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Oportunidades y limitaciones del anteproyecto de la LOE para garantizar el éxito de la educación para todos y entre todos

Artículo de opinión


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Consuelo Vélaz de Medrano Ureta, Profesora Titular de Orientación e intervención Psicopedagógica - Facultad de Educación (UNED)
¿Qué cambios y qué oportunidades puede suponer la Ley Orgánica de Educación (LOE) en la definición y organización del sistema de acceso a la universidad?

En general considero adecuado el sistema de acceso a la Universidad propuesto por la LOE. Sin embargo creo que un Bachillerato de tres cursos de duración, de 15 a 18 años, permitirían una mejor organización de la etapa, y que se prepararan mejor en el último curso aquellos contenidos de distintas carreras universitarias o Ciclos Formativos de Grado Superior. La elección de unas u otras modalidades de Bachillerato no debe condicionar el acceso a los distintos tipos de estudios universitarios, siendo la Prueba de Acceso a la Universidad la que debe condicionarlo, en función de las materias de las que cada alumno se examine. Para ello, las diferentes Facultades y Escuelas universitarias establecerían la materia o materias de las que es imprescindible que se examine el alumno para poder acceder.

Por otra parte, me parece muy adecuada la propuesta de la LOE de que exista una prueba única homologada para acceder a la Universidad. Y con el fin de que la modalidad de Bachillerato elegida no condicione la posibilidad de acceder a los distintos estudios universitarios, la prueba debería versar sobre dos grandes bloques:

· Las materias comunes del último curso de Bachillerato.
· Un conjunto de materias, impartidas en el último curso de Bachillerato, entre las que se encontrarían las materias establecidas por cada Facultad o Escuela como contenido imprescindible para el acceso.

¿Qué aportaciones o sugerencias añadiría usted al debate del anteproyecto?

Siendo muy consciente de lo que puede y no puede contemplarse en una ley básica, considero que el conjunto de medidas que ésta plantea permiten y favorecen que cada centro, en el marco de sus responsabilidades, articule una respuesta educativa especifica y de calidad para sus alumnos, enmarcada en un plan integral de atención a la diversidad en el centro. Esto me parece una gran idea de la reforma. También se establecen otras medidas que suponen un avance importante con respecto a la normativa anterior: se ha vuelto decididamente la mirada hacia Infantil y Primaria como etapas de enorme importancia compensadora y preventiva; se ha suavizado la transición entre Primaria y Secundaria, que supone un momento tan critico para los preadolescentes y, en general, se articulan distintas medidas para personalizar mas la educación (menos profesores por grupo y menos materias al comienzo de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria), mas horas de tutoría, programas de refuerzo, recuperación de los Programas de Diversificación Curricular, creación de los Programas de Cualificación Inicial, etc.), así como el aumento en la autonomía de los centros para hacerla efectiva.

Realizando un análisis por etapas y temas, destacaríamos lo siguiente:

En Educación Infantil se mantiene el carácter educativo de la etapa, pero deben darse pasos más decididos para extender la escolarización de los niños de 0 a 3 años, para la reducción progresiva de las ratios en toda la etapa, incrementar el apoyo y dotación de los equipos multidisciplinares de zona, y para extender las ayudas para transporte, comedor y material escolar a esta etapa educativa pese a no ser obligatoria.

Con respecto a Educación Primaria, creemos que mantener la medida de una repetición para los alumnos que no superen los objetivos de la etapa es insuficiente si se hace más de lo mismo. Eso debe suponer un curso complementario específicamente dirigido al dominio de los aprendizajes instrumentales básicos (lectura, escritura, cálculo) y a la adquisición de las destrezas y habilidades básicas de trabajo y convivencia. Asimismo, las medidas previstas en la LOE dirigidas a potenciar la coordinación pedagógica de los equipos docentes de Primaria y de ESO, deberían ser más concretas, creándose comisiones de coordinación formadas por representantes de los tutores de ambos centros.

