sí, es preciso que estas sanciones sean educativas. A una acción agresiva hay que enseñar respuestas asertivas o educadas, ya que hay casos en que no conocen otro modelo. Lo que no se puede es pasar por alto cualquier acción agresiva aunque sea de tipo verbal o psicológica, porque casi siempre derivan en situaciones mucho peores.
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