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Cada año, miles de estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes, intentan combinar la experiencia de vivir durante unas semanas o unos meses en un país distinto, con el aprendizaje o el perfeccionamiento de un idioma
Artículo de opinión
Básicamente, hay dos grandes tipos de demanda de cursos en el extranjero:
· Cursos de corta duración, generalmente aprovechando las vacaciones.
· Cursos de larga duración, estructurados como Año académico, Cursos de post-grado o Másters.
Campamento, residencia, colegio, familia, universidad... Existe un programa adecuado para cada estudiante y es fundamental tener en cuenta:
· La edad. No es conveniente quemar etapas. El objetivo es que la experiencia sea al mismo tiempo provechosa y gratificante.
· El nivel de conocimiento del idioma. Un alumno sin una buena base gramatical podría perder el tiempo, académicamente hablando, en un programa basado exclusivamente en la práctica oral, muy recomendable, por el contrario, para un estudiante que ya haya adquirido las estructuras básicas del idioma elegido.
· La personalidad y experiencia previa serán determinantes en el momento de decidirse por un programa residencial o de integración en familia.
· Las necesidades lingüísticas del estudiante son decisivas para decantarse por un curso únicamente de idioma o participar en un curso específico aplicado a un entorno profesional concreto.
· El objetivo del curso en el extranjero. El estudiante ha de tener conocimiento del programa al que se inscribe, dónde va y qué va a encontrar en su lugar de destino, a fin de evitar sorpresas.
De una buena preparación y de la decisión correcta que se tome en cada caso, depende el conseguir que el estudiante no vaya únicamente a aprender un idioma sino a vivir una experiencia pedagógica integral, mezcla de conocimiento y experiencia.
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