En relación con la ESO, además de lo ya señalado con respecto a medidas ordinarias y extraordinarias de atención a la diversidad, es una buena noticia la recuperación de los Programas de Diversificación Curricular, y la posibilidad de acceder a ellos desde la finalización de 2º de ESO, aunque no compartimos la necesidad de haber repetido curso previamente. También son una aportación valiosa los nuevos Programas de Cualificación Profesional Inicial para alumnos de 16 a 21 años sin título de ESO, pero deben ser reforzados con una titulación verdaderamente reconocida por el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio de Trabajo para la inserción sociolaboral, deben dotarse de un currículo suficiente y adecuado (contemplando el desarrollo de los distintos tipos de saberes y competencias que se han demostrado eficaces para la inclusión social) e instar a que las Administraciones garanticen los mecanismos para que haya una oferta suficiente y gratuita para los alumnos, desde una tipología variada de centros educativos (de Secundaria, Adultos) e instituciones (Ayuntamientos y asociaciones sin ánimo de lucro). El régimen de conciertos podría extenderse a esta oferta postobligatoria y aplicarse a las entidades sin ánimo de lucro que demuestren compromiso y experiencia en la educación e inserción de este alumnado en desventaja, con el fin de facilitar la suficiencia, la continuidad y la calidad de estos programas.

Con respecto a los alumnos con necesidades educativas especiales, pese a que el proceso de integración en Educación Infantil y Primaria ha avanzado notablemente en los últimos años, consideramos que es aún muy insuficiente en Educación Secundaria -no bastan las adaptaciones curriculares significativas- y que no hay vías de continuidad formativa que orienten a estos alumnos hacia un itinerario de formación sociolaboral verdaderamente inclusivo para sus hijos.

Algunos comentarios con respecto a la reforma del currículo. Para muchos niños y jóvenes el currículo derivado de la LOCE (Ley Orgánica de Calidad de la Educación) es una barrera insalvable pero, además, muchos estamos persuadidos de que para todos los alumnos es un currículo inadecuado. Señalaremos dos cosas. En primer lugar la necesidad imperiosa de acometer la reforma curricular. El currículo derivado de la LOCE era desproporcionado en cantidad de contenido y carecía de coherencia interna, apreciándose ausencias significativas -especialmente en el ámbito de las actitudes y los valores- e innecesarias reiteraciones. Pero, fundamentalmente, no se ajustaba a lo que los organismos que velan por la calidad y equidad de la educación de los ciudadanos (UNESCO, OCDE, Comisión Europea, entre otros) consideran "saberes y competencias básicas” para vivir, convivir, comprender, aprender e incorporarse satisfactoriamente a la vida activa en un mundo complejo y cambiante. En segundo lugar, creo que sería adecuado crear un organismo estatal especializado e independiente para diseñar ese nuevo currículo que necesitamos, y para mantenerlo actualizado sin esperar a grandes reformas legales. Tan solo expresaré algunas preocupaciones al respecto. El currículo actual debe ser reformado en poco tiempo (antes de 2007), aunque luego se actualice, pues lo urgente e importante es realizar un planteamiento funcional de esos saberes y competencias básicas. Además, si el currículo de la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo) se inspiró fundamentalmente en los principios de la psicología del aprendizaje centrados en enseñar a aprender, creo que para el futuro necesitamos un currículo basado también en consideraciones sociológicas y pedagógicas que conecten las enseñanzas en mayor medida con el saber convivir y con el saber hacer. Por último, considero que el currículo no debe cerrarse por cursos en la normativa, sino por ciclos (desde luego en Primaria), si no queremos eliminar por decreto el trabajo en equipo del profesorado, que es una práctica imprescindible para conseguir una educación de calidad con equidad.

Asimismo, es importante ampliar y renovar la red de centros públicos, dotándolos de los espacios y los medios necesarios para responder a las nuevas demandas (comedores, espacios amplios para instalar aulas de trabajo cooperativo e informatizadas, aulas pequeñas para desdobles, espacios para tutorías, servicio de documentación, etc.). Y, también, lograr que todos los centros públicos y concertados tengan iguales derechos e iguales obligaciones. Merece una valoración positiva en la LOE el refuerzo de las condiciones de igualdad y equilibrio en la admisión de alumnos en los centros públicos y concertados, aunque sin duda debería incluirse expresamente la no discriminación por razón de género. Esta es una ausencia -también de la LOGSE y de la LOCE- que no puede mantenerse por más tiempo.

Por último, insistiendo en nuestra valoración positiva de la LOE en términos generales, creemos que sigue siendo una ley básica de escolarización, pero aún no supone el salto necesario hacia una ley integral de educación que trate a las escuelas como comunidades de aprendizaje en las que haya más permeabilidad para la colaboración estrecha entre personas e instituciones del entorno, para poder acometer verdaderamente "entre todos” la compleja tarea de educar.
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