La descentralización y traspaso de competencias de educación a las comunidades autónomas y la distinta capacidad presupuestaria de los gobiernos autonómicos ha permitido que haya varios modelos de financiación de los libros de texto en España.Desde el caso de Castilla-La Mancha, donde los libros de texto de Primaria y Secundaria son totalmente gratuitos desde el curso 2000-01, hasta el caso de Catalunya, Illes Balears, País Vasco, Comunidad Valenciana, Cantabria y Castilla-León donde las familias pagan todo el coste de los libros de texto, encontramos multiplicidad de alternativas, como la financiación parcial o ayudas puntuales a los casos necesitados.
Parece que la reutilización de los libros de texto y el material didáctico complementario es el modelo que tiene más sentido, ante el sistema actual (págatelo todo) o el modelo francés (te lo pago todo), porque permite un consumo más racional de los libros y materiales de texto, un uso de los recursos más sostenible desde el punto de vista ambiental y porqué permite transmitir a los alumnos valores como la responsabilidad ante los libros, la cooperación y el saber compartir las cosas. Otra cosa es si seremos capaces de hacerlo bien entre todos.
Además, el sistema de préstamo de libros y material complementario de distintas áreas, materias y asignaturas para centros públicos y privados concertados, con la participación de las AMPAS (Asociaciones de Madres y Padres), puede permitir un ahorro de hasta un 85% de los gastos escolares de las familias, al menos en Catalunya, donde dispongo de datos.
Los centros son los que reciben una ayuda por compra de los libros y materiales, después de manifestar cada Consejo Escolar su interés en participar durante un mínimo de tres años en Primaria y cuatro años en Secundaria en el programa de reutilización de libros. Las familias, asimismo, deben comprometerse al buen uso de los libros y a restituirlos financiándolos de nuevo si se hace un uso inadecuado que no permita reutilizarlos.
El problema, sin embargo, será el impacto que tenga sobre el sector editorial y las librerías. Si parte del ahorro de las familias puede dedicarse a la compra de materiales complementarios como los atlas, diccionarios e enciclopedias, los efectos de esta política de reutilización no se notarán tanto, pero está claro que las cosas van a cambiar.
Por otro lado, sorprende el poco énfasis que se pone en los libros y contenidos electrónicos, como fórmula de ahorro de costes y de actualización de las materias. Como sistema natural de introducción a nuestros hijos e hijas a la sociedad del conocimiento y de la información. Parece mentira ver como las TIC sólo son consideradas en las grandes declaraciones políticas, pero cuando se trata de tomar medidas concretas, desaparecen de las ayudas y propuestas institucionales.
Enric Renau
Editor
